Los más vulnerables II: refugiados e inmigrantes
En los campamentos de refugiados, está latente la posibilidad de una catástrofe humanitaria.
El mundo fue testigo de la barbarie en la frontera turco-griega, donde miles de refugiados se concentraron para intentar ingresar a la Unión Europea. La respuesta del gobierno heleno fue brutal, con represión, detenidos y destrucción de campamentos precarios. El Consejo Europeo avaló las brutalidades, aplaudió la “mano dura” aplicada a miles de personas desesperadas. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, expresó: “Agradezco a Grecia que sea el escudo de Europa” . La política antiinmigrante de la UE se viene expresando en el castigo a las ONG que salvan vidas en el Mar Mediterráneo, en el abandono de las personas que huyen del horror en pateras improvisadas, en la decisión favorable a las deportaciones en caliente tomada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
El desastre también está instalado en los campos de refugiados de cinco islas griegas del Egeo, donde unas 40.000 personas, seis veces más de la capacidad prevista cuando fueron construidos, se encuentran encerradas en las peores condiciones de vida imaginables: débiles de salud, hacinados, con acceso insuficiente a baños, duchas, agua caliente y atención médica básica. En las últimas semanas, las personas refugiadas y los trabajadores humanitarios han sido atacados y los servicios de ayuda esenciales se han visto obligados a cerrar. Con el Covid-19 en plena extensión de contagio, la situación en los campos de refugiados puede transformarse en la peor catástrofe humanitaria de Europa.
Encima, el 13 de marzo gobierno griego anunció la suspensión de los procedimientos de asilo hasta el viernes 10 de abril. Estas son las consecuencias del acuerdo oportunamente alcanzado entre Turquía y la UE, que transformó a miles de familias, niños y niñas desesperados en fichas de negociación política de acuerdo con sus intereses mutuos. La política restrictiva migratoria de la UE ha contribuido al montaje de la falsa idea fascista que los migrantes son una amenaza, con lo cual ha abonado al racismo en toda Europa.
Los gobiernos burgueses y sus cómplices presentan a la Unión Europea como el paradigma de las “democracias avanzadas”. Es una gran mentira: el bloque imperialista tiene instituciones cada vez más reaccionarias, que recortan o eliminan derechos sociales y humanos elementales. Hay que exigir la inmediata ayuda humanitaria que necesitan y para proteger sus vidas, permitir el ingreso a la Unión Europea en condiciones legales, seguras y dignas. Los 700 millones de euros y los recursos extras que la UE usó para pagar 100 guardias de frontera, 7 barcos, un helicóptero, un avión y varios vehículos de patrullaje para fortalecer el “escudo griego” hubieran sido de mejor utilidad si se hubieran destinado a la ayuda humanitaria que necesitan miles de personas.