Nave B9, Badalona: Desalojo, violencia y racismo

«Ni gente sin casa, ni casas sin gente»

Las imágenes de la policía cargando contra trabajadores migrantes en Badalona condensan con crudeza el funcionamiento del capitalismo en su punto más putrefacto. Mientras las instituciones invocan el “espíritu navideño” y la convivencia, la realidad cotidiana para amplios sectores de la clase trabajadora racializada es la porra, el desalojo forzoso y la ausencia total de alternativas. El violento operativo ejecutado en la nave B9 no es un hecho aislado: es una ofensiva directa contra quienes sobreviven en los márgenes del sistema.

El capital contra la vida

Desde hace años, la nave situada en la calle Guifré —conocida como B9— ha sido espacio de refugio y sustento para decenas de trabajadores, en su mayoría de origen subsahariano, que sobreviven de la recogida de chatarra. El pasado miércoles 17 de diciembre, los Mossos d’Esquadra, en coordinación con la Guardia Urbana, llevaron a cabo un desalojo marcado por la violencia. Golpes, porras y destrucción de medios de subsistencia fueron la respuesta del Estado, tal y como han documentado distintos medios independientes.

La supuesta “insalubridad” es solo la coartada. Lo que se ejecuta es una política de racismo institucional que criminaliza la pobreza. El alcalde Xavier García Albiol (PP) ha convertido Badalona en un laboratorio de las políticas de la extrema derecha: no se combate la precariedad, se expulsa a quienes la padecen. No limpian espacios; eliminan a los pobres de la vista pública, pero las personas no desaparecen por esta razón y los desastres sociales perduran al no darles una solución concreta a sus padecimientos.

Polarización social

Lejos del relato oficial difundido por los grandes medios, lo ocurrido en la B9 fue una jornada de resistencia. Los trabajadores no aceptaron marcharse en silencio ni con la cabeza baja. Defendieron su derecho a existir frente a un despliegue policial desproporcionado. Hubo heridos, pero también quedó al descubierto una verdad incómoda: la llamada “paz social” se sostiene mediante la violencia sistemática contra quienes menos tienen.

Tras el desalojo, el horizonte es la calle, un descampado o un puente, en este caso la mayoría de las personas de cobijó como pudo debajo del puente de la C-31 que conecta Badalona con Barcelona. El alcalde Albiol pensó que con violencia resolvería todo, pero hasta ahora no ha sido así, porque también se han agudizado las tensiones, un sector vecinal reaccionario se opone de forma frontal a cualquier intento de realojar a los migrantes en su barrio, especialmente en zonas como Sant Crist y Montigalà-Bufalà y una gran cantidad de activistas y asociaciones sociales reclaman soluciones dignas de alojamiento y apoyan a las personas desalojadas. Se han producido concentraciones de vecinos en ambos bandos separados por la policía, llegando a reunir a centenares de personas a favor y en contra de los realojos.

Un sistema con responsables

La responsabilidad no recae solo en Albiol (PP). La justicia que autoriza el desalojo y el Govern de la Generalitat, Salavador Illia (PSC) que ordena el despliegue policial forman parte del mismo engranaje. Un sistema que prioriza la propiedad privada de una nave abandonada por encima de la vida y la dignidad de sesenta trabajadores es un sistema profundamente injusto. Cabe recordar que mientras tanto, en Badalona y en el conjunto del área metropolitana de Barcelona miles de viviendas permanecen vacías en manos de bancos y fondos buitre, retenidas únicamente para la especulación.

Lo sucedido en la B9 se conecta además con los episodios de hostigamiento vividos en la Parroquia de San Roque el pasado fin de semana, donde sectores alentados por el odio intentaron impedir que las personas desalojadas encontraran refugio. Es la estrategia clásica de la derecha: enfrentar a pobres contra pobres para desviar la mirada de los verdaderos responsables de la crisis social.

Una sola clase, una sola lucha

Expresamos nuestra solidaridad con los trabajadores de la nave B9 y con los colectivos que, como la Plataforma Sant Roc Som Badalona, han estado en primera línea enfrentando la represión y la xenofobia.

Exigimos:

  • Ni un desalojo más. Reubicación inmediata en viviendas dignas para todas las personas afectadas.

  • Expropiación de las viviendas vacías en manos de bancos y grandes tenedores para uso social.

  • Papeles para todas y todos. Derogación de la Ley de Extranjería, que condena a miles de trabajadores a la explotación y a la exclusión habitacional.

  • Fuera Albiol. Por una alternativa política de la clase trabajadora que enfrente el racismo y la precariedad.

La lucha por la vivienda no entiende de fronteras. Es una lucha de clase, internacionalista y anticapitalista.