Más que nunca: Libertad a los presos políticos

Se necesita un gran Movimiento Nacional para lograrla.  La situación de los presos políticos independentistas ha vuelto a ocupar el primer plano. Expresiones de distintos ámbitos han sentado posición al respecto. El presidente Pedro Sánchez consideró razonable el acercamiento de los presos a cárceles de Cataluña. Ya han hecho lo propio los ministros Batet, Robles, Ábalos y Borrel.

Pablo Iglesias visitó a “Los Jordi” en Soto Real diciendo «No deberían estar en la cárcel». Además, se encontró con el presidente Quim Torra, planteando «con Cataluña se dialoga”. Joan Manoel Serrat visitó a Raúl Romeva en la prisión de Extremera y dijo “…no soy independentista, ni llevo lazo amarillo. Pero la puesta en libertad de estos presos sería un gesto de responsabilidad política que favorecería la convivencia en Cataluña”.

Esta realidad potencia la necesidad de la más amplia unidad de acción y la construcción de un gran Movimiento Nacional por la libertad de los presos políticos.

Evidentemente, se resquebrajan las falsas acusaciones de Llarena-Rajoy y PP-Ciudadanos. El justo reclamo por los presos políticos y exiliados se va abriendo camino. No es condición ser independentista para defender valores democráticos elementales.

La distención y el diálogo a los que se pueda arribar sin condicionamientos, bienvenidos sean. Siempre y cuando no impliquen ceder a los sepultureros estratégicos de la República. Es aquí donde empiezan las trampas y vemos necesario sentar posición.

Es inaceptable que eventuales medidas favorables sean tomadas como concesiones o moneda de cambio. Tampoco se puede admitir que se diferencie entre los encausados que se presentaron ante la justicia y los exiliados. Todos son víctima de la represión estatal.

Sería un error olvidar que PSOE y Pedro Sánchez sostienen al Estado español y a la monarquía. Por eso exigen “dar vuelta la página” del 1-O.

Es decir, olvidar las cargas de la Guardia Civil y desconocer la decisión mayoritaria por la autodeterminación. Aceptarlo, con la excusa que sea, sería darle la espalda al Referéndum y a la voluntad popular. Le haría un favor al régimen monárquico-parlamentario y a la Constitución del 78.

A pesar de los ataques del Estado y los partidos del régimen, de las maniobras y vacilaciones del PDeCAT y ERC, el pueblo catalán está de pie. La movilización masiva, el fortalecimiento de los CDR y la construcción de una nueva expresión política de izquierda y consecuente es el camino para que no puedan separar lo que está unido: Libertad y República.