Mar Menor: un ecocidio anunciado y provocado
La vida está amenazada en la laguna salada más grande de Europa. El modelo productivo lleva al desastre.
Hay que exigir la aplicación de drásticas medidas de emergencia. Y organizarse para lograr una salida estratégica, que supere las contradicciones del sistema capitalista explotador y depredador.
Muerte en las orillas
Desde el 15 de agosto comenzó un episodio fatídico: la aparición de una gran cantidad de peces y crustáceos muertos. Cuestión que, al cabo de unos días, se confirmaría con la recolección costera de quince toneladas de peces, crustáceos y algas por parte de personal del ayuntamiento de Cartagena y, sobre todo, de pescadores de la zona.
El colapso ambiental tiene relación directa con la agricultura intensiva que se realiza en el campo de Cartagena. Al principio el gobierno regional responsabilizó a las altas temperaturas de esta catástrofe natural. Pero rápidamente está versión fue desmentida, El Instituto Español de Oceanografía (IEO) confirmó que el episodio tiene que ver con la anoxia, cuyo principal responsable serían las más de 8.000 ha de regadíos ilegales que vierten sus desechos en la laguna.
¿Qué es la anoxia?
La anoxia es la falta de oxígeno en el agua, causante de la muerte de los peces y crustáceos. Se produce cuando una gran cantidad de nutrientes (fósforo y nitrógeno) provenientes de la fertilización de los campos ingresan a la laguna por las ramblas, luego de las lluvias. Estos nutrientes alimentan las algas de la superficie (fitoplancton) y estas reproduciéndose generan la famosa sopa verde que impide la entrada de luz al fondo del mar. Esto impide a las algas del fondo hacer la fotosíntesis y que alimenten de oxígeno el agua. De esta forma los peces y otras especies huyen del fondo buscando oxígeno en la superficie y son arrastrados hasta las orillas. Es un ecocidio anunciado y provocado.
Contaminación por ganancia empresarial
Una de las huertas más grandes de Europa se encuentra en un terreno tan árido como el de Murcia debido a que se cambió el sistema de cultivo de secano (propio del clima) por el de regadío. Para lograr que crezca una lechuga iceberg en pleno desierto se necesita una enorme cantidad de agua y fertilizantes. Este cambio no se produjo paulatinamente por las “libres leyes del mercado”, sino por decisiones políticas que modificaron radicalmente el modelo de cultivo. En 1997 se modificó la parcelación y se eliminó el sistema de terrazas que retenía el agua. En 2011 se sustituyeron las terrazas que quedaban, se comenzó a plantar en pendiente y se comenzó a cultivar en campos donde antes había forestación.
Cada vez hay más empresas multinacionales que arriendan campos para sembrar, con una incidencia directa sobre el desastre ambiental. Se estima que entre 2012 y 2016, sólo cuatro de las empresas más importantes vertieron en las aguas del Mar Menor unas 1.407 piscinas olímpicas de salmuera con nitratos. Están destrozando un ecosistema único y al límite de provocar daños irreversibles. Muchas organizaciones defensoras del medio ambiente también señalas a la urbanización incontrolada del litoral como otra de las causantes del desastre.
Es el modelo capitalista
Esto tiene que ver con los planes de la Unión Europea y el rol que le hace cumplir a España en el reparto de tareas: un país turístico “vacacional” y abastecedor de verduras como la “huerta de Europa”. La gran industria, la tecnología y las consideraciones para con el medio ambiente, quedan para las potencias del norte. También hay que señalar el accionar cómplice local ya que, partidos como el PP y el PSOE no hicieron nada para evitar la catástrofe. El problema no es estacional ni parcial, en el Mar Menor hay un ecocidio anunciado y provocado. El modelo de productivo capitalista lleva al desastre ambiental y social, a la degradación de la naturaleza y la sociedad. El proyecto de ampliar las pistas de El Prat en Catalunya, es otro ejemplo de ello.
Medidas de emergencia y salida de fondo
Lo primero es apoyar a quienes se movilizan, como lo hicieron miles de personas en un abrazo simbólico al Mar Menor para detener el ecocidio. Es necesario terminar con la agricultura intensiva. Sancionar y prohibir la actividad que tienen regadíos ilegales contaminantes. Revegetar las zonas que fueron deforestadas para la siembra. El estado debe garantizar todos los puestos de trabajo en condiciones dignas. Y es necesario abordar el debate sobre una reforma agraria, para atacar el grave problema de los grandes tenedores de tierra, que son una minoría de privilegiados, explotadores y especuladores.
Lo inmediato es ejecutar un plan de emergencia en el camino de medidas de fondo. Solamente con la movilización y la organización se podrán superar las contradicciones capitalistas y apuntar a un sistema distinto, socialista, sin explotación del hombre por el hombre, con una agricultura sostenible, acorde con el clima, y con igualdad social.
Santiago Quintela