Hay que buscar otra salida
Pactos oscuros, incertidumbre política, problemas económicos, crisis del régimen del ´78… Todo impulsa a pensar en la necesidad de cambios profundos.
Con las herramientas del PP. Después de la moción de censura de junio Pedro Sánchez no ha cumplido su promesa de llamar a elecciones. Al mismo tiempo, el tándem PSOE-Podemos tomó la decisión de adoptar los presupuestos de ajuste del PP; para dar una “señal de estabilidad a Bruselas”.
Al servicio de los poderosos. De esta manera se “comieron con patatas” el presupuesto “Frankenstein” que unos pocos días antes habían criticado. Se pelean, pero se transforman en una gran familia cuando se trata de conformar al empresariado, los banqueros y sostener el IBEX35.
Con los morados no alcanza. Intentando ganar tiempo en el poder para recuperarse electoralmente, el PSOE pretendió recrear los apoyos que logró en la moción de censura para aprobar el PGE2019. El PNV apoyaría sólo si le respetaran lo que había acordado con M.Rajoy, los catalanes PDeCat y ERC rechazaron su apoyo, mientras que Podemos se transformó en su principal sostén. Resultó un espectáculo lamentable ver a políticos que se dicen de “izquierda” o “progresistas” presionar para separar el reclamo de libertad por los presos políticos a cambio de apoyo a las cuentas de gobierno.
Ni sí, ni no, pero puede ser. Ante el empantanamiento del presupuesto, el gobierno afirmó que insistirá. Sin embargo, el presidente reconoció “Sin presupuestos, mi vocación de llegar hasta el final de la legislatura se verá acortada” y no descartó la posibilidad de un “superdomingo” electoral el próximo 26 de mayo en el que haya comicios generales, locales y europeos a la vez ¿Cómo tomará medidas? Por real decreto.
Ganar tiempo. A un gobierno débil con una minoría de 84 diputados que: no resolvió las diferencias con Catalunya, no cumplió con las promesas y no logró apoyo a su presupuesto; le resulta indispensable ganar tiempo para seguir recuperando electoralmente al PSOE, siempre y cuando la situación no se desmadre…
Escándalo x 2: Pacto y WhatsApp. PSOE-PP pactaron la designación del Juez Manuel Marchena al CGPJ y el reparto de cargos, se levantó una oleada de críticas y rechazos. Luego el portavoz del Grupo Popular en el Senado, Ignacio Cosidó envió mensajes a los suyos, sincerando que con el acuerdo el PP se aseguraba el control “por detrás”. La indiscreción causó que Marchena renunciara al cargo por su “honorabilidad” y que el pacto quedara en el aire, igual que Cosidó. Los bochornos por corrupción y negociados parecen no tener límite.
Más parecidos que diferentes. La derecha y la centroizquierda son funcionales para sostener el bipartidismo. Cuando hay que defender al régimen del 78, a la monarquía y al capitalismo, se entienden perfectamente. Entre PP y PSOE no hay “mal menor” ellos son el mal de siempre.
Abanico de derechas. Las opciones que se perfilan también son lamentables. Ciudadanos de Albert Rivera e Inés Arrimadas es una formación de derecha, al servicio del gran capital y enemiga del progresismo. VOX representa lo que Cs esconde, una variante ultra afín al franquismo. Sería un grave error salir del círculo vicioso PP-PSOE para entrar en el círculo fascista Cs-Vox.
¿Podemos? El partido que encabeza Pablo Iglesias nació como expresión de los Indignados y del espíritu del 15-M. Lamentablemente, se fue adaptando al régimen, licuando su política y aplicando métodos burocráticos hacia el debate interno. Están defraudando a muchas honestas personas que los veían como una alternativa de cambio real.
Reagrupar. El gran desafío político pasa por lograr un reagrupamiento amplio, de izquierda y anticapitalista, que funcione democráticamente, que desafíe al bloque del imperialismo europeo diferenciándose de la derecha. Que se oponga a que la crisis la pague el pueblo, que luche por eliminar las reformas laborales, el trabajo precario, los bajos salarios y pensiones. Que defienda el derecho a la autodeterminación de los pueblos y la libertad de los presos políticos y exiliados catalanes.
Hay otra salida. El régimen del ´78 no puede dar respuestas progresivas a las grandes mayorías populares, que se polarizan cada vez más ante la situación. Hace falta que la movilización unitaria imponga una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, que debata y defina sobre los grandes temas pendientes. Sería un gran paso para romper con los legados sobrevivientes del franquismo, entre ellos la monarquía y definir una nueva carta magna al servicio de las necesidades de las grandes mayorías.