Un himno feminista de Chile que recorre el mundo entero
De un pueblo rebelde salió la canción de protesta que retumba en todos lados.“Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía. El violador eres tú, el violador eres tú: los jueces, el Estado, el presidente”. Esta es la frase que millones de mujeres están tomando como propia y entonan con los ojos vendados en acción colectiva. Ya la han cantado prácticamente en toda América Latina. En nuestro continente se hizo sentir en distintos idiomas en ciudades como Paris, Berlín, Madrid, Barcelona y otras localidades de Catalunya. También se expresó en Turquía, India y otros tantos países. ¿Por qué la performance callejera reivindicativa de un grupo de mujeres se está transformando en un himno feminista de lucha?
Se debe a que la cuarta ola feminista mundial es profundamente internacionalista, las distintas consignas que el movimiento reclama no difieren mucho de un país a otro, son: aborto legal, no más femicidios y eliminación de violencia de género; alto a la brecha salarial y a la precariedad laboral; reconocimiento y valoración del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. Lo que exigimos las mujeres es el respeto a los derechos humanos y sociales.
El contagio de los movimientos feministas siempre se pone de relieve, podemos poner de ejemplo, el grito del “Ni una Menos” nacido en 2015 en Argentina, así como la respuesta que dan las compañeras de Chile, Uruguay, México y otros países ante el femicidio de Lucía Pérez en Mar de Plata. El movimiento feminista sigue estando a la cabeza de las luchas sociales, esta vez poniendo al frente a las hermanas chilenas con el himno feminista “Un violador en tu camino”, del colectivo Las Tesis.
¿Por qué la performance callejera reivindicativa de un grupo de mujeres se está transformando en un himno feminista de lucha?
Si bien tiene una connotación rebelde en Chile contra el gobierno de Piñera y el régimen pinochetista, las características básicas de ese himno feminista también tienen sentido en el resto del mundo, de ahí que se esté reproduciendo en tantos países, aunque no siempre con las mismas consecuencias. En Estambul las mujeres que salieron a reproducir la canción y a gritar en contra de la violencia patriarcal, se encontraron con la violencia institucional: la policía cargó contra ellas sin dejar que terminaran la canción porque pensaba que “la letra de la canción era inaceptable”, encarcelaron a siete mujeres y la fiscalía pide dos años de prisión por “ofensas al Estado”.
“El patriarcado es un juez que nos juzga por nacer” es algo transversal para todas y cada una de nosotras, aun así, las características de la violencia machista por parte de las diferentes instituciones que se da en Chile, es mucho más grave, teniendo como resultados femicidios, desapariciones y violaciones. En este contexto hay que entender que las revueltas, las barricadas y las rebeliones populares que hoy toman las calles de Chile, enfrentan un régimen que nunca terminó de cambiar nada de fondo desde la época de Pinochet.
Miles de personas marchan al grito de “Nos siguen matando” o “La policía no me cuida, me cuidan mis amigas” en contra de la desigualdad y la violencia machista, a lo que se le suma el reclamo por los derechos humanos del pueblo chileno, concretamente de servicios públicos básicos y de calidad. Los reclamos de las mujeres y de la clase trabajadora se tornan en uno sólo y unido.
La canción feminista del grupo Las Tesis, hace alusión a su vez a los delitos sexuales por parte de “los pacos o Carabineros”. El Instituto Nacional de Derechos Humanos, ha interpuesto hasta la fecha cuatro querellas por violación contra las fuerzas de seguridad, y 102 denuncias por desnudamientos, amenazas y tocamientos. En lo que va de año se contabilizan 41 femicidios en Chile, unas cifras que no reflejan la realidad, pues los datos que derivan de las organizaciones feministas chilenas contando a las mujeres que no han sido asesinadas por parejas formales, se eleva a 58 femicidios en el 2019. Estas cifras no quedan aquí, porque desde que comienzan las revueltas en contra de la subida de la tarifa del metro, lo cual se convierte en una respuesta al Gobierno y en contra del modelo económico del país, la violencia por parte de las instituciones y de las fuerzas de seguridad deja al menos 23 muertos y más de 2.500 heridos.
Se debe a que la cuarta ola feminista mundial es profundamente internacionalista, las distintas consignas que el movimiento reclama no difieren mucho de un país a otro.
La dominación patriarcal y los abusos de poder están cada vez más en la cuerda floja y enfrentados por las mujeres chilenas, pero si bien levantan consignas que son más de fondo como “la lucha no se acabó con la dictadura”, los espacios públicos son tomados por la autoorganización de las masas, haciendo tambalear un armazón económico, político y social impuesto a sangre y fuego que se selló con el pacto transicional en Chile.
La necesidad de denunciar los abusos silenciados que las mujeres sufren en un mundo patriarcal y machista, el reflejo de sentirnos segregadas, oprimidas y de haber sido asesinadas, justifican el despertar de mujeres de todas las edades, así como su masividad y combatividad. Es un claro sentimiento de sororidad con el que se sale a replicar el himno feminista, ya sea por dar apoyo a las hermanas de Chile, por mostrarlo a las nuevas generaciones y exigir una educación en materia sexual, o para denunciar las violaciones de los derechos de las mujeres y los derechos humanos por parte de un “Estado opresor” y de la justicia patriarcal.
Pero no hay manera de revertir todas estas situaciones sin cuestionar las bases de este sistema vigente, un sistema capitalista y patriarcal, que se necesitan y retroalimentan, y son funcionales en cuanto a sus objetivos de explotación. Solo a través de una organización internacionalista, revolucionaria, anticapitalista y feminista, podremos conseguir una transformación integral de nuestra realidad como mujeres y de toda la sociedad. Por eso, estamos orgullosas de haber participado de las performances realizada en Barcelona y Murcia, de integrar la Liga Internacional Socialista junto a nuestras compañeras y compañeros de Juntas y a la Izquierda y el Movimiento Anticapitalista de Chile.
Laura Jaén