Dos antídotos ante la crisis

Hay que canalizar el malestar hacia la lucha y la organización política. Que no se imponga la pasividad.

Tercera ola. El Covid-19 sacude Europa y al Estado español con ímpetu renovado. La vida de todos los días está cruzada por el crecimiento de los casos de contagio, la ocupación de las UCI, los fallecimientos y la aparición de nuevas cepas por la mutación del virus. Las medidas adoptadas por los funcionarios de Unión Europea (UE) y del Estado español en respuesta a la crisis siguen siendo socialmente injustas, sanitariamente insuficientes y contradictorias.

Vacunas. La UE presentó el inicio de la vacunación como un logro de la coordinación en el bloque, pero fue sólo propaganda. Los laboratorios privados no cumplen con los compromisos de entrega, la distribución es desigual y tardía. La aplicación es lenta, hay dosis que se pierden por problemas absurdos y se multiplican los casos de funcionarios privilegiados que se inyectan cuando no les corresponde. La salud pública está deteriorada por la acción de los recortes presupuestarios aplicados durante años, que no fueron revertidos cualitativamente ni siquiera ante la gravedad de la pandemia. Se necesita un sistema de salud público, universal y gratuito, para atacar decidida y eficazmente a la crisis sanitaria.

Desigualdades al galope. La crisis de la economía capitalista sigue disparando la pobreza, los cierres de fuentes de trabajo y los despidos. Encima, aumentaron las tarifas de luz y gas en medio del temporal de frío y nieve provocado por la borrasca Filomena. Las desigualdades se profundizan y se agudizan las contradicciones sociales. Valgan como algunos de los peores ejemplos, lo sucedido en el incendio de la nave habitada por inmigrantes en Badalona y los cortes de luz en el humilde barrio de la Cañada Real, en las periferias de Barcelona y Madrid respectivamente.

Que no pasen los ajustes. El gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ya ha presentado sus propuestas para acceder a las ayudas de la UE, entre las cuales la referida a las pensiones generó un gran revuelo. Planteaba aumentar el cómputo jubilatorio de 25 a 35 años, lo que provocaría una rebaja media de las pensiones de un 6,3%. El rechazo social a los borradores llevó a que el gobierno negara su existencia –demostrada en los medios de comunicación– y a que luego presentara una formulación ambigua para seguir negociando. No hay que depositar ninguna expectativa en el bloque imperialista, que siempre está más preocupado por salvaguardar las ganancias patronales que por satisfacer las necesidades populares. Con la movilización, hay que evitar que las intenciones de ajustar pasen de los papeles a los hechos, las pensiones no deben ser una moneda de cambio.

Era hora de que hagan algo. La realidad y la perspectiva para los trabajadores y el pueblo aparece complicada. El descontento crece a tal punto que CCOO y UGT se vieron obligadas abandonar el silencio y el inmovilismo, anunciando movilizaciones a las delegaciones de gobierno durante el mes de febrero. Dicen que “#AhoraSíToca” “mandarle un mensaje al gobierno”. La verdad, es que hace falta mucho más que enviar misivas amenazantes a las patronales y el ejecutivo, para luego sentarse a negociar migajas, como hacen siempre.

Tormenta institucional y doble discurso. El gobierno de “coalición progresista PSOE-UP” genera cada vez más críticas por su gestión económica, sanitaria y sus roces internos. La justicia, las fuerzas de seguridad y la realeza -con el rey emérito Juan Carlos I fugado por corrupción- están en cuestión. El régimen del ´78 tiene una crisis permanente que pretende cerrar con recortes a las libertades democráticas y a los derechos sociales. El presidente Sánchez percibe el malestar y las dificultades por venir, por eso alerta que “Nos quedan sin duda meses muy duros por delante”.  Y responde con un doble discurso: hace promesas progresistas, pero toma medidas liberales o aplica reformas tan limitadas que no cambian nada en la vida cotidiana de las grandes mayorías populares.

Catalunya, un párrafo aparte. Sánchez intenta “dar vuelta la página” del proceso de autodeterminación con promesas que nunca cumple, contando en gran medida con la colaboración de ERC. Al mismo tiempo, el régimen sigue actuando con mano dura con los presos políticos, exiliados y activistas populares. La institucionalidad destituyó al President Quim Torra y ha vuelto al ataque con una injerencia directa sobre la fecha de votación del 14F. Con los opresores y sus cómplices no hay negociación posible favorable a los trabajadores y el pueblo catalán, el único camino es retomar la movilización y la lucha por la ruptura unilateral y la República Catalana. 

Movilización y plan de lucha. No hay que permitir que las movilizaciones anunciadas por CCOO y UGT se queden en una maniobra para aplacar el descontento de los trabajadores. Se necesita unir los reclamos en curso y una gran movilización unitaria, con acciones combinadas que conformen un plan de lucha y huelga general, todo debatido y votado democráticamente en asambleas de base. Con una agenda que parta de la defensa de las pensiones, por la derogación total de la reforma laboral, contra la precariedad y por aumento salarial. Es tiempo de rebelarse, como hacen otros pueblos del mundo, entre ellos el francés, que lucha sostenidamente contra las injusticias sociales. 

Que lo nuevo se abra paso. Hacen falta nuevos dirigentes sindicales, combativos y democráticos, surgidos desde abajo para reemplazar a los burócratas sindicales. Y también hay que poner de pie una nueva alternativa política de izquierda, anticapitalista. Para derrotar a la derecha y la ultraderecha, representada por el PP, Ciudadanos y Vox, que supere las limitaciones reformistas del PSOE, Unidas Podemos, del nacionalismo burgués catalán y vasco. Hay que dar vuelta todo, con la movilización por una Asamblea Constituyente, en la que el pueblo pueda debatir y decidir su propio destino político y social. Es fundamental que avance la construcción de una fuerte alternativa revolucionaria, consecuente en la lucha estratégica por un gobierno de los trabajadores, el pueblo y el socialismo con democracia.