Chile: marzo caliente

El 18 de marzo se cumplen cinco meses de la revolución del estallido que marcó el final de una etapa. El debate sobre el proceso constituyente cobra fuerza y la fuerza en la calle no se detiene.

El 18 de marzo se cumplirán cinco meses de la revolución del estallido que marcó el final de una etapa. Mientras que el debate sobre el proceso constituyente cobra fuerza, la disputa por la calle no se detiene. el gobierno amenaza con recrudecer la represión, pero sigue perdiendo apoyo. el desafío de construir una alternativa revolucionaria está más vigente que nunca.

El festival de Viña del Mar, famoso a nivel internacional, se transformó en febrero en una vidriera de los profundos cambios que se han producido en los últimos meses. No solo por las enormes performances de las y los artistas que expusieron desde el escenario las violaciones a los derechos humanos, cuestionaron al gobierno en duros términos y difundieron masivamente algunas de las demandas que millones hemos puesto en las calles. Sino que también, las calles de Viña y Valparaíso fueron escenario de enfrentamientos y masivas movilizaciones, con miles de pobladores bajando desde los cerros hasta las puertas mismas de la Quinta Vergara. Es cierto que la masividad de los primeros días de la revolución no es la que se manifiesta hoy en las calles, pero no es menos cierto que existe un estado de deliberación política profunda en toda la geografía nacional. Existe una importante vanguardia de masas que continúa movilizada y que cuenta con el apoyo mayoritario de la población, a pesar de las campañas cada vez más desaforadas del gobierno, la derecha y sus socios de la “centro izquierda” que hablan de violentistas y delincuentes para referirse a una juventud que perdió el miedo y está dispuesta a todo por conquistar sus reivindicaciones. Pero Viña fue solo una muestra, tal como se palpaba en el ambiente, marzo empezó con un alza en las movilizaciones y reclamos. El “Súper Lunes” estuvo cruzado por actividades feministas, cacerolazos, barricadas y enfrentamientos con los pacos en todo Santiago y en distintas ciudades del país, dejando en claro que la intención de institucionalizar el enorme proceso de movilización no logra concretarse y la inestabilidad está latente.  Salvado por el Pacto, cuestionado por la movilización


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Salvado por el pacto cuestionado por la movilización

Sebastián Piñera es el Presidente con la peor imagen de la historia del continente y el que tiene los niveles más altos de rechazo en toda la historia. Solo se explica que continúe al frente del Ejecutivo por el sostén que el conjunto del régimen político le ha otorgado mediante el “Pacto por la Paz y la Nueva Constitución” firmado por el conjunto de las fuerzas con representación parlamentaria (con algunas excepciones) empezando por el Frente Amplio que se transformó, desde ese día en la principal viga del gobierno a cambio de un amañado proceso constituyente de resultado incierto. Por el lado de las calles, el PC al comando de la mesa de Unidad Social desmontó el proceso de convocatoria a huelgas generales que había motorizado, muy contra su voluntad, los primeros días del estallido y que habían permitido, por un lado, terminar con el Estado de Excepción y, por el otro, obligar al gobierno a aceptar una “agenda social” aunque insuficiente. Con estos apoyos el gobierno intenta retomar la ofensiva y amenaza con nuevas medidas represivas para “garantizar el orden público”, y a la derecha del propio Piñera se fortalecen relativamente sectores que lograron aglutinar sus fuerzas tras la postura del “Rechazo” al cambio constitucional y apuestan a tonificarse en las urnas y también en las calles, comenzando incluso a mostrarse con grupos armados amparados por carabineros. Este es el verdadero resultado del pacto, por un lado, desmontar las fuerzas de la clase obrera y el pueblo, y por el otro, darle una vía de escape y reagrupamiento a la derecha que estaba contra las cuerdas. Estos “demócratas” de lo posible parecen no haber aprendido nada de la experiencia fallida de los ’70, no hay diálogos ni pactos con la derecha que terminen bien para el pueblo.


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Desarrollar la movilización, pelear por la unidad, construir organización revolucionaria

Desde el Movimiento Anticapitalista, sección chilena de la Liga Internacional Socialista, venimos desarrollando una importante agitación política sosteniendo el programa de la revolución en alto y denunciando con fuerza el Pacto. Nos reunimos y empezamos a impulsar con otras organizaciones de izquierda la creación de un comando unitario por una verdadera Asamblea Constituyente Libre, Democrática, Soberana y Plurinacinoal que además señale con fuerza el reclamo de que Piñera se tiene que ir de una vez por todas. Participamos activamente de las movilizaciones y acciones unitarias y damos pasos concretos en la organización de una fuerza que sea capaz de transformarse en una alternativa revolucionaria, anticapitalista, feminista y ecosocialista, dando un salto orgánico y político. Para esa tarea, el próximo 8 de marzo, en el marco de las enormes movilizaciones feministas que atravesaran nuestro país y el mundo, llevaremos a las calles por primera vez nuestro periódico, lo cual representa un avance considerable de nuestro desarrollo y se suma a nuestra página web y distintas redes sociales no solo como una forma de difundir nuestras ideas, sino también como una herramienta de organización política que apuntamos llegue a miles. En sus páginas insistiremos en la necesidad de redoblar la movilización, empezando por el 8 y 9 de marzo donde el movimiento feminista volverá a poner todas sus fuerzas en las calles y la necesidad de organizar una nueva y poderosa huelga general para terminar con las amenazas represivas y con el propio gobierno asesino de Piñera. Desarrollaremos todos los elementos de la campaña conjunta con la izquierda y los sectores combativos por una verdadera Asamblea Constituyente denunciando que, para no perder en el plebiscito de abril, la clave es no dejar la movilización y avanzar en la organización revolucionaria. Retomaremos con fuerza el reclamo por la libertad de todos los presos y presas políticas que se cuentan por miles, como también el castigo a los responsables de violaciones a los DDHH, la disolución de carabineros y demás medidas democráticas básicas y urgentes para terminar con la represión. Finalmente, desarrollando este programa que surgió y se fortalece en las calles, avanzaremos con nuestra propuesta de pelear por un verdadero gobierno de quienes nunca hemos gobernado, los y las trabajadoras, las y los pobladores y la juventud como única garantía para que se puedan llevar hasta el final todas las demandas que nuestro pueblo ha colocado en debate y por las cuales se moviliza. Con esta nueva herramienta y la voluntad revolucionaria de cambiarlo todo, desde el Movimiento Anticapitalista nos proponemos seguir participando activamente de la revolución chilena. Convencides de que no solo es posible sino necesario terminar con el régimen de Pinochet y avanzar hacia una salida socialista.

Por Joaquín Araneda, Movimiento Anticapitalista

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