Torre Pacheco II: hay que derrotar a la ultraderecha

Al crecimiento de la ultraderecha, las “cacerías” en Torre Pacheco y el cinismo del Estado, es necesario contraponer el frente único, con independencia política y organizativa. Es momento de rechazar el falso “realismo” institucional, confrontar las ilusiones reformistas y construir una alternativa revolucionaria, con la autodefensa obrera y popular como eje de una estrategia antirracista, feminista y socialista.

Por Gérard Florenson y Rubén Tzanoff

Contra el falso “realismo” del Estado burgués y la confianza en la policía

Con las “cacerías” de migrantes en Torre Pacheco se reflotan los discursos del Estado sobre “garantizar la convivencia”. Son una cortina de humo ya que el aparato estatal reproduce estructuralmente el mismo racismo que dice combatir. Los CIEs, las deportaciones, los abusos policiales en barrios obreros racializados o la Ley de Extranjería son herramientas sistemáticas de un régimen que necesita explotar aún más a sectores enteros de la clase trabajadora para mantener su orden social.

En respuesta a cada agresión de los fachas, reformistas y sectores centristas llaman a confiar en la policía, el gobierno o las leyes “antirracistas”. Pero ¿cómo confiar en quienes persiguen a manteros, hostigan a jóvenes negros, reprimen movilizaciones o colaboran con las políticas migratorias europeas? La policía no es una fuerza neutral: es el brazo armado del Estado capitalista, diseñado para reprimir a la clase trabajadora, y especialmente a sus sectores más explotados y oprimidos.

Es necesario avanzar en la construcción de estructuras de autodefensa y solidaridad entre los sectores oprimidos, desde abajo.

Anti inmigrantes huyen de la policía.

Autodefensa de los trabajadores y el pueblo

No alcanzan las condenas simbólicas o aisladas, no se trata de responder desde reaccionarias lógicas raciales, ni de enfrentar a distintos sectores de la clase trabajadora entre sí. Hace falta una estrategia de autodefensa, organizada y consciente, que actúe ante la amenaza política ultraderechista y los grupos de choque fachas.

Esto implica movilizarse con objetivos claros: por justicia para las víctimas, y para frenar el avance ultraderechista y construir solidaridad entre oprimidos. La acción directa, la protección mutua en los barrios y las luchas comunes en los centros de trabajo deben ser parte esencial de esta respuesta.

Llamado fascista del líder de Vox en Murcia.
Con las mujeres trabajadoras y migrantes

Las mujeres migrantes son uno de los sectores más explotados y oprimidos de la clase trabajadora. Sufren la precarización laboral, los abusos racistas en sus trabajos –especialmente en el trabajo doméstico, los cuidados y en el campo, la violencia machista y la opresión familiar y comunitaria. Muchas han sido empujadas a la migración por guerras, crisis o dictaduras sostenidas por el imperialismo. Y tienen mucho que perder si avanzan los más reaccionarios.

Las mujeres también están preocupadas por sus hijos, condenados al desempleo y la precariedad, víctimas de los controles policiales que persiguen a los inmigrantes. Temen que la policía los maltrate o incluso los mate, porque cuando las fuerzas represivas intervienen en barrios populares con el pretexto de combatir el narcotráfico y la delincuencia, son los jóvenes racializados, incluso los de nacionalidad española, quienes son víctimas de abusos.

Por estas razones, pueden y deben ser el motor de la autoorganización de los residentes de los barrios populares para luchar contra el racismo y reivindicar el derecho a una vida digna para todos.

Concentran múltiples opresiones y, al mismo tiempo, una enorme capacidad de resistencia. Las movilizaciones antirracistas, feministas y de la clase trabajadora no pueden dejar de ponerlas en un lugar de privilegio como sujetas activas de una respuesta colectiva.

La mejor arma por la seguridad: derechos sociales y democráticos

Frente a quienes reclaman más policía en las calles como respuesta a la inseguridad, los socialistas revolucionarios afirmamos que la mejor garantía de seguridad son los derechos sociales y democráticos. Trabajo digno, vivienda, sanidad, educación, regularización para migrantes y libertad sindical son condiciones que reducen la violencia social real. Solo organizando a la clase trabajadora en defensa de sus derechos podremos construir barrios seguros y libres, sin represión ni racismo.

Un llamado a la izquierda y a los sindicatos

Desde nuestro punto de vista, el frente único es una táctica indispensable para enfrentar a la ultraderecha, porque permite la unidad en la acción de todos los sectores de la clase trabajadora, sin renunciar a la independencia política de los revolucionarios y con una estrategia socialista.

Es fundamental exigir la acción de las centrales sindicales y a las organizaciones políticas: llamamos a UGT, CC. OO., CGT, CNT y otras; a la CUP y Anticapitalistas, a Izquierda Revolucionaria, LI, CRT y a los agrupamientos que se consideran progresistas a reunirnos y planificar movilizaciones y todo tipo de acciones anti racistas.

Y es completamente lícito el apoyo externo a la autodefensa, más cuando Vox está llamado a otros ultraderechistas a intervenir directamente.

Sin embargo, esto no puede ir en detrimento de la autoorganización de los propios inmigrantes junto a los trabajadores del barrio, no se los puede sustituir, como deja entrever la orientación expresada por la CRT (FT) en sus publicaciones.

La ultraderecha alimenta el virus de la barbarie que, de no derrotarla, podría imponer regímenes abiertamente fascistas, como lo hicieron Hitler y Mussolini. Hay que enfrentarlos con movilización y autodefensa.

La única salida de fondo es el socialismo

La raíz del racismo, la xenofobia y el fascismo está en el propio funcionamiento del sistema capitalista en crisis. Mientras exista un régimen que necesita dividir, explotar y oprimir para sostener los privilegios de una minoría, el odio organizado tendrá una base sobre la cual crecer.

Por eso, la lucha contra la ultraderecha y el racismo no puede desvincularse de la lucha por el socialismo. Una sociedad en la que gobiernen los trabajadores y que reorganice la economía sobre la base de las necesidades sociales, no de la ganancia, es la única garantía de una vida digna, libre de opresión, explotación y violencia racista. Es decir, una sociedad que funciones con un sistema socialista.

También te puede interesar: Torre Pacheco: “Hay que frenar los ataques racistas”