10N y después: España en su salsa

PSOE-UP, pactan para cerrar la crisis política, salvar al régimen y calmar a la UE. Hay que dar vuelta todo.  Se realizaron las segundas elecciones presidenciales en siete meses y las cuartas en cuatro años. El hartazgo de la población se expresó en una caída de la participación del 75,76 al 69,88%. Los resultados generales le volvieron a dar el triunfo al PSOE, pero con la pérdida de 800.000 votos, tres escaños y la mayoría absoluta en el Senado. Su aspiración de lograr “que los españoles hablen más claro” en alusión a conseguir más votos para gobernar en solitario no tuvo éxito. Unidas Podemos continuó retrocediendo.

El “Trifachito” PP-Cs-VOX no llegó a ser mayoría y se alteró su balanza de pesos. El PP tuvo una mejoría parcial, ya que pasó de 66 a 88 diputados, pero está lejos de los 137 que tenía durante el gobierno de Mariano Rajoy. Ciudadanos se hundió, literalmente: perdió más de dos millones y medio de votos y 47 escaños. Su principal dirigente Albert Rivera renunció a los cargos que ocupaba y se retiró de la política, supuestamente para ser “mejor padre, amigo y pareja”. Esta mansa imagen no tiene nada que ver con lo que viene haciendo, por eso está pagando su orientación de camuflar propuestas de derecha como si fueran de centro, de desplegar un discurso mentiroso, de provocar zigzags políticos sistemáticos, de su histrionismo y del verticalismo burocrático que impuso a su partido. El que hasta hace unos meses fue el partido más dinámico de la derecha reciclada, que peleaba por el sorpasso al PP, la presidencia de España y Catalunya; está en una crisis profunda, de refundación. La ultraderecha de VOX saltó de 2,6 a 3,6 millones de votos, lo que implica pasar de 24 a 52 escaños, transformándose en la tercera fuerza del Congreso, un ascenso meteórico desde su irrupción en Andalucía hace once meses.

Con relación a el independentismo catalán, sumando los votos de los partidos que se reivindican como tales, tuvieron un crecimiento de cuatro puntos. Este no es un dato menor, es un reflejo de la vitalidad del reclamo por la autodeterminación y la libertad de los presos políticos y exiliados. Elección tras elección, el apoyo al independentismo sigue creciendo. Ha sido un hecho muy positivo que la Candidatura de Unidad Popular (CUP) se haya presentado por primera vez a las elecciones españolas y una alegría que haya obtenido dos diputados: la compañera Mireia Vehí y el compañero Albert Botrán. Desde Socialismo y Libertad hemos sido parte de la campaña de la esta formación anticapitalista para ser “Ingobernables” también en “el corazón de la bestia” con las banderas de autodeterminación, amnistía, derechos democráticos y sociales.

…la ultraderecha tiene patrocinantes, aunque no estén impresos en sus camisetas.

Al otro día de las elecciones, se produjo un hecho que merece un tratado de alquimia política. Sánchez e Iglesias se reunieron y en 24 horas mutaron de políticos irreconciliables a socios de confianza, abrazados en torno a un acuerdo con puntos generales y cargos de gestión. Podemos y sus socios de IU son funcionales a las necesidades del régimen y ahora van por nuevos actores políticos para presentar un ejecutivo lo más sólido posible. Ya se verá que hacen formaciones como Anticapitalistas, ERC, PNV y otros que vienen siendo ambiguos y/o cambiantes en cuanto a la investidura. En España los cambios políticos se suceden a tan alta velocidad que, hasta no finalizar el proceso de investidura y formación de gobierno, no hay que apresurarse a sacar conclusiones definitivas. Así y todo, la votación y los sucesos posteriores inmediatos plantean una serie de interrogantes.

¿Por qué creció VOX? Primero hay que ubicar el contexto. La realidad mundial se polariza cada vez más, atravesada por enormes rebeliones de los trabajadores y los pueblos, con manifestaciones masivas, huelgas y toda clase de acciones, con duros enfrentamientos con las fuerzas represivas. En ese marco, también aparecen expresiones de derecha, ultraderecha y/o fascistas con distintos grados de aceptación. Esta realidad que en Europa se manifiesta hace tiempo, se ha instalado también es España. Segundo, hay una cuestión puramente electoral, fue el receptor de los votos que perdió Ciudadanos, que “pasó de moda”. Los simpatizantes de derecha que votaban a Cs prefirieron votar a la ultraderecha original y no a la derecha difusamente fotocopiada. Existe un sector social que comulga con el franquismo y la monarquía, con la represión, la xenofobia y la homofobia y, como consecuencia de ello, encuentra afinidad con el mensaje de VOX. Tercero, la ultraderecha tiene patrocinantes, aunque no estén impresos en sus camisetas. El PP y Ciudadanos catapultaron a los fachos al gobernar en coalición con ellos en Madrid y Andalucía. Y, cuarto, están los normalizadores del régimen. Con la Constitución en la mano, el Tribunal Supremo permitió que dos de sus dirigentes desarrollaran el papel de la acusación popular en el juicio farsa a los dirigentes independentistas. La socialdemocracia y la centroizquierda los utilizan para polarizar electoralmente y postularse como “dique de contención”, cuando tendrían que centrarse en derrotarlos en las calles y cercarlos en todos los ámbitos. Los medios los normalizan con cobertura y cambian la dignidad antifascista por un poco más de audiencia.

