Con Pedro Sánchez: más continuidad que cambio

El PSOE pone el guiño a la izquierda, pero no gira… Hay más promesas que hechos. Se percibe un sereno alivio por la caída de M.Rajoy y el PP, ambos siguen rodando escaleras abajo. Su socio, Ciudadanos, también tropezó y se tiene que agarrar de la barandilla. No es para menos, fueron los protagonistas de años de injusticia, corrupción y ajuste.
Con su presidente en la Moncloa, el PSOE subió algunos escalones, repartiendo promesas de diálogo, recuperación social y transparencia. Sin embargo, la brisa que entró por la ventana no trajo aire puro. Los objetivos centrales de Pedro Sánchez son: sostener el régimen monárquico, aplicar el presupuesto “Frankenstein” del PP y obedecer los mandatos de la UE.

El Consejo de Ministros expresa la bipolaridad entre decisión de continuidad y pose de cambio en la que se mueve el gobierno.

El PSOE formó un Consejo propio, cerrado, sin incorporar a Podemos que fue su principal aliado para ganar la moción de censura. En cada cartera, los ministros arrancaron diferenciándose de los anteriores. Bueno, intentando hacerlo ya que se trata de funcionarios que tranquilamente podrían ser del agrado del PP y Ciudadanos.
Los ministros hablan de aumentar salarios, retroceder con la reforma laboral y buscar acuerdos. Sin embargo, son las promesas de un gobierno débil que pretende reubicarse de cara a las próximas elecciones. Igualmente, con 84 diputados propios, se verán obligados a negociar con Podemos y otras fuerzas.
Lo cierto es que son defensores del régimen del 78, reaccionarios y anti-obreros. Enemigos declarados de la autodeterminación catalana, por eso quieren condicionar el diálogo con el Govern, mientras hay presos políticos independentistas, exiliados y encausados.
Por supuesto, no son ajenos a la corrupción. A una semana de recibir su cartera, ya tuvo que renunciar Màxim Huerta, ministro de Cultura y Deportes. Tenía dos sentencias del TSJM por defraudar a Hacienda en 218.322 Euros. Y hay otros cuestionados.
La corrupción está tan extendida que después del caso Gürtel que sentenció a M.Rajoy, salió otra condena para el PP valenciano y le dieron cinco años de prisión a Iñaki Urdagarin, yerno del emérito rey Juan Carlos I, aunque salvaron a la infanta Cristina. Dejando esta mirada por arriba, se impone una orientación por abajo.

Es necesario priorizar una agenda social para resolver los problemas inmediatos de los trabajadores y el pueblo.

Los salarios insuficientes, la precariedad laboral, las pensiones de miseria, la desigualdad salarial de las mujeres, la pobreza, la salud y educación públicas deterioradas, los alquileres inalcanzables y los desahucios no pueden esperar más. Tampoco se puede aceptar la Ley Mordaza ni las causas sobre sindicalistas por ejercer el derecho de huelga.
La primera tarea es apoyar a los que salen a luchar, como hicieron los trabajadores de Correos, Aena, Amazon, H&M, el Metal de Cádiz y otros. Las CCOO, UGT y todas las direcciones sindicales deberían abrir un amplio debate en las fábricas, oficinas, escuelas y lugares de trabajo para que los trabajadores pueden decidir democráticamente el pliego de reivindicaciones a defender y un plan de lucha para obtenerlo.
Es inadmisible que las riquezas que produce el país se sigan destinando a favorecer a patrones, banqueros, ricos y especuladores. Deben ir hacia los bolsillos del pueblo trabajador.
Sin embargo, con esto no alcanza ya que el agotamiento del régimen monárquico-parlamentario y la Constitución del 78, se sigue traduciendo al bonapartismo, la corrupción y la opresión a los pueblos, principalmente el catalán.

Volvamos a las calles como hicieron los indignados, los catalanes, las mujeres y los pensionados, pero unidos.

Para exigir la convocatoria a una Asamblea Constituyente, Libre y Soberana. Los grandes temas sociales y políticos hay que debatirlos democráticamente, con la movilización de por medio para que los cambios sean realmente progresivos, a favor de las grandes mayorías populares y los pueblos oprimidos por el Estado español.