“Caso Koldo”: Son todos de la misma calaña

La corrupción en las alturas es un síntoma de la descomposición del régimen capitalista del ’78, anacrónico y viciado de nacimiento. Para que no haya impunidad, se necesita una investigación independiente y el castigo a los responsables directos y políticos.

Koldo García está implicado en las “mordidas” por adjudicaciones de contratos de mascarillas a la empresa Soluciones de Gestión durante la pandemia. La trama mafiosa implica a su antiguo jefe directo, José Luis Ábalos, exministro de Transportes, secretario de Organización del PSOE y mano derecha del presidente Pedro Sánchez.

Las autoridades socialistas expulsaron a Ábalos del partido y le exigieron que renuncie a los cargos en todos los ámbitos, sin embargo mantiene su acta de diputado por Valencia en el Congreso y próximamente pasará a formar parte del grupo mixto. Aunque Ábalos está aforado ante el Tribunal Supremo lo cual limita la investigación judicial, según la Guardia Civil, desde que analizaron documentación y los dispositivos de Koldo y Aldama, han reunido la información suficiente para afirmar que:  “Los hechos que se reflejan en este informe muestran, no solo la influencia de Aldama, en el MITMA a través de presuntas prácticas corruptas, sino también el intento de éste en influir en otros órganos de decisión, mediante el empleo del binomio Koldo-Ábalos”.

Sánchez ha afirmado que “No va a haber impunidad”, baina, más allá de lo que diga, los hechos en cuestión se dieron en su gestión. Es muy difícil que semejante trama se montara sin conocimiento o alguna clase de consentimiento, explícito o implícito, en la cúspide del poder del gobierno “progresista”. En esta ocasión los focos de la corrupción Ábalos-Aldama-Koldo, se sitúan directamente sobre el PSOE, las altas autoridades de otras áreas gubernamentales del Estado y de varias Comunidades Autónomas.

No por repetidas resultan menos sorprendentes las apelaciones a la transparencia de Alberto Núñez Feijóo y del PP, cuyo partido encarna el sumun de la corrupción. Vale recordar que todavía no se sabe quién es “M.Rajoy” ubicado en la cúspide de los “negociados en B”. Como olvidarse de los casos Gürtel, Púnica, Kitchen, de las 38 causas que involucran al PP y hoy mismo de la condena a diez años de cárcel impuesta por prevaricación, cohecho, falsedad y blanqueo de capitales al ex presidente de la Generalitat valenciana y ex portavoz del Gobierno de José María Aznar, Eduardo Zaplana. El PSOE y el PP se refriegan acusaciones cruzadas afirmando: ustedes a nosotros “Lecciones, cero”, como reconocimiento implícito de corrupción en ambos bandos.

En este lío, los más perjudicados son los trabajadores y los pueblos del Estado español, que vuelven a asistir a un espectáculo turbio y lamentable: el PSOE y el PP están manchados por los ilícitos, son todos de la misma calaña. Las investigaciones dependen de la Guardia Civil y la Justicia, siempre dependientes del poder político de turno y dispuestos a las miradas sesgadas. Y todos responden a las normas y condicionamientos del régimen monárquico-parlamentario del ’78 moldeado por el franquismo con una matriz corporativa y anti democrática.

¿Ábalos tiene un pacto de silencio con el gobierno? ¿Hasta dónde se extiende la trama y a quiénes implica? Hay que investigar a fondo, y la única forma de que se llegue hasta el final de la verdad y haya total transparencia es con una Comisión Investigadora Independiente, conformada por personalidades intachables provenientes de la clase trabajadora y de otros ámbitos sociales, sin compromisos ni condicionamientos de los poderosos, ajenos a los mecanismos amañados de la institucionalidad burguesa. Si hubiera Jurados Populares y jueces electos democráticamente por el voto popular, también habría mejores condiciones para que no se recree la impunidad. La repetida y agravada corrupción en las alturas en un síntoma más de la profunda descomposición de un régimen capitalista anacrónico y viciado desde su nacimiento. El “Caso Koldo” requiere la irrupción de la movilización popular en las calles y en la agenda política y una salida de fondo: que gobiernen los trabajadores y el pueblo, con un sistema socialista y un régimen de democracia obrera, pleno de libertades y transparencia.