19D: Participa de los actos de la CUP
El sábado 19 de diciembre se realizarán concentraciones en distintas ciudades de Catalunya: Barcelona, Berga, Castelló, Girona, Granollers, Igualada, Lleida, Manresa, Moiá, Reus, Sabadell, Sant Feliu de Llobregat, Sant Sadurní, Santa Coloma, Tarragona y Vila Franca del Penedès. Fueron convocadas por la CUP y colectivos de izquierda independentista con la consigna “Que la crisis la paguen los ricos, no los trabajadores”, que expresa una de las tareas centrales del momento.
O Manifiesto señala los alcances de la crisis económica y social, acelerada por la pandemia del Covid-19 y sus efectos sobre los más vulnerables. Con su secuela de ERTE, desocupación, precariedad, violencias machistas y patriarcales, LGTBIfobia, desahucios y xenofobia. Con violencia institucional, con medidas gubernamentales insuficientes, sin servicios públicos adecuados ni condiciones de vida digna. Y, como contrapartida, la continuidad de las privatizaciones, de privilegios para los sectores financieros que, con el Pacto de Toledo, pretenden apropiarse de una parte de las cotizaciones sociales e imponer pensiones privadas y el enriquecimiento de las empresas del IBEX35. El llamado a recuperar las calles y propiciar la ruptura con el actual sistema, É unha tarefa que non se pode aprazar.. También lo es no depositar confianza en la UE, cuyos fondos de recuperación irán a parar fundamentalmente, a las arcas de los más poderosos.
Compartimos con la CUP el planteo de gestar un nuevo y poderoso embate sobre los opresores, para lo cual es necesario impulsar la más amplia unidad de acción, para dar vuelta todo en un sentido favorable a los trabajadores y el pueblo. Son motivos más que suficientes para participar e impulsar los actos del 19-D y apoyar el Manifiesto. Es en este marco, que insistimos con algunas cuestiones que ya hemos señalado tanto en nuestras publicaciones como en las distintas instancias de debate abiertas por la CUP.
La realidad que golpea a los pueblos del Estado español es moldeada desde la Unión Europea, bajo cuyo mando se encuentran el gobierno PSOE-UP y las instituciones del régimen del ´78. Pero no son los únicos responsables ya que en Catalunya también lo son los partidos mayoritarios que conducen la Generalitat e o Parlament, ERC y JxCAT. Más allá de sus diferencias con Madrid, coinciden en aplicar medidas sanitariamente insuficientes, socialmente injustas y políticamente autoritarias, mientras favorecen a los grandes intereses empresariales capitalistas.
Ninguno de ellos revirtió los recortes presupuestarios en salud, las condiciones de precariedad de los trabajadores, ni la desigualdad social; mientras sí se dedicaron a salvar a las patronales y sus negocios. Es un “patrimonio” común de ambas gestiones. Más allá de la sostenida fraseología crítica e independentista de ERC y JxCAT, se levanta una construcción de apoyo al gobierno burgués del opresor español, que los sigue acercando más al reclamo por una autonomía retaceada que a la República Catalana popularmente anhelada.
Es necesario poner de pie una alternativa política que impulse la movilización, apoye las luchas y se arraigue profundamente en la clase trabajadora, no sólo durante las contiendas electorales, y que plantee sistemáticamente una alternativa de independencia de clase, que se deslinde de la“unidad estratégica” con la burguesía y los reformistas que hacen de correa de transmisión de sus intereses. El camino para lograr la independencia está íntimamente ligado a la lucha anticapitalista, contra la explotación, la precariedad, los ajustes, la pobreza y las desigualdades sociales. Precisamente, todas las cuestiones que los burgueses provocan sostienen y reproducen.
La República Catalana será posible en un proceso encabezado por la clase trabajadora, con estudiantes, con los colectivos feministas, inmigrantes y otros sectores populares, movilizados, haciendo huelgas y construyendo sus propios organismos de poder. Las propuestas democráticas por la autodeterminación no deben contraponerse con las anticapitalistas, sino formar parte de un mismo programa transicional que responda tanto a las aspiraciones de libertad como a los derechos sociales. La CUP cuenta con la fuerza y el arraigo para poner de pie la construcción de un frente de izquierda radical, algo que, de concretarse, sería un gran paso político hacia adelante.