Encuentro Sánchez-Torra: mucho ruido, pocas nueces

El diálogo de España es sordo con la libertad de los presos políticos y la autodeterminación.  Los presidentes de Catalunya y del Estado español se encontraron en la Moncloa. Quim Torra le regaló a Pedro Sánchez dos libros y una botella de licor de ratafía. Conoció la fuente en que Antonio Machado le declaraba amor a su amante, paseó por los jardines y se dieron la mano. Los fotografiaron como ambos pretendían, cambiando el tono a modo diálogo. Volverán a verse las caras en Barcelona, durante el próximo otoño.

Por distintas vías se anunciaron temas de distención. La reactivación de la comisión bilateral Estado-Generalitat, la formación de comisiones de trabajo sobre infraestructura, financiación y transferencias y un eventual levantamiento de los vetos contra las leyes sociales catalanas. El traslado de los presos a cárceles catalanas no puede considerarse una concesión, pero se suma al paquete de gestos que se atribuye el PSOE.

Los fotografiaron como ambos pretendían, cambiando el tono a modo diálogo.

El diálogo sin temario condicionado y las promesas, contrastan con la aspereza de M.Rajoy. Sin embargo, decir que “Una crisis política requiere una solución política…” es una vaguedad de Sánchez que se puede rellenar con el contenido que a cada uno le venga en ganas. Lo cierto es que antes, durante y después de la reunión tanto el presidente como sus más altos funcionarios recalcaron que “en España no hay presos políticos” y que “la Constitución no contempla la autodeterminación”.

En tándem, continúa la ofensiva sobre la soberanía del Parlament, por eso el Tribunal Supremo suspendió a Carles Puigdemont y otros cinco diputados presos con prisión preventiva. Como contracara, la justicia alemana no acepta extraditar al ex president por sedición, sí por malversación, negando así uno de los principales argumentos del juez Llarena.

Los dirigentes independentistas presos y exiliados no son sediciosos violentos, ni malversadores de fondos públicos. Están entre rejas por defender el Referéndum que arrojó como mandato crear la República catalana. Las instituciones que presidian legítimamente fueron intervenidas, ellos resultaron encausados y encarcelados por sostener sus ideales. No hay vuelta que darle, son presos políticos. Con relación a la autodeterminación, también es un derecho elemental de los pueblos.

Pedro Sánchez es más diplomático por debilidad de su gobierno. Pero tomó la posta del PP en la defensa del régimen monárquico-parlamentario y la Constitución del `78. Lamentablemente, lo hace con el aval de Podemos. Ciudadanos polemiza por derecha sobre supuestas concesiones, sólo para intentar recuperar terreno electoral y porque hasta dialogar le parece peligroso.

No es ninguna sorpresa que para el gobierno “Hay poco de lo que hablar sobre autodeterminación y mucho sobre autogobierno.” Tampoco lo es que la dirigencia de ERC y PDeCAT mantengan un doble discurso. Se pronuncian por la autodeterminación, pero no la respaldan con acciones concretas. Algunos ni disimulan su reconfiguración autonomista.

Pedro Sánchez es más diplomático por debilidad de su gobierno. Pero tomó la posta del PP en la defensa del régimen monárquico-parlamentario y la Constitución del `78.

En la otra cara de la moneda podría dibujarse un nuevo perfil. La CUP, los CDR, la base de las organizaciones sociales y culturales más importantes, de ERC y el PDeCAT se niegan a eliminar la unilateralidad como herramienta. Es necesario un realineamiento político consecuente que le brinde un contorno definitivo a esta opción, la haga fuerte y creíble.

El Estado español sigue negándose a reconocer el 1-O, a realizar reformas democráticas y a un Referéndum pactado. La cerrazón empuja a la desobediencia, apelando a la solidaridad internacional, a la clase trabajadora y a los pueblos oprimidos. La salida pasa por la movilización masiva que imponga en la agenda política la convocatoria a una Asamblea Constituyente Libre y Soberana en la que el pueblo debata y decida sin condicionamientos sobre todos los temas en cuestión.
Mientras tanto, tenemos la tarea de impulsar la movilización convocada para el sábado 14 de julio por la libertad de los presos políticos.