Honduras: el estallido popular pone en vilo al gobierno de JOH

Las reformas a los sistemas educativo y de salud pública del gobierno de Juan Orlando Hernández (JOH) provocaron rechazo.A fines de abril,  una importante movilización popular repudió las medidas privatizadoras. Comandados por la “Plataforma para la defensa de la Salud y la Educación” miles de hondureños han salido a las calles. Los policías se han declarado en paro, se plegaron a la protesta los transportistas y otros sectores, provocando un levantamiento que reclama la renuncia de JOH y todo su gobierno, los que han sacado al ejército a la calle para intentar sostenerse.

Las protestas se remontan a la resistencia emprendida por 10.000 médicos y 60.000 educadores contra dos decretos aprobados por el presidente que privatizaban ambos servicios públicos. Las acciones de maestros y agentes sanitarios tuvieron un amplio respaldo popular. El 2 de junio, JOH derogó los decretos privatizadores. Pero las protestas no cesaron. Los médicos y docentes de la “Plataforma para la Defensa de la Salud y Educación”, no solo continuaron con las acciones de lucha sino que convocaron a un “Diálogo alternativo ciudadano” en respuesta al falso diálogo propiciado por el gobierno y del cual fueron excluidos.

La lucha en defensa de la salud y la educación públicas, abrió paso a un verdadero levantamiento, luego de que se lanzara un paro de “brazos caídos” de las Fuerzas Especiales de la Policía, que lanzaron un manifiesto donde a la par de levantar reclamos propios, declaraban que se negaban a reprimir las justas protestas de la población. A la insubordinación policial se sumó además un fuerte paro de los transportistas que desabasteció de combustibles y distintos productos en importantes áreas del país. El transporte público dejó de funcionar y distintos sectores, entre ellos varios colectivos campesinos, se plegaron a la protesta.

A partir del miércoles 19/06 “brotes insurreccionales” se extendieron por distintas ciudades del país: “En Tegucigalpa, ya se reporta tomas de avenidas en el bulevar Centroamérica, barrio El Guancaste, Hato de Enmedio, Prados Universitarios y la Colonia Kennedy. No obstante, las acciones se reportan en todo el país. A raíz de los incidentes entre los uniformados, la población reaccionó de manera espontánea y comenzó a tomarse puentes, calles y carreteras en los cuatro puntos cardinales. Momentáneamente la población está siendo reprimida por los elementos de la Policía Nacional Preventiva y de la Policía Militar del Orden Público.” (Kaos en la Red, 20/06/2019)

El viernes 21, las clases en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y en todos los colegios públicos continuaban suspendidas mientras que: “La obstaculización de calles y carreteras con llantas en llamas, al igual que piedras, siguen afectando a la población no solo en las principales ciudades, sino también en algunas áreas rurales. A inmediaciones del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Bebida y Similares (Stibys), se dieron cita ayer los miembros a su vez simpatizantes de la Plataforma en Defensa de la Salud y Educación Pública en el bulevar Fuerzas Armadas para protestar tanto con pancartas como consignas. Por varias horas se mantuvo interrumpido el paso vehicular en este lugar, no solo por la aglomeración de manifestantes, sino por los objetos que colocaron en las vías de acceso.” (…) “En la carretera entre Danlí y Jamastrán, al igual que otros ejes, se dieron tomas que fueron disuadidas por agentes policiales. Mientras que una vez más salieron a elevar sus voces un grupo de personas en la conocida como Marcha de las Antorchas, que inició su recorrido desde la iglesia La Guadalupe, culminando en la sede de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH).” (El Heraldo, 22/06/2019)

Así durante tres días fuertes protestas llenaron las calles del país centroamericano. En respuesta Hernández sacó al ejército a las calles y reprimió con elementos de la Policía Militar de Orden Público (PMOP). Represiones que se cobraron la vida de tres manifestantes, dos en Tegucigalpa y uno en la aldea Yarumela del departamento de La Paz.

Finalmente, luego de haber negociado el levantamiento de la insubordinación policial a costa de varias concesiones y mandado a las fuerzas represivas a disolver las protestas, JOH en un débil intento de respuesta política al levantamiento popular, realizó este sábado 22 una marcha “por la Paz”. Esta movilización apenas reunió, contando con todo el aparato gubernamental y el partido Nacional a su favor, según relatan medios locales, a 4.000 manifestantes. En ella, luego de denostar a la oposición a su gobierno, anuncia en un intento por calmar la indignación popular, una rebaja en las tarifas eléctricas del 15%.

