Estudiar en la universidad ¿derecho o lujo?
Terminar la universidad y realizar un máster es una carrera de obstáculos.
Por Isa Ruíz
Hace unos pocos días hemos realizado un exitoso Encuentro Internacional de Jóvenes Socialistas. En ese evento intercambiamos opiniones sobre las distintas realidades de la juventud. En ese camino, seguimos reflexionando sobre la situación de los jóvenes, en este caso estudiantes universitarios, del Estado español.
Uno de los derechos de la juventud debería ser la posibilidad de acceder a los estudios universitarios, en caso de desearlo. Pues bien, en el Estado Español, más que un derecho se ha convertido en un lujo. Durante años hemos asistido al desmantelamiento de la educación pública en todos sus niveles, pero en el caso de la Universidad, han terminado por convertir una etapa de formación en una carrera de obstáculos.
En primer lugar, debemos mencionar el Plan Bolonia (1999) que firmaron diversos países de Europa, con el supuesto objetivo de ‘’facilitar el intercambio de titulados y adaptar el contenido de los estudios universitarios a las demandas sociales, mejorando su calidad y competitividad a través de una mayor transparencia y un aprendizaje basado en el estudiante cuantificado a través de los créditos ECTS.’’ En realidad, este acuerdo solo ha traído mercantilización y privatización de la educación pública y ha sido fuertemente criticado.
… cada año de carrera cuesta desde 900 a 1.500€…
En el caso del Estado Español, supuso una reducción en las carreras universitarias (de 5 a 4 años), por lo que se hace casi imprescindible hacer un máster para complementar la formación y tener más opciones en el mercado laboral. Ahora bien, tanto la carrera como el máster no están al alcance de cualquiera, puesto que cada año de carrera cuesta desde 900 a 1.500€ y dependiendo de la titulación universitaria y de la comunidad autónoma donde se estudie, varía en gran medida. En el caso de los estudios de máster y postgrados el precio se eleva mucho más hasta cifras de 1.500 a 3.000€, importes muy difíciles de asumir para cualquier familia trabajadora y casi imposibles para un estudiante.
Si bien es cierto que existe un sistema de becas, la realidad es que muchos estudiantes han acabado por abandonar los estudios universitarios por no poder pagarlos. Dicho sistema de becas, ha ido sufriendo recortes durante todos los años de la crisis hasta que ha terminado por ser insuficiente. Además, las consecuencias de los recortes en la educación pública también se han notado en la tremenda precarización en las plantillas docentes. La figura del profesor/a asociado (que supone el núcleo de las plantillas docentes) y en muchos casos también son jóvenes trabajadores que están percibiendo salarios de 300 a 600€. La educación pública, gratuita y de alto nivel debe ser un derecho, no un lujo para pocos. Para lograrlo, hay que dar vuelta todo.