21-D en Extremadura: Primer balance de las elecciones
El PP ganó, Vox creció y el PSOE se desplomó. Más allá de los resultados electorales, la Comunidad Autónoma está cruzada por la pobreza, el latifundismo, la crisis del régimen del ‘78 y la urgencia de una alternativa de izquierda consecuente ¡Extremadura libre por el socialismo!
Por Jaime Flores y Rubén Tzanoff

Los resultados y el gobierno autónomo
El PP obtuvo 43,2 % de los votos (29 escaños de los 65 totales, quedando a 4 de la mayoría absoluta). El PSOE se desplomó hasta 25,7 % (18 escaños), el partido de extrema derecha Vox subió a 16,9 % (11 escaños) a costa de los votos que perdió el PP, mientras que la coalición de Unidas por Extremadura (Podemos–IU–AV) alcanzó 10,3 % (7 escaños) en la Asamblea regional.
Los resultados implican que el PP tendrá que negociar la formación de un nuevo gobierno con otro partido, principalmente por afinidad con Vox, por lo cual ya han comenzado a intercambiar posiciones entre la unidad y la disputa por los sectores de derecha.
El 20 de enero de 2026 es la fecha límite para constituir la nueva Asamblea y el 19 de febrero de 2026 la fecha orientativa hasta la que podría celebrarse la primera sesión de investidura si se agotan plazos internos.
El hundimiento del PSOE y la farsa del «voto útil»
Los resultados del 21 de diciembre son una sentencia: el PSOE ha perdido 10 escaños en solo dos años. Su discurso de «frente anti-Vox» ha colapsado ante la realidad de los casos de corrupción de Koldo o Ábalos y las denuncias por acoso machista en sus filas. Presentar a un candidato investigado, sin carisma y que buscó el aforamiento como salvavidas, ha sido un nuevo golpe a su credibilidad ante la clase trabajadora. Aunque el Gobierno de Pedro Sánchez se ha desentendido de los malos resultados, ha recibido un golpe electoral que abre un interrogante: ¿El batacazo del PSOE es una muestra de lo que podría pasar en una elección general o sólo la expresión en una de las Comunidades Autónomas?
Como sea, es un golpe para el gobierno estadual y una preocupación de las alturas mientras que el pueblo trabajador está preocupado por pagar el alquiler, la inflación, los salarios bajos y las condiciones de trabajo precarias que deterioran su nivel de vida sin que haya conquistas por derechos de fondo por la inacción de las centrales sindicales mayoritarias UGT y CC.OO. cuando más de cuatro millones de personas no tienen ingresos suficientes para llegar a fin de mes y uno de cada cuatro españoles está en riesgo de pobreza incluso teniendo un empleo.
Acción callejera, política e ideológica ante la ultraderecha
La polarización política y social se sigue expresando en el auge de la derecha que adquiere y/o fortalece su representación política mientras que, en el polo opuesto, hay luchas pero sin direcciones alternativas. Los sectores reaccionarios se valen de redes sociales y podcasts tóxicos, antifeministas y antiinmigrantes, como accionar que Vox ha sabido capitalizar a pesar de sus propios escándalos. No es un dato pasajero; es una tendencia que se reproducirá si no actuamos. Necesitamos crear contrapoderes políticos alternativos, comunicativos y redes de autodefensa colectiva. La batalla se da en todos los ámbitos, en las calles, con en el pensamiento crítico dentro de los lugares de trabajo, las escuelas, casas y barrios para blindar a la juventud frente a la reacción que va activamente por ellos.
Organizar la resistencia y construir una alternativa
Los 3.179 votosy el espacio “soberanista” de Nuevo Extremeñismo demuestran la existencia de un sector con voz propia. Sin embargo, creemos que lo hacen con grandes limitaciones porque la emancipación total no llegará tejiendo alianzas con el reformismo dentro del régimen del ’78 y del sistema capitalista. Es un camino que no conducirá a romper con los tentáculos del capital sino a gestionarlo de forma supuestamente menos «cruel o sanguinaria».
Más allá de las cuestiones electorales, lo inmediato es impulsar y apoyar las luchas de los trabajadores y el pueblo, fortalecer los movimientos sociales y sindicales combativos, tanto en Extremadura como en todo el Estado español. Y construir una nueva alternativa política, de izquierda consecuente, desde la independencia de clase, socialista y revolucionaria que funda las identidades, en este caso extremeña, con la lucha de clases como centro, en la perspectiva de que gobiernen los trabajadores y el pueblo, con un sistema socialista y plenas libertades democráticas. Y priorizando el reagrupamiento internacional de los revolucionarios, como ha planteado la Liga Internacional Socialista (LIS) en su reciente III Congreso.
