Nissan: Ni ERE ni cierre: nacionalización bajo control obrero

Lxs trabajadorxs de Acciona y de la Coordinadora siguen luchando, a pesar de las traiciones. Hay que apoyarlos.

Desde que la multinacional japonesa anunció el cierre de sus plantas de Barcelona, el rechazo obrero se hizo sentir con huelgas, acampadas y manifestaciones que plantearon masivamente la defensa de la fuente de trabajo, expresada en la consigna “Nissan no se cierra”. Sin embargo, el 5 de agosto, el Comité de Empresa de Nissan (CCOO-UGT-USO-CGT) acordó con la patronal el cierre de la fábrica en diciembre de 2021. Refiriéndose al pacto, los dirigentes sindicales declararon “Lo valoramos positivamente” porque cumple “con la mayoría de nuestras demandas”, según CCOO es: “garantía de empleo, mesa de reindustrialización y mejores indemnizaciones”, para “favorecer la contratación” de los que pidan el retiro voluntario y evitar “despidos traumáticos”. No “ganaron tiempo” en función de la estrategia de evitar el cierre, sino de concretarlo, en un desenlace en el que CCOO y UGT marcaron el paso de la traición, sin que la CGT presentara un rumbo alternativo.

El acuerdo de cierre diferido aceleró la constitución de la mesa del ERE (Expediente de Regulación de Empleo) como paso previo a la legalización del despido de 500 trabajadores de Acciona. Las patronales quieren desarticular la resistencia obrera, reanudar la producción a partir de septiembre, reubicando a los trabajadores “de planta” en los puestos de la línea ocupados por compañeros subcontratados y así avanzar en la concreción del cierre definitivo. Las patronales implantaron las diferencias cuando impusieron condiciones de primera y de segunda categoría entre trabajadores, con distinciones salariales y de derechos laborales, aun realizando las mismas tareas, bajo el mismo techo.  

Evitar el despido de 500 trabajadores de Acciona, ya es un importante objetivo en sí mismo, pero tiene un alcance mucho más extendido, porque están en juego 25.000 puestos de trabajo que se perderían con el cierre. Es más, la crisis de la economía capitalista traerá aparejada la aplicación de ajustes, suspensiones, despidos, reducción salarial y pérdida de conquistas, tanto para el conjunto de la industria automotriz como para otras ramas de la producción. Sí ganan los trabajadores conservando los puestos de trabajo y evitando al cierre, se fortalecerá toda la clase trabajadora para enfrentar lo que se viene, con un claro mensaje de fuerza: que la crisis la paguen los empresarios, no los trabajadores.

Por eso es clave apoyar la lucha de los trabajadores de Acciona y la Coordinadora de Proveedores y Subcontratas (Marelli, Tach, Snopes, Magna, ISS) que, lejos de aceptar la “paz social” del acuerdo, se manifestaron en puerta de fábrica el 24 de agosto, decidieron hacer movilizaciones y huelga. El llamado solidario debe extenderse a otras automotrices, a las fábricas de la Zona Franca y de otras ramas productivas, a la población de Barcelona, L´Hospitalet y Moncada, a los estudiantes y colectivos sociales, la huelga general con movilización es el mejor camino para triunfar. Sí ganan los trabajadores de Nissan y subcontratas, todos vamos a estar en mejores condiciones para enfrentar lo que se viene, para garantizar los puestos de trabajo y derogar las nefastas reformas laborales que mantiene el gobierno PSOE-Unidas Podemos.

Autoridades del gobierno de España, el president de la Generalitat Quim Torra, luego de años de subsidios millonarios a Nissan y la alcaldesa del Ayuntamiento de Barcelona, Ada Colau, han manifestado su “preocupación” y se comprometieron a “hacer todo lo posible” por las fuentes de trabajo, pero son solo palabras que, como tales, se las lleva el viento. Esquivan como la peste pronunciarse y llevar a cabo la única salida estable, duradera y favorable a los trabajadores: la nacionalización de Nissan bajo control de los trabajadores. No es una salida utópica ni imposible de realizar, lo que falta es la voluntad política de hacerlo. Mientras tanto, apoyar la lucha en curso, es más necesario que nunca, por eso llamamos a solidarizarse con la manifestación programada para el martes 1º de septiembre en Plaza Sant Jaume.