Acuerdo por El Prat: cambio de fondos por apoyo político y aparcamiento de la República

El negociado por la ampliación del aeropuerto es sólo una parte del paquete de entendimiento Sánchez-Aragonés. Hay que rechazarlo.

Pedro Sánchez y Pere Aragonés llegaron a un acuerdo para ampliar las instalaciones del aeropuerto El Prat, transformarlo en una terminal intercontinental y aumentar el techo de pasajeros de 55 a 70 millones. El president de la Generalitat saludó que lo consulten sobre el proyecto y argumentó que mejorar las conexiones potenciará los aeropuertos de Reus, de Girona y que “No se trata de ampliar el número de pasajeros para incrementar el de turistas, sino para potenciar la competitividad económica del país”. Las obras, que comenzarían en 2025 y finalizarán en 2030/31, implican una inversión de 1.700 millones de euros de los fondos de ayuda de la Unión Europea. Se trata de un gran negocio de Aena por el cual también festejan las grandes patronales hoteleras, inmobiliarias y turísticas locales, al servicio de las cuales está el Govern ERC-JxCat.

El proyecto, que aún no fue realizado, llevaría a alargar la tercera pista en detrimento de los terrenos de la laguna protegida de La Ricarda dentro de la Red Natura 2000, que es uno de los pocos pulmones naturales que quedan en el Delta del Llobregat. La ampliación de la infraestructura y la multiplicación de los vuelos aparejaría un aumento del 33% de las emisiones anuales de CO2, entre otras graves consecuencias ambientales que son señaladas como “Una irresponsabilidad climática gravísima”.Los Espacios Naturales del Delta del Llobregat se verán severamente afectados, entre ellos el Parque Agrario.

No hay que dejarse engañar por las promesas de recomposición ambiental y ventajas sociales que se esgrimen, forman parte del andamiaje montado para desactivar las voces opositoras y las protestas. El negociado forma parte de un paquete más global de acuerdos políticos. El gobierno central lo reconoció al afirmar que el pacto es un punto de inflexión en las relaciones entre el Ejecutivo central y el catalán, abriendo un nuevo tiempo de entendimiento y cumplimiento del Estatut. De esta forma la “coalición progresista” de gobierno destina fondos a Catalunya a cambio de que ERC la siga apoyando en el Parlamento, avale el “diálogo” tramposo y el aparcamiento de la República en un hangar abandonado. En tándem, funcionarios “progres” e “indepes del Procés” siguen intentando sepultar las aspiraciones del pueblo catalán expresadas en Referéndum del 1-O por la autodeterminación y en masivas movilizaciones. Digan lo que digan de la boca para afuera, lo que están haciendo es un intercambio de favores de conveniencia mutua, y asimétrica, ya que el gran triunfador es el poder central que apuntala al gobierno, avanza en su política hacia las autonomías y maquilla al régimen del ‘78. Las elecciones autonómicas arrojaron una mayoría que apoyó a ERC y JxCat y lo sigue haciendo. Creemos que es necesaria una profunda reflexión al respecto, porque el camino adoptado está cada vez más lleno de ejemplos que indican un rumbo que se acerca más a la autonomía que a la autodeterminación. Es la opinión que ya expresamos en “Distención, autonomismo y “business”, “Salvadores del régimen” y otras notas publicadas. El Ayuntamiento de Barcelona, conducido por Ada Colau (En Comú Podem) sólo criticó la informalidad y el hecho de que el acuerdo sea secreto, no las cuestiones de fondo.

La CUP está planteando el rechazo al megaproyecto y se habla de una convocatoria de movilización masiva el 19 de septiembre, lo cual es una decisión positiva que apoyamos. Contradictoriamente, al mismo tiempo mantiene sus acuerdos con el Govern, luego de avalar la investidura de Aragonés como también hicieron otros grupos que se dicen de “izquierda”. Ubicarse en una oposición consecuente y conformar una alternativa de clase independiente de los partidos burgueses catalanes es el único camino para recuperar la potencialidad movilizadora del pueblo catalán y hacer que una nueva investida sobre el Estado español y el régimen del ’78 se haga realidad y no un simple slogan.