Intervención de Alejandro Bodart, dirigente del MST y coordinador de la LIS en el Acto internacional de la LIS a 80 años del asesinato de León Trotsky

Es un orgullo para mi poder homenajear hoy a León Trotsky, a 80 años de su asesinato. Es un doble orgullo poder hacerlo desde este Acto organizado por la joven Liga Internacional Socialista. Nuestra querida LIS

El aporte de Trotsky a la causa de la revolución socialista ha sido enorme.

Brillante Orador, adorado por las masas. Mejor escritor, lo que le valio el nombre de La Pluma. Teórico y organizador excepcional.

Cada uno de los aspectos de su vida por separado ya de por si lo colocarían en un lugar destacadísimo. Pero su obra de conjunto lo sitúa sin dudas junto a Marx y Engels, junto a Lenin entre los más grandes revolucionarios de la historia.

Desde los atriles, con sus encendidos discursos supo ganarse la confianza de la clase obrera rusa, que lo eligió para que la represente como Presidente del combativo Soviet del proletariado de Petrogrado en la revolución de 1905 y nuevamente en la revolución de 1917.

Autor de la teoría más acabada de la revolución, que sirvió de guía para la revolución de octubre en Rusia y sigue guiando los destinos de la revolución mundial, La teoría de la revolución permanente. Que sintéticamente plantea que toda revolución que no avanzar hasta destruir el capitalismo a nivel nacional retrocede y lo mismo sucede si se aísla y no se extiende al mundo entero.

Organizador y dirigente desde el Comité Revolucionario de la insurrección y toma del poder en octubre de 1917, dando inicio así al primer Estado Obrero triunfante de la historia.

Ministro de relaciones exteriores a cargo de las negociaciones para sacar a la naciente republica de los soviet de la carnicería de la primera guerra mundial.

Creador desde la nada del Ejército Rojo, que derroto a las fuerzas del viejo orden autocrático apoyado por cerca de 20 ejércitos extranjeros, que lo destaco como uno de los estrategas militares más importantes del siglo 20. Admirado por amigos y enemigos.

Fundador junto a Lenin de la III Internacional, donde sus aportes durante los cuatro primeros de sus congresos han servido para orientar a los revolucionarios hasta nuestros días.

Y combatiente sin cuartel contra la contrarrevolución interna y la burocracia más nefasta que se haya conocido jamás y que terminaría triunfando en el joven Estado obrero hasta hacerlo desaparecer.

Sin él, el último bolchevique, tal vez se hubiera perdido la experiencia de más de un siglo de luchas de la clase obrera. Se hubiera cortado el hilo rojo revolucionario que se fue construyendo en los combates que permitieron el ascenso, la crisis y la superación de la 3 primeras internacionales.

Encarcelado varias veces por el zarismo, desterrado y perseguido por el estalinismo, vio exterminar uno a uno a sus camaradas de lucha y a toda su familia.

Pero no claudicó y pudo trasmitirnos a las generaciones futuras las principales enseñanzas del marxismo, del leninismo y por eso merece que su nombre, que el trotskismo sea llevado con honor por todos los que nos reconocemos en su obra.

Odiado y temido por el imperialismo, que en boca de uno de sus representantes más representativos de la época, llego a decir que la catástrofe provocada por la segunda guerra mundial, al único que tal vez podría beneficiar era a Trotsky, como había beneficiado a los bolcheviques la primera gran guerra.

Por eso la burocracia estalinista, primero lo expulso por el terror que le tenía al interior del Estado obrero y luego lo asesino para intentar evitar que el pronóstico de Churchill se hiciera realidad.

Odiado por todos los burócratas enquistados en el movimiento obrero y por todos los reformistas del mundo, que ven con odio de clase como los trotskistas no claudicamos a sus cantos de sirena y seguimos peleando por destruir el capitalismo, por terminar con la propiedad privada, por terminar con todos los privilegios y enfrentando a todos los enemigos de la clase obrera por igual.

Ninguneado por la intelectualidad progre, por los círculos universitarios donde abrevan muchos que se dicen revolucionarios ya que prefiere personajes edulcorados y las mas de las veces inocuos a una figura de la talla de Trotsky, inclaudicable, cuestionador, militante, revolucionario hasta los huesos.

Muerto Trotsky en 1940, dejo un vacío que hasta el día de hoy no hemos podido superar. Nos dejó cimientos de granito, sus enseñanazas, su obra más preciada, la IV internacional y el programa para llevar adelante la transición del capitalismo al socialismo.

Pero la distancia entre él y los cuadros que quedaron al frente de la internacional era enorme.

Luego de la segunda guerra mundial, la organización de la IV internacional quedo en manos de una dirección sin ninguna experiencia, sin tradición ni formación en la clase obrera, que a través de errores garrafales y en medio de una situación objetiva muy desfavorable, termino dispersando las fuerzas del trotskismo en múltiples organizaciones.

Surgió el oportunismo y el impresionismo, que hizo que un sector se impactara con toda dirección que dirigiera sectores de masas. Fue así como se le claudicó al estalinismo en sus distintas variantes, al castrismo, al sandinismo.