¿Por qué cambiaron siete meses de diferencias en 24 horas de acuerdo? Entre la elección del 28 A y la elección del 10N pasaron siete meses en los que nunca se expresó la posibilidad de un consenso de investidura. Y al otro día de votar, se pusieron de acuerdo en anunciar un gobierno “progresista”, “un proyecto ilusionante” desde la “lealtad”. El cambio se debe a que España recorre un camino sinuoso, insostenible para los burgueses y la Unión Europea que exigen el urgente fin de la incertidumbre política. Dieron un rápido mensaje, fundamentalmente, porque el débil gobierno en funciones está navegando sobre una vigorosa tempestad, la rebelión catalana que no puede controlar: que decide cuándo y cómo cierra fronteras nacionales y vías de circulación, ocupa espacios públicos y aeropuertos. El régimen necesita formar gobierno “sí o sí” como planteó Sánchez y puso manos a la obra para lograrlo, incluso a costa de que las tibias posiciones de Pablo Iglesias les generen algunas contradicciones y desconfianza. Un ejecutivo basado en la dupla PSOE-UP sería un gobierno de doble discurso, “progre” en sus dichos e incluso en la adopción de algunas medidas; pero conservador de las viejas y anacrónicas estructuras políticas y económicas, garante de la unidad de España y obediente a las imposiciones de la UE.

…En este momento, lo primero es apoyar el reclamo catalán de autodeterminación y libertad.

¿Hacia dónde va Podemos? Un gobierno burgués de coalición superaría todas las fronteras de clase y diplomaría a Pablo Iglesias como servidor “crítico” del régimen monárquico-parlamentario. La duda de algunos ante la mentada “equidistancia” entre España y Catalunya, se tendría que disipar como lo que siempre fue: una posición favorable a mantener el statu quo, que acercó a la dirigencia podemita a los opresores y la alejó de los oprimidos. El reformismo sigue demostrando sus limitaciones para responder a los desastres del capitalismo, desmoraliza y siembra desconfianza en camadas de honestos luchadores.

¿Qué hacer con el régimen? Está en curso una crisis profunda y sostenida en el tiempo, que no se resolverá con la elección de tal o cual presidente, ya que su origen y génesis se encuentran en el andamiaje institucional. El régimen monárquico-parlamentario del 78 no puede brindar opciones progresivas a los problemas políticos, sociales y económicos de las grandes mayorías, por eso hay que derrotarlo. Es necesario debatir democráticamente en una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, sin condicionantes a la hora de decidir un nuevo orden económico, político y social favorable a las grandes mayorías ¡Que el pueblo defina cuál tiene que ser su propio destino! Ante los grandes desafíos que hay por delante, desde SOL es una necesidad imperiosa construir una nueva alternativa política, anticapitalista, de izquierda, firme junto a la lucha de los trabajadores, las mujeres que reclaman por sus derechos, los pensionistas y los pueblos; hay que hacerlo en todo el Estado español.

¿Cuáles son las tareas prioritarias? En este momento, lo primero es apoyar el reclamo catalán de autodeterminación y libertad, que sigue protagonizando una lucha permanente, con convocatorias de la ANC – Òmnium, los CDR y Tsunami Democrático. El colapso del Aeropuerto, la jornada de “reflexión” colectiva y callejera del 9N y los cortes de carreteras fronterizas con Francia, en Catalunya y el País Vasco, de los días 11, 12 y 13N, marcan un camino inequívoco de profundización de la lucha. También requieren solidaridad los reclamos sociales, que lo hay y de todo tipo, y contra las medidas reaccionarias como las privatizaciones que promueve la Ley Aragonés. Y no nos podemos olvidar que el 23 de noviembre será el Día Internacional para la eliminación de la Violencia contra la Mujer y no será un día de celebración sino de movilización y de lucha, de compromiso con los derechos de las mujeres, del cual nuestro feminismo anticapitalista de Juntas y a la Izquierda es parte.

Corte de carretera AP-7