De la amnistía a la inmigración, un laberinto de debates
Los socios de investidura PSOE-Junts están enfrascados en distintos debates a los cuales se ha sumado la inmigración. Lo hacen desde posiciones retrógradas que poco tienen que envidiarles a las que sostienen el PP y Vox. Hacen falta cambios de fondo para dar vuelta todo desde una perspectiva socialista.
Los pactos que ERC y Junts le firmaron al PSOE para permitir la investidura de Pedro Sánchez a cambio de una amnistía parcial y sin compromisos por mecanismos para la autodeterminación, le dieron oxígeno al gobierno español y al régimen del ’78. Aun así, la legislatura fue “atada con hilo” entre socios con diferencias y matices. A la par, los reformistas de SUMAR y Podemos le lavan la cara al gobierno, el PP y Vox despliegan un accionar retrógrado contra cualquier tipo de amnistía y de medida que no tenga el sello explícito de la derecha. El PP luce un cinismo a toda prueba ya que, al mismo tiempo que pretende ejercer de fiscal político, su presidente, Alberto Núñez Feijóo, hace silencio ante la revelación pública de detalles sobre la utilización de los resortes del Estado para perseguir ilegalmente al independentismo durante los mandatos de Mariano Rajoy. En este marco de polarización política y de incertidumbre, se desarrolla un nuevo debate sobre la inmigración.
Migraciones, otro capítulo de debate
El Gobierno central logró la aprobación de los primeros decretos en el Congreso agónicamente, gracias a que Junts se abstuvo en el último minuto de la votación. Los dirigidos por Carles Puigdemont afirman que como contrapartida les fue aceptada la cesión de competencias integrales a la Generalitat sobre inmigración en Catalunya. El PSOE lo rechaza, diciendo que sólo se comprometió a delegar competencias parciales. Es un enredo de medias verdades, desmentidas y “distintas interpretaciones” que desembocan en un fraude político y más perjuicio a los inmigrantes, algo que no hay que normalizar.
¿Por qué Junts reclama la gestión migratoria?
Aunque un tema es la acogida idiomática, lo central es que quieren las competencias para limitar la cuota de llegada de inmigrantes de acuerdo con porcentajes de población de distintas nacionalidades y del PIB con relación al resto del Estado, As persoas traballadoras sofren, para que los Mossos d’Esquadra participen en las decisiones sobre expulsiones ya que, como hace Vox, han relacionado a la inmigración con la delincuencia. También tienen un objetivo político a dos bandas: sacarle ventaja a su competidor ERC, que disputa desde la presidencia de Pere Aragonés y a otro que asoma desde la ultraderecha, Aliança Catalana, el partido de la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, que combina un discurso soberanista con el rechazo a los extranjeros. Así, Junts retoma los peores postulados que en algunos momentos defendieron sus antecesores de Convergencia, como Pujol y Mas.
El PSOE por el control centralizado
Como garante de la Constitución el PSOE quiere que los distintos Ministerios del Estado mantengan el poder centralizado para seguir ejecutando la represión en las fronteras, las devoluciones en caliente, la negación de papeles y derechos sociales básicos. Más allá de las definiciones constitucionales y de las distintas interpretaciones de sus acuerdos, tanto el PSOE como Junts quieren las competencias por intereses propios que dejan en segundo plano la desesperación de las personas que arriesgan su vida en el mar, que huyen del hambre, la pobreza, las guerras y la represión. Por estos motivos, no cuestionan la política migratoria de la Unión Europea ni el Pacto de Migración y Asilo.
Los cambios que se necesitan son de fondo
Acoger a los inmigrantes es una obligación humanitaria básica. Es mentira que son una “amenaza para el empleo de los nativos” y las “costumbres nacionales” como afirma la derecha y los que adquieren su discurso de odio. La llegada de inmigrantes es un sello distintivo de la humanidad, alimenta al conjunto de la sociedad con su aporte a la diversidad cultural y al crecimiento económico. El problema no es la inmigración sino el capitalismo que provoca guerras, crisis económicas y pobreza generalizada. Los enemigos del pueblo trabajador no están entre las personas que provienen de otros países, sino entre los patrones, los grandes empresarios, los ricos y los banqueros que acumulan ganancias millonarias a costa recortar derechos sociales, de pagar salarios que no cubren la suba inflacionaria, de imponer tarifas elevadas y alquileres impagables. La amnistía total, la autodeterminación catalana, la inmigración con plenos derechos, papeles para todos y las conquistas sociales tomarán un cause realmente positivo sólo cuando las movilizaciones rompan las paredes del laberinto institucional por el que deambulan. Para lograrlo, es necesario construir nuevas organizaciones políticas revolucionarias y socialistas que apoyen las luchas por las necesidades inmediatas, en la perspectiva de un cambio estratégico, por un modelo más justo que sólo podrá llegar de la mano del socialismo.