Impunidad: sello del franquismo y la transición
La llamada “querella argentina” se encuentra ante una nueva instancia indagatoria, en este caso sobre el ex ministro de la transición española Rodolfo Martín Villa.
El franquismo cometió crímenes atroces que no fueron castigados hasta hoy en “democracia”. La justicia española nunca les dio lugar a los reclamos de familiares, amigos y compañeros de los republicanos y de las personas asesinadas. Sin embargo, para muchos no hay olvido ni perdón para los asesinos. Entre ellos se cuentan con orgullo a los familiares de las víctimas que lograron la apertura de la “querella argentina”. Tuvieron que trasladar su reclamo a miles de kilómetros para intentar lograr la justicia que no garantizan ni las instituciones españolas ni las de la Unión Europea.
En el marco de las instancias en curso, el próximo jueves 3 de septiembre, está convocada la declaración indagatoria del exministro del interior de la transición Rodolfo Martín Villa. Será una exposición vía online, realizada desde la Embajada Argentina de Madrid a Buenos Aires, por “delitos de homicidio agravado”. El contexto lo brindan doce crímenes de lesa humanidad, cometidos cuando Villa era ministro de Relaciones Sindicales del Gobierno presidido por Carlos Arias Navarro. Entre ellos, se puede mencionar la masacre de Vitoria, el 3 de marzo de 1976, en la que murieron cinco obreros por disparos de la Policía Armada en una iglesia previamente «gaseada» y 100 personas resultaron heridas, la mayoría por armas de fuego; y los Sanfermines de 1978, en los cuales hubo un muerto y 150 heridos.
Las notas publicadas en distintos medios periodísticos dan cuenta de cuatro expresidentes de Gobierno y otras autoridades que le han escrito cartas a la jueza de la querella, María Romilda Servini de Cubría apoyando al próximo declarante. Según la publicación, los apoyos salieron de los expresidentes Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE), José María Aznar y Mariano Rajoy (PP), de dos exsecretarios generales de UGT y CCOO y otros. También destaca el apoyo explícito del exministro y hoy vicepresidente de la Comisión Europea como Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, ferviente defensor de la represión al pueblo catalán que reclama el derecho a la autodeterminación. Están ejerciendo presión sobre el poder judicial de la Argentina, cuando Villa no puede ser exonerado de antemano de sus responsabilidades políticas, por acción u omisión, como autoridad de gobierno durante los crímenes.
Villa ha sido muy claro, no sólo pretende defenderse, sino también reivindicar la transición “que ha sido una de las mejores etapas de nuestra historia reciente…” Lo cierto es, que como lo hace el actual presidente Pedro Sánchez ante la corrupción de Juan Carlos I, apelan a la transición como un escudo “sagrado”. Sería oportuno que también le preguntaran a Villa por el caso del joven Gustau Muñoz, asesinado por la represión policial durante la Diada de 1978 en Barcelona, Catalunya, ya que este caso -en el que su familia es querellante- fue el que abrió la posibilidad de investigar los crímenes perpetrados no sólo durante el franquismo, sino también durante la transición. En esa etapa se perpetró otro crimen salvaje: el de la compañera Yolanda Gonzáles, estudiante y militante del PST (Partido Socialista de los Trabajadores) asesinada en Madrid el 1º de febrero de 1980 por una banda de ultraderecha.
A fin de cuentas, la transición y el régimen monárquico-parlamentario del 78 garantizaron una impunidad “modélica” que, los sucesivos presidentes, fueran del PSOE o del PP, los reyes y funcionarios del aparato del Estado, se encargaron de mantener. Sin investigación y castigo a los que violaron los derechos humanos, la reconciliación siempre será una pantalla de humo para ocultar los crímenes de quiénes dieron un golpe de Estado, causaron la guerra civil y sostuvieron una dictadura genocida durante cuarenta años.
Desde SOL – Estado español y el MST de Argentina, ambos integrantes de la Liga Internacional Socialista, llamamos a las personas de izquierda, progresistas y democráticas a rechazar las presiones y movilizarse para exigir el castigo a los responsables políticos y directos de asesinatos. Lo crímenes de lesa humanidad, no prescriben, hay que terminar con la impunidad con la movilización y la lucha permanente.