Pero surgió también el sectarismo, que puso un signo igual entre las direcciones reformistas y los procesos que ellos acaudillaban, lo que llevo a abstenerse y no disputar la dirección de procesos inmensos de la lucha de clases.

En los 90, gano un peso enorme el escepticismo, que llevó a muchas corrientes a descreer de la revolución socialista y por eso abandonaron la construcción de partidos leninistas.

Surgió también el Nacional Trotskismo. Que parten de la idea equivocada que desde un partido nacional se puede ganar influencia de masas, tomar el poder y sostenerse sin una organización internacional.

Los que siguieron dando la pelea por construir una organización mundial de los revolucionarios lo hicieron separados del resto, alrededor de un partido más o menos desarrollado que construye la política para el mundo entero y grupos menores a su alrededor que son copias menores del partido madre.

Los fracasos de todos estos experimentos la mayoría de las veces fueron cubiertos con métodos burocráticos, que llevaron a crisis y divisiones.

Hace falta retomar el legado de León Trotsky. Dejar atrás el escepticismo. Combatir el oportunismo y el sectarismo. Reconstruir un verdadero internacionalismo proletario.

Hace falta un proyecto que permita unir y no dividir a los revolucionarios. Ese es el mejor homenaje que podemos hacerle al viejo revolucionario ucraniano.

Eso es lo que nos proponemos hacer los que nos hemos decidido a construir la Liga Internacional Socialista.

Estamos convencidos que solo podremos poner en pie una internacional de masas y ayudar a construir fuertes partidos revolucionarios en nuestros países, si sabemos sumar bajo las mismas banderas y principios a las distintas tradiciones que se han ido formando durante todos estos años en el movimiento revolucionario.

Si aprendemos a convivir con diferencias parciales. Si reconstruimos un método realmente democrático de funcionamiento. En definitiva, si recreamos la confianza necesaria para poder debatir todo, elaborar colectivamente y actuar mancomunadamente en la lucha de clases, interviniendo y desarrollando campañas agresivas. Jugándonos por entero en cada proceso revolucionario en el que participamos. E ir construyendo así, con paciencia, una nueva tradición, integradora y superadora de las existentes.

Ha sido esta propuesta la que nos ha permitido desarrollarnos rápidamente. Confluir con los camaradas de Turquía, de Pakistán, entablar un diálogo fructífero con los compañeros de Australia y de Brasil.

Desarrollarnos en el Este europeo, donde estamos participando de la rebelión que conmueve a Bielorrusia y construyendo una nueva organización revolucionaria en Ucrania.

Avanzar en Europa, a partir de la rebelión del pueblo catalán y los chalecos amarillos de Francia.

Poner un pie en EEUU, donde la rebelión negra y el giro a izquierda de la juventud está haciendo tambalear al imperio.

Participar de la rebelión libanesa junto a los jóvenes del Movimiento por el Cambio y comenzar a dialogar con sectores de la vanguardia que se levanta en Irán, Irak, Sudan, Argelia, el Sahara Occidental.

Construirnos en medio de la revolución chilena y la rebelión nicaragüense, extendiendo nuestros brazos a toda Latinoamérica.

Y vamos por más.

La LIS ha surgido en un momento muy importante. Decisivo. La crisis que se desato en 2008 y fue escalando a niveles increíbles, ha detonado una nueva situación mundial que está al borde de convertirse en pre revolucionaria, si no es que ya hemos entrado en esa dinámica.  

El asenso de masas ha comenzado y tenemos que prepararnos para acontecimientos cada vez más extraordinarios.  NO será un camino de rosas. Enfrentaremos una polarización cada vez más aguda, donde la contrarrevolución trabajara intensamente para derrotar a la clase obrera y llevarnos a la barbarie.

Pero tenemos armas poderosas para enfrentarlos. Para vencer. Para aprovechar las oportunidades y pegar saltos en nuestra construcción.

Sigamos las enseñanzas de nuestro querido León Trotsky.

El Capitalismo no tiene reforma alguna. Hay que destruirlo y sobre sus escombros edificar una nueva sociedad. Un mundo socialista.

Sigamos fieles a nuestra clase, la clase obrera, que es la única clase creativa sobre la cual se puede construir una sociedad superadora, sin explotación ni opresión de ningún tipo. Avancemos y recompongamos nuestras fuerzas siempre junto a ella.

Impulsemos la más amplia democracia obrera, que es la única mil veces superior, no solo a cualquier autocracia o dictadura, sino a la más desarrollada democracia burguesa. Y eduquémonos practicándola hasta el final en cada fabrica, en cada sindicato que logremos influenciar.

Construyamos fuertes partidos revolucionarios, leninistas, bolcheviques, que es la única arma que puede llevarnos a la victoria contra el imperialismo, la burguesía, las burocracias de todo pelaje y el reformismo.

Y seamos soldados de la revolución permanente en cada país donde actuemos ya que solo profundizando la revolución hasta que gobiernen los trabajadores y logremos el socialismo en el mundo podremos hacer de esta vida el paraíso, donde en paz, la humanidad avance del reino de la necesidad al reino de la felicidad y la abundancia.