¿Quiénes somos?
Somos SOL (Socialismo y Libertad) – Estado español. Integramos la LIS (Liga Internacional Socialista), una coordinación de partidos y grupos
Leer másSomos SOL (Socialismo y Libertad) – Estado español. Integramos la LIS (Liga Internacional Socialista), una coordinación de partidos y grupos de más de 30 países de cinco continentes. Somos revolucionarix, anticapitalistas, feministas y ecologistas.
Estamos al servicio de las luchas de los trabajadores, los jóvenes, las mujeres y los oprimidos del mundo. El internacionalismo es nuestra bandera.
La solidaridad y el impulso a las movilizaciones, huelgas y acciones callejeras configuran el primer eslabón de la cadena por los derechos sociales y políticos insatisfechos de la clase trabajadora y el pueblo.
Los que dicen que la crisis del 2008 está totalmente superada, mienten descaradamente. Las subas de tarifas en servicios, del transporte, los alquileres, los alimentos y el costo de vida en general, sólo favorecen los intereses empresariales y sus ganancias. El pueblo trabajador sufre, además, un alto porcentaje de paro, despidos, salarios insuficientes, desigualdad social y pobreza. La pérdida de viejas conquistas obreras queda evidenciada en la brutal precariedad laboral que sacude principalmente a los jóvenes trabajadores, a los inmigrantes y a las mujeres.
Las mujeres sufren bajo un doble carácter de explotadas y oprimidas. El sistema capitalista y patriarcal les quita sus derechos, las discrimina y diferencia salarial y socialmente por ser mujeres. Ante la violencia de género en sus distintas expresiones y los femicidios, las instituciones del régimen, en particular la policía y la justicia actúan como cómplices. La Iglesia Católica, se encarga de regimentar lo que las mujeres pueden hacer o no con su propio cuerpo. Esta realidad, sólo se revierte cuando intervienen la movilización y el reclamo popular que protagonizan millones de mujeres en la cuarta ola feminista mundial.
Al mismo tiempo, rechazamos los ataques y limitaciones a las libertades democráticas, cuya expresión más grave es la existencia de presos políticos y la persecución a los independentistas catalanes, como producto de la aplicación del artículo 155 de Rajoy, el Rey de España, el Juez Llarena y el frente unionista.
El régimen monárquico-parlamentario de la Constitución del ´78 está agotado y en descomposición. El PP y el PSOE se alternan en el gobierno y lo sostienen. Ciudadanos y Podemos, desde distintos ángulos, se postulan a reemplazarlos, sin tocar lo esencial, las instituciones y el sistema capitalista.
Apoyar la autodeterminación del pueblo catalán y su derecho a constituirse como República es una tarea de primer orden para los revolucionarios socialistas. En el camino de la confraternización con otros pueblos oprimidos del Estado Español y la necesaria unidad de toda la clase obrera ibérica, para luchar por sus reclamos comunes más allá de las distintas identidades nacionales y/o culturales.
Derechos sociales y democráticos recortados, guerras, crisis económica e inestabilidad, explotación y opresión de las nacionalidades, configuran el verdadero rostro del capitalismo. Es el sistema que defienden los políticos burgueses y los dirigentes sindicales traidores.
El capitalismo no puede reformarse ni maquillarse, debe derrotarse antes que derive en la barbarie para millones y millones de personas en todo el mundo. No es una tarea fácil. Tampoco imposible, mientras puedan superarse las trampas y escollos que ponen las organizaciones tanto sectarias como oportunistas que, por una u otra vía le hacen el juego al sistema imperante.
La única salida de fondo es el socialismo, que no es la caricatura dictatorial y burocrática que manchó sus banderas con las garras del estalinismo y la socialdemocracia. Es el socialismo donde estén satisfechas las necesidades más elementales de salud, vivienda, educación, trabajo, derechos de las mujeres y las minorías, con la más absoluta democracia, con libertad de expresión, de opinión y de organización.
El mundo se modifica permanentemente obligando a los revolucionarios a responder a los nuevos desafíos sin dogmas sagrados, ni esquemas anquilosados. Lo hacemos desde una base sólida: las enseñanzas de Marx, Lenin y Trotsky como guía teórica y práctica hacia el socialismo.
Desde ya, no es un camino de rosas. La caída del estalinismo significó una enorme liberación de fuerzas, un paso positivo para terminar con uno de los peores aparatos mundiales conocidos. Sin embargo, también generó enormes contradicciones, confusiones en la conciencia de clase y ventajas que el capitalismo aprovechó parcialmente. Aún con todos estos problemas, el imperialismo no ha logrado derrotar categóricamente a los trabajadores y los pueblos del mundo que siguen luchando a brazo partido.
Por eso, seguimos siendo optimistas. Es posible y necesario desarrollar el internacionalismo, impulsar la movilización de las masas y construir partidos socialistas revolucionarios, para que gobiernen los trabajadores y el pueblo, con un régimen de democracia obrera.
Como dijo Nahuel Moreno: “Yo no creo que sea inevitable el triunfo del socialismo. Creo que el resultado depende de la lucha de clases en la cual estamos inmersos. Y que, entonces, lo indispensable es luchar, luchar con rabia para triunfar. Porque podemos triunfar. No hay ningún dios que haya fijado que no podamos hacerlo.”
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