Diada 11S: Movilización, ruptura, autodeterminación y socialismo
Este año la Diada se convoca con la consigna “Via Fora!”. El pueblo se movilizará por la libertad, mientras está en debate cuál es el mejor camino hacia la República Catalana.
Contactos por la investidura
Aunque Felipe VI eligió a Núñez Feijóo para el primer intento de investidura, Pedro Sánchez ya comenzó los contactos para cuando le toque intentarlo. Lo hace en una situación particular: el resultado electoral ha colocado a Carles Puigdemont como depositario de la llave para entrar a la Moncloa. Desde esta posición el expresidente catalán anunció sus exigencias para avalar la investidura de Sánchez: utilización del idioma catalán en la institucionalidad, amnistía, autodeterminación, fin de la persecución y mediadores independientes, puntos que ERC ha respaldado. De esta forma, volvieron al escenario central los reclamos más sentidos del pueblo catalán. Se colocaron en la mesa de negociación de una investidura española y no en la calle como parte de una hoja de ruta hacia la ruptura con el Reino.
Actúan por la “unidad de España”
Después del logro de conformar la Legislatura, Sánchez ha tomado con optimismo el inicio de las conversaciones por la investidura. Las expresiones de derecha sean del propio PSOE, el PP, Vox o la justicia, rechazan el contacto con “el prófugo” de la ley, como llaman a Puigdemont, víctima de una persecución represiva que lo llevó al exilio en Bruselas. Hay sectores del régimen que, presionados por la situación, aceptarían hasta una amnistía parcial. Otros la descartan de plano argumentando que atenta contra la Constitución del ’78. Más allá de los matices, todos coinciden en un punto: rechazar la autodeterminación catalana para sostener la “unidad de España”. En medio de este berenjenal, es aventurado pronosticar si habrá investidura o nuevas elecciones.
Dos tácticas, una estrategia
Cuando Mariano Rajoy estuvo en el poder respondió con represión a los ofrecimientos de negociación. Pedro Sánchez no detuvo los mecanismos persecutorios, pero habilitó un diálogo acotado y otorgó algunas prerrogativas. Hay un común denominador entre las tácticas de los presidentes del PP y del PSOE: uno con el “garrote” el otro con la “zanahoria”, sostienen la estrategia de bloquear la autodeterminación. No se puede sembrar expectativas en que acuerdos con el Estado español y el régimen del ‘78 despejen el camino hacia la República Catalana.
La autonomía no es autodeterminación
Más allá de los discursos, los partidos mayoritarios ERC y JxCat pavimentan el camino de la autonomía por encima de la autodeterminación. Retomar la autonomía anterior al “Procés”, incluso con favores, conduce a un callejón sin salida. Sólo garantizará la reproducción de la opresión. Hay que luchar por la libertad en unidad con los otros pueblos del Estado, apelando a la solidaridad internacionalista. La autodeterminación es incompatible con la existencia del régimen monárquico-parlamentario moldeado por el franquismo y por la transición.
Una lucha indivisible
Los sectores pro-burgueses que actúan en la movilización quieren finalizar el proceso en la estación terminal de la independencia. Pretenden separar a los opresores externos para cambiar de gestores internos de la explotación. Los socialistas revolucionarios apoyamos e impulsamos la autodeterminación, en el marco de la estrategia por el socialismo. Para nosotros, las luchas por la independencia y el socialismo son compatibles. Desde el primer día hay una disputa: sí el peso determinante lo ganan los sectores burgueses, sus claudicaciones harán más dificultoso conseguir la independencia y, con certeza, bloquearán una salida socialista.
Incondicionalmente con la movilización y la autoorganización
Por distintas motivaciones hay partidos que ven lícito apoyar tal o cual investidura presidencial. Desde algunos sectores de “izquierda” lo fundamentan en la obtención de ilusorios compromisos “progresivos” firmados. Rechazamos colocar en segundo plano el carácter burgués del gobierno. Avalar investiduras, integrar o apoyar gobiernos burgueses, sean de la nacionalidad que sean, implica adaptarse al régimen y al sistema. El camino lo marca la voluntad de autodeterminación expresada en el Referéndum del 1-O. El único apoyo incondicional ha de ser a la movilización y autoorganización de los trabajadores y los pueblos para conquistar derechos democráticos y sociales.
Disputar en todo el Estado
Sin un poderoso arraigo en el territorio no hay liberación posible, pero se ha demostrado que con esto no alcanza, es necesario disputar en todo el Estado español. La unidad política y organizativa de los trabajadores y los pueblos tras objetivos democráticos y sociales comunes, es una tarea impostergable. Eludirla facilita el accionar del PP, Vox, PSOE, SUMAR, Podemos y otros unionistas, tanto de derecha como reformistas.
Con independencia de clase y nuevos dirigentes
Las movilizaciones y rebeliones populares, aunque muchas veces son heroicas, no obtienen triunfos categóricos. Son derrotadas por la represión o enchalecadas por los dirigentes reformistas dentro de los tramposos mecanismos de la democracia burguesa. Es necesario impulsar que la clase trabajadora cumpla un rol determinante junto al pueblo, con organismos de autoorganización y autodefensa -como incipientemente fueron los CDR- y, fundamentalmente, es urgente construir una dirección revolucionaria y socialista con peso de masas.
Frente de izquierda radical y alternativa revolucionaria
Para intervenir en los procesos políticos, electorales y las luchas con propuestas inmediatas y una salida de fondo, insistimos en la necesidad de conformar un Frente de Izquierda radical, encabezado por la CUP y Anticapitalistas, con el apoyo de otras formaciones de izquierda. Igualmente, las elecciones no solucionarán los problemas generados por el capitalismo. Por eso, hay que echar raíces en las luchas de la clase trabajadora, de los movimientos feministas, migrantes, estudiantiles y medio ambientales. Es indispensable sostener como estrategia la movilización y la construcción de una alternativa socialista, revolucionaria e internacionalista.
Sin socialismo no hay solución
Desde el estallido de la crisis capitalista en 2008 se sucedieron los desastres económicos y sociales. Los trabajadores y el pueblo recibieron ajustes, despidos, perdidas salariales y paliativos sociales parciales. Los bancos y las empresas recibieron millones de euros. El capitalismo conduce a la pobreza, la destrucción del planeta y la barbarie. La única salida es organizarse y luchar para que gobiernen los trabajadores y el pueblo, con un régimen de democracia obrera, diametralmente opuesto al autoritarismo stalinista que manchó las banderas del socialismo. Todo en el camino de impulsar una libre Federación de Repúblicas Socialistas Europeas, como hacemos desde Socialismo y Libertad (SOL), integrante de la Liga Internacional Socialista (LIS).
Imagen de una de las masivas movilizaciones catalanas realizadas por la independencia.