Torre Pacheco: hay que frenar los ataques racistas
Los ataques a migrantes reflejan la violencia de una campaña racista impulsada en todo el Estado español por Vox y el PP. mobilitzacions i vaga general perquè la crisi la paguin els qui la van generar, des del govern, también es responsable. Urge unir a la clase trabajadora contra el capitalismo que la divide. Hay que frenar a la ultraderecha, germen de la barbarie.
Agresión repudiable e inicio de una verdadera cacería racista
La causa inmediata que sirvió como pretexto para los incidentes racistas en Torre Pacheco fue la agresión de un grupo de jóvenes a un vecino de 68 anys, golpeado en el suelo y hospitalizado. Fue un acto miserable, por el que se señaló a extranjeros, desatando emboscadas organizadas contra personas migrantes. Grupos de extrema derecha protagonizaron ataques y amenazas en barrios con población magrebí y subsahariana. Hasta la propia policía reconoce que se trata de grupos organizados que recorren las calles con motos y bates para “cazar” inmigrantes.
Son pogromos racistas, alentados por la ultraderecha y consentidos por unas instituciones que miran hacia otro lado.

Grupos de extrema derecha
Los responsables materiales de estos ataques son grupos de extrema derecha que se sienten impunes, cuentan con cobertura política, ideológica y mediática y que se vienen fortaleciendo a partir de discursos de odio que adquieren base social, especialmente entre jóvenes desclasados o lumpenizados.
En barrios y pueblos españoles abandonados por los servicios públicos, sin empleo ni perspectivas de futuro, la extrema derecha siembra su falso discurso: “los inmigrantes nos quitan todo”, “hay que defendernos”, “son criminales”, “hay que echarlos”.
Las convocatorias a realizar agresiones también se fomentaron con mensajes xenófobos publicados en redes sociales.
Los promotores del odio
Las autoridades de la UE han asumido políticas impulsadas por la ultraderecha, como las de Orbán o Meloni, levantando una “Europa Fortaleza” al servicio del capitalismo imperialista y racista. a Espanya, Vox y el PP son responsables de la ofensiva racista: Vox agita el fantasma de una “invasión migratoria” y propone expulsiones masivas y militarización. El PP asume su ideario y gobierna en Murcia con el apoyo de Vox, recortando derechos. Fabrican el racismo para ocultar que el problema real es el capitalismo.
mobilitzacions i vaga general perquè la crisi la paguin els qui la van generar: la hipocresía institucional
La política migratoria del PSOE no es progresista: mantiene devoluciones en caliente, redadas por perfil racial, criminalización y la misma Ley de Extranjería. Comparte la visión de la inmigración como un “problema de seguridad” y responde a los ataques racistas con más policía o llamados a la calma, sin enfrentar las causas ni a los responsables. Su tibieza y complicidad refuerzan el racismo institucional que alimenta la reacción y hace imposible un “capitalismo con rostro humano”.
El caldo de cultivo: la crisis y el racismo en el capitalismo
La violencia racista en Torre Pacheco es fruto de años de desindustrialización, precariedad y empobrecimiento. Murcia sufre pobreza estructural y desigualdad, y los inmigrantes -trabajadores agrícolas ultraexplotados- son el chivo expiatorio ideal. El capitalismo decadente no da bienestar ni futuro, y el racismo es usado para dividir a la clase trabajadora. Sin alternativa revolucionaria, Vox y el PP siembran odio y preparan el camino a la barbarie.
Enfrentarlos con autodefensa y una alternativa revolucionaria
Frente a esta situación crítica es necesario levantar una respuesta política anticapitalista organizada. Hay fuerza para hacerlo ya que la polarización no expresa solamente el auge de la ultraderecha sino también las rebeliones, movilizaciones y el revulsivo de amplios sectores sociales hacia los más reaccionarios.
Es necesario construir la unidad de la clase obrera en la lucha contra el racismo, los patrones y sus gobiernos. els treballadors, nativos e inmigrantes, comparten las mismas condiciones de explotación y opresión. Las direcciones de las centrales obreras mayoritarias de UGT y CC.OO. tienen la responsabilidad de convocar movilizaciones en defensa de los migrantes, y de romper su complicidad con los partidos del régimen.
La autodefensa obrera frente a las bandas fascistas es una necesidad. No podemos permitir que se repitan pogromos racistas como los de Torre Pacheco ni que los barrios populares queden bajo el terror de grupos ultras. Hay que organizar comités de defensa en los barrios obreros, coordinados con asociaciones vecinales, colectivos migrantes y sindicatos combativos.
Y hay que romper con los partidos del capital, responsables directos del clima de odio. ¡Fuera Vox y el PP del poder! Son ellos quienes promueven, legitiman y ejecutan las políticas racistas que están en la base de esta situación.
Exigimos plenos derechos laborales, sanitarios, educativos y políticos para todos los trabajadores. ¡Basta de redadas, devoluciones en caliente y centros represivos! ¡Abajo la ley de inmigración, papeles, derechos democráticos y sociales para todos ya!
La lucha contra el racismo debe ser una lucha por la igualdad real, sin distinciones entre trabajadores, y por el fin de todas las leyes y estructuras que sostienen la discriminación institucional.
Tenemos que construir una nueva alternativa política que se plante contra Vox y el PP, en lugar del PSOE y sus socios reformistas que nunca apelan a la movilización del pueblo trabajador. La izquierda institucional se limita a administrar un régimen que alimenta el odio.
Hay que derrotar a la ultraderecha con el frente único obrero y construyendo fuertes partidos socialistas revolucionarios. No sirven los frentes populares ni las tibiezas de los reformistas, funcionales al poder. Necesitamos una estrategia de independencia de clase, que apueste a que los trabajadores tomen en sus manos el destino del país. La salida de fondo es que gobiernen los trabajadores y el socialismo.
Lo que está ocurriendo en Torre Pacheco es una grave señal de alarma: si no respondemos con organización y lucha, el futuro estará marcado por el odio, la violencia y la barbarie ultraderechista. Lo que hoy se expresa como bandas de cazadores de inmigrantes puede convertirse mañana en escuadrones paramilitares tolerados por el Estado.
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