La UE y el capitalismo no tienen arreglo

Ante la pandemia y la crisis económica, privilegian las ganancias empresariales sobre la vida.

Las predicciones del Banco Central Europeo (BCE) para este año, son de una recesión sin precedentes, con un desplome del PBI de entre el 5% y el 12% para la eurozona y del 9,4% para España, cuya deuda aumentará 115,6%, con una tasa de paro que escalará al 18,9% . En medio del desastre sigue la disputa por las “ayudas” de la UE. El 23 de abril, el Consejo Europeo acordó la creación de un fondo de recuperación para los países más afectados por la crisis. Aunque fue anunciado con “bombos y platillos”, el acercamiento sólo posible por la postergación de la definición sobre las principales diferencias: el monto a comprometer, su financiación y la forma de acceso.

En cuanto al monto, las posiciones son dispares. La presidenta de la Comisión Europea (CE), Úrsula Von del Leyen, había mencionado, como mínimo, un billón de euros, pero su credibilidad está en baja. Altos funcionarios de distintos países plantean abiertamente que detrás de las promesas hay multiplicadores exagerados sobre inversiones del sector privado y que el diseño del fondo que se prepara está compuesto mayoritariamente de créditos y no de inversiones a fondo perdido. ¿Cómo se vehiculizará? Algunos países, principalmente del norte europeo, exigen que el dinero prestado sea acompañado de “reformas y mejora de la competitividad en el sur de Europa”. Es decir, ajustes con estrictas condiciones de devolución. Los países del sur, principalmente España, pretenden ayudas a fondo perpetuo, pagando sólo los intereses de las deudas.

… no es extraño que muchos analistas se refieran al bloque imperialista como la DE, “(Des)Unión Europea” y en vez de eurozona, “eurocaos”.

Se esperaba una propuesta concreta de la CE para el 6 de mayo, sin embargo, hubo más divergencias. El Tribunal Constitucional alemán ha cuestionado una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), emitida en 2018, al encontrar problemas de legalidad en la participación del Bundesbank en el programa de compras de deuda del Banco Central Europeo (BCE) y le ha otorgado a la institución que preside Christine Lagarde (ex presidente del FMI durante la crisis griega) un plazo de tres meses para justificar su actuación.

¿Por qué se le asigna tanta importancia al dictamen? Porque cuestiona el futuro del programa de compra de deuda del BCE y “De él depende la viabilidad del Tesoro de seguir emitiendo con un coste de interés muy bajo la deuda con la que el Estado cubre las cotizaciones de los ERTE, indemniza a los autónomos, financia los gastos sanitarios extraordinarios para hacer frente al virus y, dentro de poco, abonará la futura renta mínima de inserción. Todos gastos sobrevenidos, imprevistos, que solo se pueden financiar con déficit, es decir gastando por encima de lo que se ingresa.”

Que la crisis la paguen los banqueros, los patrones y los ricos.

A esta altura no es extraño que muchos analistas se refieran al bloque imperialista como la DE, “(Des)Unión Europea” y en vez de eurozona, “eurocaos”. La crisis de la UE es completa: sanitaria, económica, social, humanitaria, política e institucional. Y viene de arrastre, de las pésimas respuestas ante la quiebra de Grecia, el crac del 2008, la inmigración, la autodeterminación de Catalunya, el Brexit y se ha sumado la pandemia. Los desaciertos proyectan una imagen de la UE más borrosa y turbia que nunca. Se defina lo que se defina sobre los  “paquetes de ayuda”, no se puede depositar ninguna expectativa en la UE, ni en la troika BCE, CE, FMI. No brotará de esas instituciones una repentina manifestación de “espíritu solidario”, ni a una utópica “humanización” del capitalismo. Las autoridades económicas de la UE han advertido que se orientan a otorgar fondos en un equilibrio entre transferencias y créditos, que serán centralmente para salvar las ganancias empresariales. Los paliativos sociales que se incorporen tendrán como fin intentar que el malestar popular confinado no se transforme en una explosión de movilizaciones, luchas y huelgas generales.

¿Quiénes pagarán la crisis sanitaria, económica y social detonada por la pandemia de Covid-19? No deben ser lxs trabajadorxs y los pueblos, como hicieron con la crisis del 2008. No hay que aceptar los llamados del gobierno de “coalición progresista” PSOE-Unidas Podemos, de las patronales y los burócratas sindicales de las centrales mayoritarias a realizar ”Pactos de unidad nacional”, a la “colaboración entre patrones y trabajadores”, ni aceptar mansamente trabajar más por menos salario y en peores condiciones laborales. La recuperación de los derechos democráticos de protesta es una necesidad inmediata. Que la crisis la paguen los banqueros, los patrones y los ricos. Se puede lograr con medidas transicionales como las que proponemos desde la Liga Internacional Socialista, en el camino de una salida de fondo: el socialismo con democracia, solidario, sin privilegiados y en el que se satisfagan las necesidades sociales y democráticas de las grandes mayorías.