“Y tú más”, fiel expresión de la descomposición
Los encontronazos entre el PSOE, el PP y sus socios han generado una nueva y grave crisis en las alturas. Los cosméticos de los políticos burgueses sólo disimulan la pudrición del capitalismo y del régimen del ’78. Sánchez obtuvo oxígeno político, pero sigue en la cuerda floja. Es necesario poner de pie una nueva alternativa política, socialista y revolucionaria para dar vuelta todo.
El Congreso es un paripé
El pleno del Congreso del 9 de julio se convirtió en una exhibición grotesca de ataques personales. Pedro Sánchez acusó a Feijóo de tener vínculos con el narcotraficante Marcial Dorado, mientras que el dirigente del PP replicó “¿De qué prostíbulos ha vivido usted?” aludiendo a los negocios del suegro del presidente. La descomposición de la superestructura española parece no tener límites.
El bipartidismo de la impunidad compartida
Este cruce de fuego no es nuevo, es el habitual “y tú más” que usan tanto el PSOE como el PP. Cuando uno es acusado, responde sacando la basura del otro. Así, mientras Feijóo trató de arrinconar al PSOE con el escándalo del “caso Koldo” que salpica a Ábalos y a su entorno por contratos durante la pandemia; Sánchez respondió reviviendo las fotos de Feijóo en yate con Marcial Dorado en los años noventa. Como sus partidos no están limpios, se pelean por demostrar cuál de ellos está más sucio.
Reacciones de los aliados: malestar, distancias y cálculo político
Los socios parlamentarios del PSOE se esforzaron en desmarcarse de la bronca sin romper del todo. Sumar, Podemos, ERC y EH Bildu criticaron el tono del debate y pidieron “medidas concretas contra la corrupción”, aunque no fueron más allá. Belarra calificó las acciones de Sánchez como “maquillaje institucional”. Mientras tanto, el PNV pidió “más política y menos insultos”. Por el otro lado, Vox decidió no secundar la moción de censura que el PP tantea, mostrando que también juega su propia partida en la disputa inter reaccionarios.
Más allá de las diferencias, a ninguno de los “socios” de ambos bloques se le ocurre ubicar las raíces de la corrupción en el sistema capitalista y el régimen del ’78. Visto quiénes son los protagonistas, lo que hacen y en qué ámbitos, lo mejor es que se vayan todos,
El capitalismo es una cuerva de bandidos
Lo sucedido en el Congreso no es una excepción, sino la modalidad de funcionamiento normalizada bajo el capitalismo español. Desde las privatizaciones hasta los rescates bancarios, pasando por la “puerta giratoria” de los consejos de administración, el aparato del Estado es una cueva de bandidos al servicio del IBEX 35. Ni PSOE ni PP -ni sus satélites- están dispuestos a cambiar esta lógica, porque la encarnan. El Estado español contiene las cloacas en las cuales se gestionan y por las que circulan los negocios oscuros.
El régimen del ‘78, sala de estar de la corrupción
La corrupción no es sólo responsabilidad de tal o cual partido. Es parte fundacional del régimen del 78. El bipartidismo se ha repartido el poder con la complicidad de la monarquía, las altas esferas judiciales, las grandes empresas y los medios. La impunidad a los crímenes del franquismo, el blindaje a la Corona, el modelo autonómico clientelar, la opresión y la represión forman parte fundamental del andamiaje institucional. La arquitectura del franquismo, reciclada durante la Transición, le ha brindado ropaje democrático a los intereses del capital.
Para que se investigue a fondo
No se puede combatir la corrupción desde dentro de las estructuras que la reproducen. Hace falta una comisión investigadora independiente, conformada por representantes de los sindicatos combativos, de organismos de derechos humanos y personalidades de honestidad intachable, que pueda investigar hasta las últimas consecuencias a los señalados por implicancias directas como a los responsables políticos en las alturas.
Sin Jurados Populares, jueces electos por el voto popular con mandatos revocables y salarios de un trabajador calificado, nada cambiará en una justicia al servicio del poder de turno. Para que se investigue y castigue a los responsables políticos y organizativos, es necesaria una decidida irrupción de la movilización popular en el escenario político. Y que UGT y CC.OO. llamen a asambleas y acciones para que el pueblo trabajador imponga su propia agenda de reclamos.
Que irrumpa la movilización
Sánchez recibió una cuota de oxígeno político de sus socios, pero sigue en la cuerda floja, cuestión que el PP y Vox quieren capitalizar para dar el zarpazo hacia el gobierno. Los unos y los otros no tocarán las raíces del problema, el régimen del ’78 y el capitalismo.
Las crisis españolas son recurrentes, por eso requieren profundos cambios democráticos y sociales que sólo pueden lograrse terminando con el régimen monárquico parlamentario, el capitalismo; con un gobierno de los trabajadores con un sistema justo, sin explotadores ni opresores, es decir, con el socialismo.
Por una nueva alternativa política consecuente
Los reformistas como Podemos, Sumar, IU, ERC, EH Bildu, Los Comunes y otros, con o sin representación parlamentaria, son funcionales al PSOE o al PP. Por este motivo, es urgente poner de pie una nueva herramienta política que le dé la espalda a los viejos partidos del régimen y a sus cómplices institucionales.
Hace falta construir una alternativa contra el capitalismo, el patriarcado, el racismo y el Estado opresor, para apoyar las luchas obreras y populares con un programa transicional y la estrategia del socialismo. Un frente de las organizaciones que se reivindican anticapitalistas como la CUP, de la izquierda independentista, y de los que reivindicamos el socialismo revolucionario, como Anticapitalistas, Izquierda Revolucionaria, LI, CRT, SOL y otras.
Dar pasos para reagrupar a los revolucionarios es uno de los grandes desafíos por delante.
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