La crisis va de mal en peor, hay que dar vuelta todo
Un verano para el olvido. Seguramente serán muy pocas las personas que recuerden el verano que está acabando como el mejor de sus vidas. Las restricciones y el miedo al contagio del Covid-19 han causado un gran agobio. Y el regreso de las vacaciones no es mejor, ya que en la “nueva normalidad” sigue habiendo femicidios y violencia de género, continúa la pérdida de fuentes de trabajo, se profundizó la precariedad laboral, los ingresos no alcanzan y existe una gran incertidumbre sobre lo que sucederá en el futuro próximo. Ahora mismo, la solidaridad popular ante la adversidad y las luchas son necesarias para recuperar fuerza y optimismo.
El virus sigue vivo. En España la cantidad de personas contagiadas y fallecidas sigue en aumento, al punto de ser la más alta de la Unión Europea y nadie es capaz de garantizar cuándo habrá una vacuna confiable para aplicar gratuitamente a la población. Entre la primera y la segunda oleada, el sistema sanitario, la realización de PCR y test rápidos, la dotación de rastreadores y las medidas adoptadas, no fueron suficientes. Por eso es comprensible la preocupación de las familias ante el regreso de los niños a la escuela. España es el país con más contagios de Europa, con una situación particularmente grave en Madrid. En los barrios más humildes del sur se ha vuelto a establecer la movilidad restringida bajo pena de sanciones, con una fuerte protesta vecinal ante las medidas que denuncian como “ineficaces y discriminatorias” en el marco de la pésima gestión de Isabel Díaz Ayuso (PP), presidenta de la Comunidad de Madrid.
La UE atiende su juego. Evidentemente, la Unión Europea no sacó muchas conclusiones sobre la mejor manera de encarar la pandemia, ya que cada país va por libre frente al virus. La OMS ha advertido de la “situación muy seria” que atraviesa Europa con el coronavirus. En el continente más rico de la tierra los recortes en salud pública, la falta de inversiones y el avance de las privatizaciones han provocado un desastre social. Y siempre fallan cuando se trata de la vida de los trabajadores y el pueblo o de los más de 12.000 refugiados que vivían en el campamento de Moria, cuyas tiendas fueron arrasadas por un incendio. Están más preocupados por las relaciones comerciales con China y por garantizar las ganancias empresariales, que por la vida de millones de personas en riesgo de enfermedad o por las pésimas condiciones a las que son sometidas en su carácter de inmigrantes, estén en Lesbos, arriesgando su vida en el Mediterráneo o viviendo en algún país de la UE.
Entre promesas y tropiezos. Mientras esto sucede, el gobierno de “Coalición Progresista” anunció que impulsará legislar el teletrabajo y la labor de los “riders”, al mismo tiempo que modificará algunos aspectos de la reforma laboral, todas medidas parciales que no cambiarán cualitativamente la situación de precariedad laboral imperante. Además, PSOE-UP siguen tropezando, ya que su decreto sobre los superávits de los Ayuntamientos fue rechazado por el Congreso de Diputados y les recordó las dificultades que afrontarán de cara a la negociación de los presupuestos.
Un régimen sin arreglo. La monarquía está más cuestionada que nunca por la fuga del ex jefe de Estado Juan Carlos I de Borbón y la Justicia, dependiente del poder político de turno, es una de las peores consideradas de la UE. Completa el panorama una corrupción sin fin, como lo refleja el caso “Kitchen” donde se entrelazan las manos sucias del PP con los organismos oficiales. Aun en descomposición, la institucionalidad del Estado español recorta libertades democráticas, persigue al pueblo catalán que lucha por la autodeterminación y amenaza con la inhabilitación al President Quim Torra. Hace falta un proceso constituyente para debatir y cambiar todo, ya que con remiendos no cambiará nada.
Los guardianes. El régimen monárquico-parlamentario del ´78 no se sostiene debido a su fortaleza, sino debido al apoyo que le brindan quienes lo apañan: la coalición PSOE-UP, PP, Cs y VOX, las direcciones de UGT y CCOO. y otros cómplices. Todos se diferencian y discuten, pero cuando lo creen necesario, dejan sus rencillas de lado y se muestran como lo que son, guardianes del régimen. Fue una vergüenza ver como cuatro expresidentes y otros dirigentes se pronunciaron en defensa del ex ministro de la transición Rodolfo Martín Villa declarante en la “querella argentina” por crímenes de lesa humanidad cometidos durante su gestión.
Luchar, el único camino. No sólo hay incertidumbre, también hay bronca. Por eso hay luchas en curso y otras planteadas, por ejemplo, en ACCIONA, Bosch, Saint Gobain, Nobel Plástiques Iberia, Alcoa, los trabajadores del Metal de Cádiz, médicos y enfermeros, docentes y estudiantes. La protesta es el único camino para enfrentar los cierres, los despidos, la precariedad laboral y los abusos patronales. Tenemos que apoyar los reclamos, impulsar la coordinación para estar más fuertes y exigir la preparación y convocatoria de una huelga general. En el surgimiento de nuevos dirigentes democráticos y combativos que superen a los actuales y en la implementación de un nuevo modelo sindical, se juega una parte importante del presente y del futuro de la clase trabajadora ante la crisis y los ajustes que vendrán de la mano del fondo de recuperación de la UE. Es necesaria la más amplia unidad de acción en la lucha para que la crisis la paguen los capitalistas y no los trabajadores, los pobres y los más necesitados.
Por una nueva alternativa política. Las medidas adoptadas por los gobiernos son sanitariamente ineficaces e insuficientes y socialmente, injustas y desiguales. Hay otras opciones, como la aplicaciones de las medidas transicionales formuladas desde la Liga Internacional Socialista, en el camino de dar vuelta todo. Por el contrario, la gestión del gobierno PSOE-Unidas Podemos está enchalecada en un reformismo del capitalismo que privilegia las ganancias empresariales por encima de la vida de las personas. Los discursos “rebeldes” de Pablo Iglesias han quedado en el olvido, mientras con “responsabilidad institucional” apuesta a que surjan “nuevas élites empresariales” para salvar a España. Hace falta poner de pie una nueva alternativa política: un frente de la izquierda radical, que sea útil para apoyar las luchas en curso y atractivo para lxs trabajadorxs, los colectivos feministas, de jóvenes e inmigrantes. Si la Candidatura de Unidad Popular (CUP) hicieran un llamado en este sentido, al que se sumaran Anticapitalistas e Izquierda Revolucionaria, sería un gran paso adelante. Al igual que la participación de otras organizaciones que nos reivindicamos socialistas revolucionarios e internacionalistas como SOL, IZAR, LI, CRT y Corriente Roja. Hace falta un frente que no se quede a mitad de camino en sus propuestas de cambio, como les pasa a los reformistas. Es lo que está faltando para que no sean el PP, VOX, Cs y las variantes burguesas del régimen las que se nutran de la desilusión y el descontento popular.