Sánchez-Aragonés: El diálogo no diálogo
No discuten la autodeterminación ni la amnistía. Buscan acuerdos para una autonomía limitada.
Los presidentes de España, Pedro Sánchez y de Catalunya, Pere Aragonés se reunieron en la Mesa de Diálogo. El mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero le dio la bienvenida a la delegación visitante que ingresó a la Generalitat como si nunca hubiera pasado nada. Más tarde se reunieron los equipos negociadores. El Palau contaba con un blindaje perimetral de la BRIMO, para evitar manifestaciones en Plaça Sant Jaume.
Todos contentos
Las fotografías y balances de los protagonistas retrataron la “distensión”. Según Sánchez: “Las imágenes son importantes desde el punto de vista político”. La Moncloa celebró: “Misión cumplida, todo ha ido muy bien”. Para Aragonés: “Que se celebre un encuentro entre dos delegaciones de dos gobiernos para tratar de resolver una crisis que supuso en el año 2017 un desgarro para la sociedad catalana y para el conjunto de la sociedad española, tiene una enorme potencia de mensaje político, de que queremos superar esa situación, miramos hacia adelante y realmente queremos resolver esta crisis”.
El puntapié inicial, sin apuro
La delegación catalana reclamó amnistía y referéndum. La respuesta fue la misma de siempre: no y no. La delegación española concurrió con 44 puntos de la “Agenda para el reencuentro”. Con medidas para infraestructuras, sociales y económicas que la Generalitat dijo que ni las considera, pero las mira de reojo. Las partes señalaron que las “posiciones están muy alejadas” y que es “complejo” llegar a buen puerto. La Mesa fue una puesta en escena, el puntapié inicial de las negociaciones que continuarán. Se desarrollará “sin prisas, sin pausa, pero sin plazos”. Con reuniones periódicas, pero “discretas”. Aunque insistieron en las dificultades que perciben, todos festejaron. ¿Por qué lo hicieron?
Una mano lava a la otra
Sánchez fortaleció los lazos con ERC. Necesita su apoyo para: acabar la legislatura, que no haya conflictos graves y encaminar una agenda económica destinada a salvar a los capitalistas de la crisis que ellos mismo generaron. Aragonés consiguió más tiempo. Lo precisa para afianzarse en el poder y conseguir consenso en la implementación de “la vía pragmática”. Debido a que aún no lograron imponer en toda la línea su análisis-justificación, que reza: “no hay respaldo popular suficiente para la independencia, ni la ruptura, ni el apoyo de la Unión Europea”, “hay que dejarlo para más adelante”.
Con matices, pero socios
Esquerra se distancia del 1-O y de la ruptura. Por eso, para Aragonés el Referéndum del 1-O de 2017 fue un “desgarro a superar”. El 11S, la Diada se volvió a expresar en la dirección opuesta. La calle le sigue respondiendo a la política del PSOE de “dar vuelta página” diciendo “Ni oblit ni perdó”. Por su parte, JxCat no participó de la Mesa. Los «díscolos» de hoy son los que ayer inauguraron el «diálogo» cuando Quim Torra se encontró con Pedro Sánchez en Pedralbes. Aunque se distancien parcialmente y tengan matices, tanto JxCat como ERC buscan la recuperación de la “normalidad institucional”.
Alimentando al verdugo
El apoyo a la investidura de Sánchez, los acuerdos legislativos y la Mesa de Diálogo muestran el rumbo adoptado por ERC. Que incluso deslizó el disparate de que puede persuadir al presidente de España. En una sesión del Congreso nacional, Sánchez respondió a planteos de autodeterminación y referéndum con un “nunca jamás” y Gabriel Rufián respondió “denos tiempo” para convencerlo. No fue un gag, habituales en el vocero de ERC. Fue parte de la política de sembrar expectativas en Sánchez. Mientras tanto, el gobierno de “coalición progresista” PSOE-UP y el régimen del `78 siguen favoreciendo a las empresas que aumentan la luz, amparando a los más privilegiados e incumpliendo las promesas sociales. Persiguiendo exiliados, encausando activistas y procesando luchadores populares bajo la acusación de “terroristas”. Como cuando gobernaba el PP de Mariano Rajoy, pero más dialoguista.
Superar contradicciones y construir algo nuevo
La Mesa de Diálogo es una trampa del régimen. Un diálogo no diálogo de lo que realmente interesa: la autodeterminación y la amnistía. La CUP se opone a la Mesa desde el planteo “Ni pactos ni renuncias, la lucha es el único camino”. Lamentablemente, lo hace con contradicciones, ya que no rompe el acuerdo que firmó con ERC para la investidura de Aragonés. Para lo cual, contó con el aval de grupos de izquierda, como Lluita Internacionalista, entre otros.
Hace falta construir una nueva alternativa política, de izquierda, anticapitalista, de independencia de clase, que impulse y apoye las luchas contra los gobiernos, sus ajustes y el régimen del ‘ 78. Que reagrupe a quienes buscan un nuevo camino para derrotar a la derecha y a la ultraderecha en todo el Estado español. La confluencia de los socialistas revolucionarios podría dar impulso a estos objetivos.