Se fue Cerdán, se queda la corrupción estructural

Santos Cerdán, número tres del PSOE, renunció a todos sus cargos tras un informe de la UCO. El escándalo vuelve a poner sobre el tapete la existencia de dos lacras del capitalismo: la corrupción estructural y la justicia clasista. Ante estos problemas: ¿Cuáles son las salidas inmediatas y de fondo?

El informe demoledor y las reacciones

La UCO (Unidad Central Operativa de la Guardia Civil) presentó un informe en el que acusa a Cerdán de participar en una red de comisiones ilegales por 620.000 €, en connivencia con Ábalos y “Koldo” García en adjudicaciones públicas. A las pocas horas, Cerdán anunció su dimisión de la secretaría de organización del PSOE y la entrega de su acta de diputado.

El presidente Pedro Sánchez apareció para “pedir perdón”, anunciar una auditoría externa al partido y asegurar que no habrá elecciones hasta 2027. Como complemento, el ministro Bolaños aseguró que no habrá impunidad.

El PP, encabezado por Feijóo, exigió la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones generales, acusando a Sánchez de ser el “problema”. Los socios del gobierno, ERC, Unidas Podemos y otros grupos, pidieron explicaciones y sugirieron ampliar la auditoría al Ministerio de Transportes.

Sánchez pide perdón compungido… como si eso bastara.

Los prontuarios del PSOE y el PP

Entre ambos suman una multitud de causas judiciales que sólo citan con memoria selectiva. Entonces, vale recordar las fichas más notorias de sus prontuarios en los últimos veinte años.

Casos PSOE: ERE (Andalucía) con el desvío de 680 M € de fondos públicos; financiación ilegal en Filesa, Trama Pokémon (Galicia: Lugo, Miño-Sil), comisiones en obra pública, uso irregular de fondos para cursos de formación (Andalucía), malversación y prevaricación en AVE, Puerto Gallego, Plaza-Kartódromo, Renedo (Asturias) y Caso Cerdán-Ábalos (“Trama Koldo”), comisiones ilegales.

Casos PP: Gürtel, red de comisiones por más de 200 M € (caída de Rajoy), Bárcenas, financiación en B y sobresueldos entre 1990–2009, Operación Púnica: trama regional con decenas de millones en comisiones (Madrid, Valencia…) y Gobierno Aguirre (Madrid): más de 100 años de cárcel acumulados en cargos del PP.

Corrupción y justicia: dos caras de la misma moneda

En el capitalismo, la corrupción no es una “manzana podrida” del cajón sino una manifestación estructural funcional al sistema. Opera con impunidad y favorece a las élites empresariales, políticas y financieras, que recurren a ella para la financiación en B de sus partidos, redes clientelares, adjudicación de obras públicas y formación de estructuras paralelas.

La justicia, lejos de ser imparcial, actúa como garante del orden burgués y castiga con dureza a los trabajadores y el pueblo. Así, corrupción estructural y justicia clasista se retroalimentan: una necesita de la otra para sostener el dominio de la minoría sobre la mayoría, perpetuando la desigualdad capitalista.

Es hora de dar vuelta la tortilla

Mientras tanto, el evidente deterioro de la calidad de vida provoca el crecimiento de las movilizaciones, las huelgas y otras acciones. Durante mayo y junio, en las Comunidades Autónomas y el Estado, hubo luchas de médicos y docentes, trabajadores de Bridgestone, ALSA, Iberdrola, Astilleros Euskalduna, Valoriza y de funcionarios en Málaga, entre otras.

Hay que apoyar las acciones de los trabajadores, exigir su coordinación y un plan de lucha unificado contra los despidos, por mejores salarios, condiciones de trabajo y otros reclamos acuciantes. La crisis en las alturas abarca al Estado, al régimen y a los gobiernos, proviene de una institucionalidad moldeada por el franquismo y legitimada por la transición, es recurrente y se profundiza con la crisis capitalista.

Las comisiones parlamentarias ya han demostrado sus limitaciones que no pasan de declaraciones más o menos rimbombantes, pero sin decisión vinculante y encerradas en los propios límites de la institucionalidad. Para investigar realmente las denuncias de corrupción hace falta una Comisión Investigadora Independiente, conformada por personalidades intachables, sin vinculación con el establishment, con poder real para investigar todos los casos de corrupción con profundidad y transparencia. Su tarea tendría que comenzar por los casos actuales que hemos mencionado y seguir por los que sacudieron a los gobiernos anteriores, hasta encontrar tanto a los responsables materiales como políticos.

En cuanto a la justicia, cuyo andamiaje está amañado por el legado ultraderechista del franquismo, hay que transformarla radicalmente: eliminar la designación de jueces y fiscales, que han de ser electos por voto popular -con mandatos limitados, cargos revocables, salarios equivalentes a los de un obrero calificado, sometidos a mecanismos democráticos de control social- e implementar generalizadamente los Jurados Populares.

Alternativa política y reagrupamiento de los revolucionarios

Tanto los planteos del PSOE y sus socios, como del PP y la ultraderecha de Vox, se formulan desde distintos ángulos con el mismo fin: defender al capitalismo y al régimen del ’78. En realidad, los cambios que hacen falta deben ser de ruptura con el orden establecido, para lo cual es determinante poner de pie una nueva alternativa política de izquierda y construir organizaciones socialistas revolucionarias a nivel nacional e internacional, que tengan como norte el gobierno de los trabajadores, con un sistema justo, igualitario y democrático, es decir, el socialismo. Para triunfar en el presente y en el futuro lo fundamental es la irrupción movilizada del pueblo trabajador, autoorganizado y con dirigentes consecuentes al frente.