Derogación de la reforma laboral

La protesta es el mejor camino para recuperar las conquistas obreras perdidas.

El miércoles el PSOE firmó un acuerdo con Unidas Podemos y EH Bildu en el que se plantea “la derogación integra de la reforma laboral” a cambio de no obstaculizar la aprobación de la quinta prórroga del estado de alarma, que también contó con el apoyo del sector de derecha que expresa Ciudadanos.

Y volvió a estallar el escándalo, ya que enseguida “borraron con el codo, lo que escribieron con la mano”. La portavoz del bloque parlamentario del PSOE, Adriana Lastra, salió a rectificarse con una nota aclaratoria afirmando que se trató de una ”mala interpretación”, que mantienen sólo la derogación de aspectos parciales.  En definitiva, que lo que vale son los acuerdos de investidura oportunamente alcanzados con Unidas Podemos, en los que se incluía la formulación de retroceder sólo en lo que consideraban “más lesivo para los derechos de los trabajadores”, como podrían ser la prevalencia del convenio sectorial o la ultraactividad de los convenios, no en la totalidad de la reforma laboral que impuso el PP en el 2012.

“borraron con el codo, lo que escribieron con la mano”.

Para Bildu, vale tanto lo firmado como la rectificación porque, según su vocera parlamentaria, Maite Aizpurua, hay que ser “conscientes de que la reforma laboral no puede caer de un día para otro, no podemos llevar a la población a un vacío legal”. Mientras tanto, Pablo Iglesias, vicepresidente segundo del Gobierno ratificó lo acordado y, en esta ocasión, eligió del amplio menú que dispone con acuerdo a las circunstancias, la exigencia de la derogación íntegra.

La patronal puso el grito en el cielo. Los empresarios de La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME) anunciaron la suspensión del diálogo social por considerar el acuerdo una “irresponsabilidad mayúscula”. Se sintieron defraudados ya que, lo que están negociando con el gobierno y los sindicatos es mayor flexibilidad laboral, como ha recomendado la Comisión Europea. La patronal catalana nucleada en Foment del Treball Nacional también expresó su malestar.  Los funcionarios del gobierno les pidieron disculpas rápidamente y les prometieron que “todo lo que hagamos lo haremos de la mano de sindicatos, patronal y con las fuerzas políticas”, pero momentáneamente, la relación se ha tensado. Las centrales sindicales UGT y CC.OO. salieron a poner paños fríos y a insistir con su petición de “diálogo social” ya que creen que “hay tiempo para que las aguas se serenen” y se pueda debatir la reforma laboral entre todos.

En primer lugar, rechazamos la nueva prórroga del estado de alarma, que se ha transformado en una estafa de alarma utilizada para recortar libertades democráticas, cuando existen otras alternativas para atacar la crisis sanitaria del Covid-19, sin autoritarismo. Dicho esto, resulta lamentable el accionar de todos los involucrados, no sólo por su posición ante la quinta ratificación de superpoderes para Pedro Sánchez sino también, por sus posiciones ante la reforma laboral.

…no se puede depositar ninguna confianza ni en los unos ni en los otros. Hacen falta nuevos dirigentes sindicales y políticos, para dar vuelta todo.

Como en otras ocasiones, Unidas Podemos se ha querido diferenciar un poco, presentándose como defensor de la derogación íntegra, pero permitió la investidura de Sánchez aceptando la derogación parcial. Bildu, prácticamente salió a defender que está bien tanto la firma como su rectificación. Y un párrafo aparte merecen los dirigentes sindicales, enrolados con el gobierno en el proyecto de la “unidad nacional” y el “diálogo social”, como trampa para hacer pasar nuevos ajustes, sin expresar ni siquiera un atisbo de confrontación.

Sí entre todos los actores hubiera alguno que quisiera realmente la derogación íntegra de la nefasta reforma laboral que liquidó conquistas obreras históricas, no estarían pendientes solamente de los acuerdos parlamentarios, signados por las maniobras y las mentiras, a cambio de levantar la mano por mantener el estado de alarma. Para sacarse de encima la reforma laboral hay que apelar a lxs trabajadorxs, en las fábricas, en las oficinas, en todos los lugares de trabajo, debatiendo democráticamente en asambleas, recuperando las calles, con movilizaciones y huelga general, como parte de un plan de lucha que incluya las precauciones que sean necesarias ante la pandemia y se solidarice activamente con la huelga indefinida en Nissan.  Pero de esto, no se dice una palabra, incluyendo a los dirigentes de las centrales sindicales mayoritarias. Por eso, no se puede depositar ninguna confianza ni en los unos ni en los otros. Hacen falta nuevos dirigentes sindicales y políticos, para dar vuelta todo.