JUNTS: un partit de patrons, propietaris i xenòfob

per Gérard Florenson

Al votar en el Parlamento con el PP y VOX, los diputados de JUNTS impidieron la aprobación del proyecto de ley que regula los alquileres temporales. Esta votación se presentó en ocasiones como una simple advertencia a Sánchez sobre los límites del apoyo a JUNTS, apoyo imprescindible para la continuidad del gobierno “progresista”, con chantaje para obtener más concesiones en las negociaciones sobre los distintos expedientes relativos a la autonomía de Catalunya. Podemos añadir que JUNTS se muestra así más “combativa” que ERC, que pacta con el PSOE.

Todo esto es cierto pero insuficiente: el contenido del proyecto de ley que JUNTS ayudó a paralizar no es neutral. Respondió a una petición de los sindicatos de inquilinos que denuncian la proliferación de alquileres temporales, alquileres por algunos meses que permiten a los propietarios no firmar contratos de arrendamiento tradicionales y poder aumentar los alquileres a su gusto. La ciudad de Barcelona, ​​donde este sistema se combina con la escasez de vivienda por alquiler turístico para provocar la vertiginosa subida de los precios, se ve especialmente afectada y los sindicatos de inquilinos catalanes se implicaron lógicamente en la reivindicación de la limitación de este tipo de alquileres.

JUNTS ha tomado su decisión: preservar los intereses de los propietarios catalanes (que también se oponen a la tímida limitación de los alquileres turísticos rentables) en detrimento de las legítimas demandas de los inquilinos. Esta clara elección de clase recuerda la política de La Liga, este lejano antepasado de la JUNTS, que en 1934 había apoyado a los terratenientes organizados en el Instituto Catalán de Agricultura Saint Ignace, para violar una ley que defendía en cierto modo a los Rabassaires, agricultores del sector vitivinícola exprimido. por alquileres. La derecha catalanista siempre está del lado de los ricos…

JUNTS niega ser el partido de la burguesía catalana subrayando que ésta tomó la decisión (un poco forzada) de apoyar al “socialista” Salvador Illa para restablecer la estabilidad política esencial para sus asuntos, después de haber apoyado a Rajoy para castigar a los separatistas. Como indicamos en uno de nuestros artículos anteriores, es cierto que la JUNTS es actualmente un partido burgués que la burguesía catalana, asustada por las consecuencias de la política a los ojos aventureros de Puigdemont, ya no reconoce como su partido: Pero lo que vemos es la deseo de JUNTS de darle los medios para recuperar el lugar que fue suyo en tiempos de Pujol y luego de Mas.


Partido de patrones, partido de propietarios, JUNTS también se desliza hacia la xenofobia. Su petición de dar a Catalunya el control de la política migratoria cobra todo su sentido cuando discutimos sobre “múltiples reincidentes” a ser expulsados, terminología también utilizada por el PP y VOX. Como no podemos expulsar a los ciudadanos españoles, son los extranjeros los que quedan señalados y no hace falta mucho para encontrar la propaganda de la extrema derecha equiparando inmigración y delincuencia. Preocupados por la competencia de la Alianza Catalana –a la que sus representantes electos también permitieron mediante su abstención ganar y retener el municipio de Ripoll– los líderes de JUNTS trivializan el discurso xenófobo con la esperanza de ganar votos.

llavors, ¿todos juntos, burgueses y proletarios, explotadores y explotados, por Catalunya? En el momento en que JUNTS se quita la máscara, debemos mostrar su naturaleza y su política para combatir mejor las ilusiones sobre una unidad impensable.

Míriam Nogueras, vocera en el Congreso y empresaria.