Mediterráneo: drama y solidaridad
Joan Manuel Serrat hizo entrañables la letra y la música de “Mediterráneo”, como un canto a la vida con sus propias ambigüedades.
El dolor. Por siglos de guerras, exilios, naufragios y pérdidas humanas.
“Yo, que en la piel tengo el sabor amargo del llanto eterno. Que han vertido en ti, cien pueblos, de Algeciras a Estambul. Para que pintes de azul sus largas noches de invierno. A fuerza de desventuras, tu alma es profunda y oscura”.
La calidez. Por los recuerdos y la identidad. “Quizá porque mi niñez sigue jugando en tu playa. Y escondido tras las cañas, duerme mi primer amor. Llevo tu luz y tu olor por donde quiera que vaya. Y, amontonado en tu arena, guardo amor, juegos y penas”.
Pero, más allá de las intenciones del cantautor cuando compuso la canción en 1971, sirve como metáfora del claroscuro Mediterráneo actual.
Miles de inmigrantes pobres y desesperados, muchos de ellos niños, mueren cuando se van a pique las improvisadas pateras en las que navegan.
La Unión Europea los deja morir. Sin brindarles la ayuda humanitaria que necesitan para huir del horror sanos y salvos.
En Palestina miles de personas, en su mayoría niños, son asesinadas por las fuerzas sionistas. Genocidio, limpieza étnica, hambruna, destrucción y ocupación se ejecutan a cara descubierta.
La barbarie tiene la cara de Netanyahu y del Estado fascista de Israel.
La Unión Europea es responsable por tibieza, inacción o complicidad directa.
El mar también observa a un pueblo que se aferra al deseo de sobrevivir, a la esperanza de recuperar su hogar y ser libre del río al mar.
La dignidad humana lleva los colores de la bandera palestina.
Y también aparece la valiente Global Sumud Flotillat (GSF) que contra viento y marea se dirige a Gaza, para intentar romper el bloqueo a la ayuda humanitaria, denunciar el genocidio y la ocupación de Palestina.
La Unión Europea es interpelada y ha quedado expuesta por una GSF que hace lo que deberían hacer los gobiernos.
Con cada tripulación, con cada activista y con cada caja de alimento que transporta la Flotilla viaja la rabia acumulada y la fuerza de las acciones solidarias que recorren el mundo.
Nuestro abrazo a tod@s y a nuestra compañera Cele Fierro, que integra la GSF en representación de la Liga Internacional Socialista (LIS) y está a bordo del Adara.
Multipliquemos las movilizaciones en defensa de Palestina, por el alto el fuego, el levantamiento del bloqueo a la ayuda humanitaria y la detención del genocidio que hasta la ONU reconoce como real. Arropemos a la GSF, exigiendo a los gobiernos que la protejan efectivamente y que rompan relaciones con Israel ya mismo.
Tomemos como propias las palabras que la GSF escribió en su Nota de Prensa del 16 de septiembre:
“Así como a los palestinos se les niega la libertad de movimiento y se les obliga a abandonar sus hogares, rechazamos un mundo donde tanto la tierra como el mar se conviertan en espacios de despojo y muerte. Junto con nuestros socios, reivindicamos el Mediterráneo como un espacio de justicia y desafío. Este mar no debe ser un cementerio para las personas en movimiento, sino un lugar donde se defienda la libertad de movimiento y el acceso humanitario, y donde se respeten los derechos de los refugiados y los palestinos.
No solo llevamos ayuda humanitaria, sino también una visión: un Mediterráneo donde a nadie se le niegue el derecho a circular, retornar y vivir con dignidad”.