Honduras: un país pobre y desigual con un gobierno pro imperialista, corrupto e ilegítimo
Con 9 millones de habitantes este país del istmo centroamericano es conocido como uno de los países más pobres y desiguales de América Latina. Pese a que su PBI ha crecido un par de puntos en los últimos años, con una fuerte reducción del déficit fiscal tal cual recomiendan los planes neo liberales, gracias a la reducción de servicios básicos a la población, su desigualdad social es la más grande del continente y ostenta la cifra de 67,4 % de pobreza, la más grande de LA según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Su régimen político es hijo del golpe de estado dado contra el presidente Zelaya en el 2009, basado en una profunda corrupción y fraude electoral y el apoyo de las fuerzas armadas. El actual presidente José Orlando Hernández, cuyo pedido de renuncia es una de las consignas fundamentales de las protestas hondureñas, tiene muy buenas relaciones con el amo del norte, que le acaba de mandar 300 marines, para mejorar “la asistencia humanitaria” para caso de desastres ambientales “a causa del cambio climático”.

Hernández ha sido reelecto ilegalmente en el 2017, ya que la Constitución prohíbe un segundo mandato consecutivo. En unas elecciones acusadas de fraudulentas, en las que se impuso por unos pocos votos al dirigente opositor Salvador Nasralla y luego de reprimir violentamente las fuertes protestas populares que exigían que se reconozca el triunfo de la oposición.

Su gobierno está salpicado de denuncias de corrupción: “En junio de 2015, cuando se descubrió el descomunal saqueo en el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), confesó que su campaña política de 2013 recibió al menos 150 mil dólares de empresas que participaron en el desfalco. Hernández y su entorno familiar habrían drenado al menos 4.500 millones de lempiras (moneda local) de instituciones del Estado mediante la utilización de organizaciones no gubernamentales.” (Rebelión, 22/06/2019)

Y a la enorme pobreza, desigualdad, corrupción gubernamental, planes de ajuste neo liberales, etc. debemos sumarle un grave cuadro de desintegración social expresado en que Honduras cuenta con ciudades y regiones, como San Pedro Sula, donde la violencia registra los más altos índices mundiales. Territorios controlados por padillas armadas, las Maras, que con la connivencia estatal, controlan regiones enteras imponiendo el terror a quienes no se subordinan a sus mandatos.

Honduras es consecuencia de este cuadro, uno de los países con mayor número de migrantes a EEUU junto a Guatemala y El Salvador. De hecho, las últimas caravanas migrantes se han originado en su territorio y cuentan con un mayor número de ciudadanos hondureños en sus filas.

El levantamiento hondureño y la revolución centroamericana

El istmo centroamericano tiene la característica de constituir una nación dividida artificialmente en varios países: Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica formaron una sola nación, la República Federal de Centro América, entre 1824 y 1839. Este pasado común explica que podamos hablar de fenómenos políticos regionales que, incluyendo también a Panamá, marcan el pulso de la revolución centroamericana. En un reciente artículo “Centroamérica: nuevos vientos para la revolución, Oct 11, 2018”, publicado en Anticapitalistas en Red señalábamos que el levantamiento nica de abril de 2018, había terminado por romper el statu quo imperialista en la región y cambiado el signo de la lucha de clases en el istmo. Esta rebelión del pueblo hondureño viene a confirmar ese pronóstico.

La crisis política abierta pone al orden del día la caída del ilegitimo gobierno de JOH tal cual reclama la mayoría del pueblo hondureño y la reconstrucción del país sobre nuevas bases. El imperialismo y la burguesía del país ya están discutiendo variantes de recambio para evitar que Hernández caiga arrastrado por el levantamiento popular. Nasralla reclama tomar la presidencia que se le habría arrebatado mediante el fraude.

Es necesario un programa que a la par que levante la caída de JOH plantee un cambio integral para el régimen y la estructura dependiente del país. Un simple recambio de la fracción burguesa que controla Honduras por otra no terminara con los males de fondo que hunden en la pobreza a Honduras ni tampoco con su dependencia del imperialismo. Hace falta luchar por una Asamblea Constituyente que refunde el país, democratizando su régimen político al servicio de su control por las mayorías populares y elaborar un plan de medidas anti capitalistas, que rompa con el imperialismo yanqui, elimine las mafias y sobre la base de un fuerte impulso a la revolución centro americana luche por una Federación de Repúblicas Socialistas de Centroamérica, Cuba y el Caribe.

Para ello y sobre la base de intervenir con todo en la actual movilización contra JOH y desarrollar a fondo los organismos que impulsan la movilización como la “Plataforma de defensa de la Salud y la Educación”, es necesario construir una herramienta política revolucionaria con los mejores elementos de la vanguardia hondureña que están dando la pelea.

Gustavo Giménez

Reproducido de Liga Internacional Socialista | 24.6.2019