Caso Errejón II: Machismo patriarcal e institucional a pleno

Hubo una primera y bochornosa instancia judicial en el caso de acoso contra Errejón. La denunciante Elisa Mouliaá sufrió un interrogatorio grosero en el que fue revictimizada. Hay indignación en amplios sectores sociales. La justicia es un nido de machismo patriarcal.

Errejón señalado y acusado

En Octubre de 2024 salió a la luz una denuncia a Iñigo Errejón a través de una publicación en la cual Cristina Fallarás lo señaló por acoso. després Elisa Mouliaá formalizó la denuncia ante la Unidad de Atención a la Familia y la Mujer por acoso y agresión sexual (por un hecho ocurrido en 2021). Aunque nunca esperamos mucho de la justicia, la realidad, un cop més, superó a la ficción porque el aparato judicial volvió a poner de manifiesto una de las caras más putrefactas del machismo patriarcal enquistado en las instituciones burguesas.
Con el comienzo del año, también comenzó el juicio contra Iñigo Errejón. Primero el juez Alfredo Carretero (Juzgado de Instrucción número 47 de Madrid) le tomó declaración al denunciado y pocos días después a Mouliaá. Per la seva banda, Errejón declaró que hubo consentimiento, que en la realidad el “sí es sí” no lo utiliza nadie e hizo gala de un particular cinismo “progre” cuanto intentó demostrar que su renuncia a los cargos públicos expresa su compromiso ético. Declaró con bastante comodidad ya que el pacto de caballeros que impera en la justicia -más cuando el juzgado es un exdiputado- hizo que el interrogatorio sea casi ameno.

Interrogatorio que revictimiza

Cuando llegó el turno de Elisa Mouliaá para brindar su testimonio, se terminaron las amabilidades. Dentro de su extenso embate de preguntas, tendientes a depositar la carga de la culpa en la víctima, Carretero puso en entredicho que se resistiera de manera efectiva. “¿Cómo se va usted con ese señor a su casa?". Durante el duro y grosero interrogatorio, el juez ha depositado toda la carga de la prueba en los hombros de Mouliaá. Una vez más podemos comprobar que el tiempo sigue su curso, incluso con cambios en la legislación que implican avances relativos, pero que siguen estrellándose contra el muro de las togas.
Los vídeos, que se hicieron públicos hace pocos días, desvelaron escalofriantes fragmentos en los que Carretero juzga a Mouliaá, que es la víctima, con un claro mensaje disciplinador. El juez valoró “cosas extrañas” en su denuncia y no vaciló a la hora de revictimizarla y ponerla contra las cuerdas. A més, desenfundó un tono soez al preguntarle si se había bajado las bragas o cuánto tiempo estuvo Errejón lamiéndole los pechos.
en canvi, Errejón defendió su inocencia ante el juez en un interrogatorio repleto de buenos tratos. “Vamos a repasar lo que dice ella y lo que quiero que me cuente usted”, quien resumió lo sucedido como un “toqueteo”. Vale aclarar que el rol de Carretero era recabar información para decidir si el caso merece ser juzgado, per tant, no debe dictar sentencia.

Reacción popular

Luego de la difusión masiva del interrogatorio a Mouliaá la web del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) recibió en menos de una semana más de un millar de quejas y denuncias ante la nefasta actitud del magistrado. Ante la ola de acusaciones recibidas, el CGPJ ha abierto una investigación, algo que podría seguir con la apertura de un expediente y terminar con una sanción para Carretero.
De más está decir que no depositamos ninguna confianza en este tipo de instituciones que solo actúan cuando los hechos son visibles, pero mientras tanto mantienen en su función a jueces retrógrados, que solo hacen visible por qué las mujeres no denuncian a sus agresores. Es por ello por lo que desde Juntas y a la Izquierda – Estado español sostenemos una vez más que se necesita una reforma integral de todo el sistema judicial. Es urgente que los jueces sean electos por voto popular, que sus cargos sean revocables y que tengan formación en cuestiones de género.
A més, necesitamos organizarnos y salir a las calles de todo el Estado español, para que haya una investigación imparcial, que Carretero sea sancionado y hacer visible que “si tocan a una, respondemos todas”. Cada vez se hace más evidente que para abrir camino a los derechos de las mujeres explotadas y oprimidas, hace falta que el patriarcado y el capitalismo caigan juntos, con la movilización y la unidad con la clase trabajadora.