Brexit-EB: erlaitzaren gainean, amildegiaren ertzean
El bloque imperialista de la Unión Europea atraviesa una grave crisis. Y puede empeorar. En las primeras dos votaciones, el acuerdo de la primera ministra Theresa May con la Unión Europea fue rechazado: por 432 votos en la primera oportunidad y por 391 en la segunda. Fueron golpes muy duros, a pesar de los cuales, May siguió adelante y se preparó para una nueva votación en el Parlamento. Hasta ofreció su dimisión para lograr el apoyo de los brexiters duros de su partido.
La tercera, no fue la vencida. La propuesta May-Bruselas ha vuelto a ser rechazada por 58 votos (344 a 286), cuando necesitaba 318 votos para obtener la mayoría y lograr que la prórroga de salida se extendiera hasta el 22 maiatzeko, como exigía la UE. De esta manera, la fecha de salida del Reino Unido quedó fijada para el 12 de abril. “Me temo que estamos alcanzando el límite de este proceso en esta Cámara” afirmó la premier.1 May viene aguantando los golpes, pero este uppercut la ha dejado cerca del knockout. El líder laborista, Jeremy Corbyn, pidió la dimisión de May y la convocatoria de elecciones generales
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, también sintió el impacto, por eso ha convocado a una cumbre el próximo 10 de abril, dos días antes de la fecha de salida del Reino Unido. Ante la disyuntiva “salida ordenada” o “Brexit duro”, se ha acercado ésta última opción. Berdin, no está dicha la última palabra ya que barajan variantes: flexibilizar condiciones y plazos, convocar a una nueva consulta y otras, todo es posible cuando reina la crisis. Los ingleses definen la situación como caótica y hubo movilizaciones por la permanencia.
Los 27 del bloque imperialista se reunirán el 10 de abril, en vísperas de Semana Santa, cuando pensaban estar de vacaciones. Abordarán la perspectiva con diferencias y con un ojo puesto en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 26 maiatzeko. El ala más dura la encabezan Francia, España y Bélgica que supeditan la prórroga a la participación del Reino Unido en las elecciones al Parlamento Europeo.
En el campo contrario se sitúa Donald Tusk, partidario de apurar al máximo las posibilidades de que el Reino Unido renuncie al Brexit o acepte una salida suave que mantenga al país anclado al mercado europeo. Alemania, Holanda y Hungría no descartan ninguna posibilidad
Las divergencias políticas se basan en los daños económicos, los bandos disputan quién tendrá que pagar menos por una ruptura sin acuerdo. La UE tiene claro que sufrirá, dado que disfrutan de un elevado superávit comercial con el Reino Unido (67.000 millones de libras en 2017). Y más de 4,5 millones de europeos residen o trabajan en territorio británico. Hala ere, los grandes daños económicos se producirían del lado del Reino Unido, cuyas exportaciones dependen en más del 40% del mercado europeo, cuando el flujo en sentido contrario es del 8%.
El Brexit sin acuerdo también podría desencadenar un conflicto entre Irlanda y el resto de la UE. Bruselas insiste, con apoyo de Berlín, en que sin ratificar el acuerdo de salida sería necesario establecer controles aduaneros entre la república de Irlanda e Irlanda del Norte, para proteger el mercado interior europeo. Dublín descarta una frontera dura y solo parece dispuesto a aceptar controles previos, alejados de la frontera.
No se puede cifrar ninguna expectativa en las negociaciones entre bloques imperialistas y gobiernos burgueses, con ellos, el resultado está cantado: los perjudicados serán los trabajadores y los pueblos. La UE es un bloque de explotación y opresión al servicio de las ganancias de las multinacionales, los bancos y los ricos.
La troika conduce al bloque imperialista por el camino de ajustar a los trabajadores, liquidar conquistas obreras y crear deudas usurarias con los Estados. El capitalismo jamás favorecerá a las grandes mayorías.
El ataque económico a los de abajo se combina con el recorte de libertades democráticas y la xenofobia. Habitualmente, las supuestas “democracias avanzadas” dejan morir a los inmigrantes en el Mediterráneo. La UE lleva a los pueblos de los países que la integran de crisis en crisis, por eso es más necesario que nunca romper con el bloque imperialista europeo.
La salida no debe ser conducida por la burguesía y sus gobiernos, que no tienen el objetivo de terminar con el sistema de las ganancias capitalistas. Es clave que la clase trabajadora no se deje llevar por los partidos que representan a los poderosos, se movilice en forma independiente y encare la construcción de una alternativa política revolucionaria y socialista. Desde Anticapitalistas en Red y el PST de Turquía, con los acuerdos a los que hemos llegado, estamos al servicio de avanzar en ese desafío.
Ruben Tzanoff
Reproducido de Anticapitalistas en Red | 1.4.2019