España marcha al compás del rearme imperialista europeo
Pedro Sánchez (PSOE) acompaña al plan de rearme de la Unión Europea (UE), destinando miles de millones de euros al fortalecimiento de la industria bélica en detrimento de las necesidades sociales del pueblo trabajador. En un contexto de crisis y disputas inter imperialistas, el rearme no es defensa: es preparación para nuevos conflictos. Sólo con la movilización de masas se podrá frenar la escalada bélica y abrir camino hacia una paz justa y duradera, con plenos derechos sociales y democráticos en un sistema socialista.
Sánchez, armas al hombro
En marzo el gobierno de Sánchez inyectó 10.471 millones de euros a defensa y después anunció un plan de inversión total de 33.123 millones de euros para 2025. El presidente español apunta decididamente a alcanzar el objetivo de destinar el 2% del PIB al gasto militar.
La distribución de estos fondos se enfocará en fortalecer la industria nacional de defensa, és a dir, impulsar los proyectos capitalistas liderados por empresas como Airbus, Indra y Navantia, con una lluvia de millones de euros. El plan contempla la modernización de equipamiento y la innovación tecnológica en defensa, priorizando el aumento en partidas militares por encima de las partidas sociales.

La Comisión Europea y “Preparados 2030”
El presidente Sánchez ha sincronizado con la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen que aceleró la marcha belicista lanzando el plan de rearme “Preparados 2030”. Consiste en exigir a los Estados miembros del Bloque destinar al menos el 2% del PIB al gasto militar y una inversión global superior a los 800.000 millones de euros hasta 2030, para revitalizar el negocio de la industria militar, debilitada por el alto porcentaje de armas que provienen del exterior, en gran medida de EE. L'.
Las excusas para el rearme son la guerra en Ucrania, el expansionismo ruso, el “abandono” de EE. L'. y la posibilidad de reactivar un poco la economía con el incentivo a la industria bélica, ya que la crisis de 2008 no se ha disipado. El contexto los brindan las profundas transformaciones impulsadas por el gobierno de Donald Trump que, más que un nuevo orden mundial, está generando un nuevo desorden.

Disputa y preparativos dispares
Hoy la disputa central es EE. L'. vs. Xina, con la intervención de Rusia, otras potencias regionales y los debilitados imperialismos europeos que tienen sus propias crisis, contradiccions, capacidades e intereses. Sólo se mencionarán dos ejemplos en plena carrera armamentística, uno comunitario, Francia y el otro, extra comunitario desde el Brexit, el Regne Unit. El país galo promueve una “defensa europea autónoma” sin romper con EE. UU. y es el único país de la UE con un arsenal nuclear bajo su control exclusivo. Los británicos quieren ser el socio europeo más confiable de EE. L'. y aunque también tienen poder de disuasión nuclear desde 1990, es en gran medida dependiente de la tecnología norteamericana y hay dudas sobre la autonomía estratégica del programa Trident.

Distintos partidos, similar belicismo
la socialdemocràcia, los demócrata-cristianos y otras fuerzas burguesas y reformistas, incluso las que se autodenominan “progresistas”, lejos de oponerse al rearme, lo promueven activamente y lo legitiman, alineándose con una lógica militarista que debería ser rechazada.
La ultraderecha sigue apareciendo heterogénea y fragmentada. En la reciente resolución sobre el rearme aprobada en el Parlamento Europeo, partidos como Vox (Espanya), el de Viktor Orbán (Hongria) y el de Marine Le Pen (França) El govern espanyol va preparar les mesures sobre la base de les exigències de Brussel·les. Quieren que los gastos belicistas se canalicen a nivel país para alimentar sus agendas ultra nacionalistas.
Tanto los “europeístas” como los “euroescépticos” que apoyen el rearme, terminarán avalando que los gastos se solventen con más deudas de los Estados y con medidas de austeridad para los trabajadores.
Nada nuevo bajo el sol
El belicismo ha sido un rasgo constante de las potencias europeas. Durante la “paz armada” (1871-1914), los gobiernos justificaban la expansión militar como defensa de sus imperios coloniales y garantía de seguridad nacional.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, la Alemania nazi exigía su “derecho” a rearmarse para restaurar el orgullo nacional, enfrentarse a la URSS y superar la crisis del ’29 mediante la industria militar. Reino Unido y Francia esgrimían razones similares, enfocadas en frenar al fascismo.
Durante la Guerra Fría (1947-1991), el rearme se basó en la lógica de la “destrucción mutua asegurada” (DMA) entre EE. L'. y la URSS. Las potencias occidentales justificaban su militarismo como defensa de la “democracia” con la OTAN frente al “totalitarismo comunista” con el Pacto de Varsovia. A més, conservaron capacidad para intervenir en conflictos coloniales o zonas estratégicas por intereses económicos o geopolíticos.
La vida vale más que la guerra inter imperialista
En la guerra de Ucrania, donde intervienen dos procesos: el legítimo derecho a la soberanía ucraniana y la disputa entre bloques imperialistas, levantamos una política principista. En ese país, no se desarrollan enfrentamientos inter imperialistas directos, pero si la crisis global y la disputa por la hegemonía se profundizan, estará latente la posibilidad de que estalle una conflagración global, ante la cual estaría planteada la política del derrotismo revolucionario.
Ante el rearme y el eventual estallido de otro conflicto global que, por los arsenales nucleares acumulados, podría destruir al planeta y a la humanidad, diem: ¡No al rearme ni a la militarización de Europa! ¡Abajo la OTAN y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva! ¡No a la destrucción del planeta! ¡Enfrentemos a los gobiernos y regímenes burgueses!¡Ni una bala para las guerras imperialistas ni un euro para el rearme! ¡Sí a la inversión en salud, educació, habitatge, salaris, pensions, trabajo digno y derechos sociales! ¡Sí a los derechos democráticos para los trabajadores, els estudiants, les dones, los inmigrantes!
Socialisme Barbarie
A la Unión Europea imperialista oponemos una Europa de los trabajadores, como parte de una libre Federación de Estados Socialistas Europeos. Para evitar la oscura perspectiva de más crisis, guerras y paz injusta, apoyamos e impulsamos las rebeliones, las movilizaciones, les vagues generals, la autoorganización y autodefensa de los trabajadores y el pueblo. I, a nivel nacional construimos partidos socialistas consecuentes, al mateix temps, a nivel mundial, impulsamos la Liga Internacional Socialista al servicio del reagrupament dels revolucionaris en el camino hacia una Nueva Internacional.