Irán: libertad a las mujeres presas
Reclaman por la libre elección en el uso del velo y son duramente castigadas por el régimen. La cuarta ola feminista tiene diferentes ritmos y características en cada país, pero supera todas las fronteras, una de ellas la iraní. El 8 de marzo pasado tres mujeres activistas cantaron y depositaron flores en el metro de Teherán para defender el derecho a elección sobre el uso del hiyab (velo islámico).
Esta acción pública y pacífica fue difundida por internet, luego de lo cual las activistas fueron detenidas. Las acusaron de actuar contra la seguridad nacional, de hacer propaganda contra el estado y de “alentar y perpetrar la corrupción moral y la prostitución”. Ni siquiera hubo un juicio justo ya que “no tuvieron acceso a un abogado en la fase inicial de la investigación y a sus representantes legales se les prohibió representarlas en su juicio”.
Son escandalosas vulneraciones de derechos elementales, democráticos, de expresión y de igualdad de género, provocado por un estado teológico reaccionario encabezado por el Líder Supremo.
De esta forma, el 31 de julio recibieron sentencia: a Yasaman Aryani y Monireh Arabshahi, las condenaron a 16 años de cárcel y Mojgan Keshavarz a 23 años y seis meses. No son las únicas perseguidas, según informes de la ONU, desde enero del 2018 fueron detenidos, como mínimo, 32 defensores de los derechos de las mujeres y otros diez han recibido penas de cárcel por promover la libre elección del uso del velo.
La abogada Nasrin Sotoudeh fue condenada a 38 años de cárcel y a 148 latigazos por ejercer su trabajo como defensora de los derechos de las mujeres que protestan por la imposición del velo; lo cual motivó una campaña de Amnistía Internacional. En el año 2018, 29 mujeres fueron presas por participar de los “Miércoles Blancos”. Y los reclamos en torno al velo no son nuevos, tienen varios capítulos en la historia iraní. Los derechos femeninos están aplastados a tal punto que, sólo para tomar un ejemplo, hubo mujeres detenidas por asistir a ver un partido de fútbol. Son escandalosas vulneraciones de derechos elementales, democráticos, de expresión y de igualdad de género, provocado por un estado teológico reaccionario encabezado por el Líder Supremo.
Este posicionamiento va acompañado de un rechazo a la política del imperialismo estadounidense y del europeo. Los yanquis actúan política y económicamente contra el pueblo iraní. Lo hostigan, lo someten a bloqueos, sanciones y amenazas bélicas. Son el motor mundial de la islamofobia. El bloque de la UE desarrolla una cínica campaña cultural y política anti-islamista que está en la base de sus medidas de seguridad y ani inmigratorias reaccionarias.
Los derechos no deberían tener fronteras. Por eso hay que exigir la libertad de elegir si se usa o no el velo en Irán y también hay que hacerlo en Europa, donde hay países que dictaron leyes prohibiendo el burka (velo integral a toda la cara, con una rejilla a la altura de los ojos) o el niqab (solo deja a la vista los ojos).
Los derechos no deberían tener fronteras. Por eso hay que exigir la libertad de elegir si se usa o no el velo en Irán y también hay que hacerlo en Europa…
En ambos casos las perjudicadas son las mujeres y las niñas que no pueden decidir qué prenda usar y cuál no. Son sometidas a la voluntad del estado, ya sea por creencias religiosas o por la “amenaza musulmana”. Resulta paradójico pensar que la misma mujer que acusada de “atentar contra la seguridad nacional” por no usar el velo, puede ser igualmente penalizada por usarlo, de acuerdo con que se encuentre en Teherán o París.
Sí tocan a una, tocan a todas. Por eso, nos sumamos al reclamo de distintos organismos, colectivos feministas y otras expresiones que exigen la inmediata libertad de las activistas detenidas por reclamar la libre elección del uso del velo. Exigimos la anulación de los procesos judiciales y del fin de la persecución a los que opinan distinto al poder autocrático o burgués. Hay que enfrentar la opresión y la explotación de las mujeres, luchando codo a codo con la clase trabajadora, hasta que el patriarcado y el capitalismo caigan juntos.
Flor Salgueiro Carral