Brasil: Bolsonaro contra los trabajadores. Las centrales sindicales miran por TV.

La Cámara de Diputados aprobó la Reforma Previsional presentada por el presidente: 379 votos a favor y 131 en contra.  Es una Reforma al servicio de los grandes empresarios, que deben millones en derechos de seguridad social, y de los ajustes brutales defendidos por el modelo del FMI. La aprobación de la reforma laboral propuesta por Temer en 2017 abrió el camino para una mayor ola de ataques y la precariedad de los derechos y la dignidad de la clase obrera brasileña, que ahora está amenazada con la posibilidad de jubilarse a los 65 años, además de la exigencia de haber contribuido a la seguridad social durante al menos 40 años para tener derecho a la pensión completa.

Con esta reforma, el gobierno también ataca directamente el sistema de capitalización pública, por lo que es prácticamente obligatorio para el trabajador contratar servicios privados de capitalización, donde cada mes, además de la contribución obligatoria, debe depositar montos en estos ahorros para que pueda usarlos en su jubilación. En general, las empresas de capitalización utilizan el dinero de los contribuyentes activos para especular sobre el gran capital de las bolsas de valores. Este mismo sistema de capitalización privada se implantó en Chile, y hoy registra cifras absurdas en la tasa de suicidios entre los ancianos, quienes sin ninguna perspectiva de jubilación digna, toman esa drástica medida.

También es necesario señalar que hay sectores llamados «progresistas» que se oponen a la propuesta actual, pero tampoco renuncian a la idea de presentar otra propuesta de reforma previsional, como en el caso de los parlamentarios del PDT y los gobernadores del PT, especialmente el gobernador de Ceará, Camilo Santana (PT), quien el año pasado llevó a cabo una reforma similar en su estado, donde los trabajadores estatales para tener su derecho a la jubilación deben contratar a la Fundación Estatal de Pensiones Suplementarias.

Hoy deberíamos estar viviendo un día de lucha contra los brutales ataques que la Cámara de Diputados aprobó contra la clase trabajadora, pero lamentablemente las principales centrales sindicales, CUT y CTB, dirigidas respectivamente por el PT y el PCdoB, están de brazos cruzados, sin salir a las calles y siguiendo las mismas tácticas defectuosas que utilizaron en contra de la propuesta de reforma laboral propuesta por Temer en 2017, que terminó siendo aprobada por el Congreso Nacional.

En la agenda de resistencia de esta semana, una vez más, el protagonismo está en manos de los jóvenes, que están en camino a Brasilia, donde participarán del congreso de la Unión Nacional de Estudiantes y que el viernes 12/7 llevarán a cabo una marcha nacional contra los recortes en el presupuesto educativo y que seguirán hacia el congreso.

No aceptaremos ninguna descarga de ajustes y recortes en los derechos de la clase trabajadora, mucho menos que la clase pague la factura de los grandes empresarios que acumulan deudas multimillonarias con la seguridad social, y que todos los días sean beneficiados por el gobierno con la amnistía de sus deudas. Defendemos la suspensión inmediata del pago de la deuda pública ilegítima y que se inicie una auditoría exhaustiva de la deuda.

En mayo, la bancada de diputados del PSOL presentó cuatro enmiendas globales al proyecto de ley de reforma de las pensiones. Las propuestas tenían como objetivo aprovechar los ingresos financieros, sin eliminar los derechos de la clase trabajadora, cambiando la dirección de la reforma propuesta por Bolsonaro. Las propuestas anticiparon temas que deben ser debatidos e impulsados hacia la reforma real que necesita el país, la reforma tributaria.

Pero una reforma que, según lo propuesto por el PSOL, comienza imponiendo impuestos a las grandes fortunas, las ganancias y los dividendos, al aumentar la tasa de impuesto a la herencia y al cobro de IPVA (Impuesto de propiedad sobre vehículos automotriz) para aviones y buques. Con solo estas 4 propuestas mencionadas, sería posible recaudar alrededor de R$143 mil millones al año, un valor anual superior al déficit que el gobierno dice que existe en la Seguridad Social, poniendo fin a los privilegios de una minoría y garantizando los derechos de la mayoría de Brasil, que es compuesta por la clase obrera y jubilados.

Desde Alternativa Socialista, entendemos que la única salida posible para frenar los ataques impulsados por este gobierno de entrega, recortes y ajustes es estar diariamente en las calles, dialogando con trabajadores, jóvenes, mujeres, disidentes, desempleados y jubilados, construyendo una resistencia revolucionaria que supere la crisis de la burocracia en la que están inmersas las principales centrales sindicales. También sostenemos y apoyamos las movilizaciones convocadas por los jóvenes, que desde junio de 2013 son vanguardia en la lucha contra los ataques a los derechos. Es más que necesario romper con las centrales que han elegido estar en sus cómodas oficinas y que ya no representan y/o no logran dialogar con la clase trabajadora, abriendo así el camino para la construcción de una agrupación nacional clasista revolucionaria y antiburocrática que necesitamos quienes formamos parte del 99%.

Lucas Tiné y Veronica O’Kell

lis-isl.org