Exhumado el dictador, enterrar al régimen
Quedan muchas cuentas pendientes con el franquismo, cuyo legado tutela la política y las instituciones vigentes. El cadáver de Francisco Franco ha sido exhumado del Valle de los Caídos para ser trasladado al cementerio de Mingorrubio-El Pardo. Los restos permanecieron durante 44 años en el único conjunto monumental europeo dedicado a un golpista. Más allá de las quejas familiares, de los falangistas, fascistas, curas, dirigentes del PP, VOX, Ciudadanos y otros seguidores de la derecha, era una vergüenza insostenible.
No ensalza a Pedro Sánchez por concretarlo, la socialdemocracia actúa de esta forma para fortalecer al débil gobierno del PSOE e intentar ganar votos para el 10N. Exhumados los restos de quien diera un golpe de estado contra la II República y asesinara a miles de republicanos, habría que hacer lo propio con los golpistas que quedan y definir qué hacer con el Valle de los Caídos; para que jamás se olvide el horror fascista, para que la memoria y el conocimiento del pasado fortalezcan la lucha ante el resurgimiento de semejantes expresiones de barbarie.
…la socialdemocracia actúa de esta forma para fortalecer al débil gobierno del PSOE e intentar ganar votos…
El Valle de los Caídos no es un cementerio común, sino un monumento siniestro. Su construcción fue definida por decreto en el año 1940 luego del triunfo contra revolucionario en la Guerra Civil. Se levantó con mano de obra de presos republicanos, que fueron torturados y sometidos en condiciones similares a las de un campo de concentración nazi. Muchos perdieron la vida en esa faena. Allí se trasladaron cadáveres desde el año 1958 al 1983. Es decir que la Transición, que algunos denominan modélica, asimiló perfectamente el legado franquista. De los 33.847 inhumados, 12.410 son desconocidos. Una parte importante corresponde a cadáveres de republicanos que fueron desenterrados de otros sitios y trasladados sin consentimiento de sus familiares. En su gran mayoría, las tumbas de los franquistas están individualizadas. Cerca de ellas, hay una fosa común con restos de republicanos no identificados.
El desentierro tiene un contenido simbólico y concreto al mismo tiempo, ya que reabre un debate con origen en el pasado, pero con connotaciones presentes. Esto se debe a que nunca se saldaron cuentas con la dictadura, a pesar de las décadas transcurridas desde el final de la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial, la muerte de Franco y la Transición. Rechazamos que la exhumación se coloque al servicio de dar vuelta la página. Con un espaldarazo a la supuesta “reconciliación” pretenden cerrar el paso a la posibilidad de avanzar en juzgar los crímenes franquistas, algo que solamente se pudo iniciar puntualmente con la Causa Argentina. Los crímenes de lesa humanidad no prescriben. Frenar al fascismo donde asome la cabeza, sea en las instituciones o en las calles, es una tarea presente.
Hay que avanzar más, con el esclarecimiento de los crímenes, la anulación de los juicios, contra los cientos de miles de personas perseguidas penalmente por su militancia, inclinación política o ideológica, como contra el expresidente de la Generalitat Lluís Companys fusilado en 1940, con la devolución de los bienes robados, la localización y el reconocimiento de la identidad de quienes fueron apropiados de niños y el resarcimiento por parte del Estado español a las víctimas de la dictadura o a sus descendientes directos. La justicia se empeña en impedir el conocimiento de la verdad histórica. Retirar el manto de impunidad es algo que sólo podría garantizar una Comisión Investigadora Independiente, abordando tareas tales como: desclasificar los archivos secretos, reconstruir los destruidos, investigar sin ataduras y arrojar luz sobre los crímenes de lesa humanidad del franquismo y sus lazos con nazis y fascistas.
Las instituciones del régimen le encontraron un lugar de privilegio a los legados reaccionarios del franquismo.
Desde hace décadas se mantiene la convivencia entre los mandatos heredados de la dictadura y la democracia burguesa. Las instituciones del régimen del ´78 le encontraron un lugar de privilegio a los legados reaccionarios del franquismo. Las leyes de Amnistía y de Memoria Histórica en ocasiones se utilizan para esconder los rasgos reaccionarios vigentes. La restauración monárquica, los privilegios y el poder que mantiene la Iglesia Católica, la opresión a Catalunya, la represión y la existencia de presos políticos independentistas con una sentencia de 9 a 13 años de prisión, dan cuenta de ello.
El hecho de que el régimen dictatorial no cayera como producto de la movilización obrera y popular, sino por el fallecimiento de Franco, dejó intactos muchos de los rasgos antidemocráticos forjados en el largo y tortuoso período de facto. Estamos en presencia de un régimen anacrónico y agotado, que no puede brindar opciones progresivas a los problemas políticos, sociales y económicos de las grandes mayorías, vivan en Catalunya o en cualquier otro lugar del Estado español, por eso hay que movilizarse para derrotarlo y que haya una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, en la que el pueblo debata y decida su propio destino.