Bielorrusia: Los que no se rinden ni se venden

Nos reunimos con compañeros del Sindicato Independiente Bielorruso (BNP).  Soligorsk está situada al sur de la Provincia de Minsk, donde se localizan grandes minas de sal de potasio para exportar. Sus galerías subterráneas también se utilizan con fines curativos (espeleo terapia).

En esta Ciudad se encuentra la sede del BNP que integran mineros, químicos, petroleros, energéticos, transportistas, constructores y otros trabajadores. Allí viajamos para conversar con compañeros que ya conocíamos y con nuevos dirigentes. Nos recibieron amistosamente, tomamos té y hablamos durante varias horas.

Los cambios en las relaciones laborales representan su primera preocupación. En julio la Cámara de Representantes de la Asamblea Nacional modificó el Código Laboral. En términos legales “Incorporó las disposiciones del Decreto N.º 29 sobre la transferencia de empleados a contratos laborales de duración determinada y el Decreto N.º 5 sobre el castigo excesivo a los empleados y la ampliación de los motivos para su despido.”

Los cambios en las relaciones laborales representan su primera preocupación.

Fue una “Actualización Sin Mejora” a la que Maxim Poznyakov, presidente del BNP, presente en la reunión, ya se había referido: “…Bielorrusia se ha convertido en un país de empleo temporal. El sistema de contratos laborales universales a corto plazo, que ahora está consagrado en el Código Laboral, no brinda a las personas garantías para un trabajo permanente y estable, lo que lleva, en primer lugar, a los trabajadores jóvenes a emigrar en busca de una vida mejor. Por otro lado, una persona puede convertirse en rehén de un contrato de 5 años y se verá obligada a continuarlo hasta el final si el empleador está en contra de la terminación del contrato de trabajo por acuerdo de las partes, ¡aunque el empleado quiera renunciar! Entonces, ¿de qué tipo de empleo flexible y efectivo estamos hablando?

Con las modificaciones impulsadas por el gobierno, el empleador también podrá despedir más fácilmente y aplicar castigos disciplinarios más severos. No es un panorama desconocido ya que en Europa y América Latina la “modernización” de las relaciones laborales siempre es desfavorable para los trabajadores.

Otro tema destacado en el Sindicato son las medidas para evitar la burocratización, como la limitación al sueldo de los dirigentes, incluso por debajo de lo que ganarían en su puesto de trabajo. Los compañeros saben que no existe una alternativa política propia de los trabajadores. Es una tarea pendiente tras 25 años de un gobierno con características dictatoriales, cuya historia relataron sintéticamente.

Aleksander Lukashenko, un exmilitar stalinista devenido a independiente, asumió la presidencia en 1994. En el 95 hubo una lucha de los trabajadores del Metro por aumento salarial que fue derrotada. A partir del cambio en la correlación de fuerzas, la contraofensiva del gobierno avanzó sindicato por sindicato.

En el año 2002 Lukashenko designó a dedo a los dirigentes de la Federación e introdujo la figura del “tutor ideológico” para imponer sus políticas a través del miedo y/o el clientelismo. Entonces la organización dejó de referenciarse en la movilización y la lucha.

Aunque pasaron tres décadas desde la caída del stalinismo y la introducción del capitalismo, las necesidades democráticas y sociales siguen insatisfechas.

Este es el difícil marco en que luchan los compañeros que no se rinden ni se venden y en el que afrontarán grandes desafíos en los próximos meses. Finalmente, nos despedimos intercambiando presentes: vodka, adhesivos, un banderín del Sindicato, libros de afiches y grafitis del Mayo Francés. Recorrimos los 134 km de autopista que separan a Soligorsk de Minsk entre campos y bosques; contentos por asimilar sus experiencias, con la voluntad de difundir su lucha y apoyar sus justos reclamos.

Aunque pasaron tres décadas desde la caída del stalinismo y la introducción del capitalismo, las necesidades democráticas y sociales siguen insatisfechas. Desde la Liga Internacional Socialista estamos convencidos que las soluciones no llegarán con las aspiraciones imperialistas de la UE, Rusia, China o EE. UU. Tampoco con las inversiones explotadoras y saqueadoras del capitalismo. Mucho menos con burócratas stalinistas opresores y corruptos, sean nostálgicos o reciclados.

En todo el mundo es necesario construir organizaciones sindicales y políticas con nuevos dirigentes que luchen por conquistas obreras inmediatas con una estrategia: que gobiernen los trabajadores y el pueblo, en el socialismo con democracia obrera y plenas libertades.

Rubén Tzanoff y Anatoly Matvienko

lis-isl.org