1º de Mayo: Que la crisis la paguen los capitalistas
El gobierno PSOE-Unidas Podemos no tiene nada de progresista ni de izquierda
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias asumieron el poder con promesas de cambios profundos con relación al gobierno de Mariano Rajoy y el PP. Pero, su gobierno, no hizo más que poner parches y maquillar al sistema. Tomó medidas económicas para salvar a los empresarios, mientras la clase trabajadora está cada vez peor. La gestión de la pandemia estuvo signada por medidas sanitariamente insuficientes, socialmente desiguales y políticamente antidemocráticas. El supuesto “diálogo” con las aspiraciones de autodeterminación catalanas es una burda trampa para liquidar el 1-O, precedida por un miserable espionaje, al estilo de las dictaduras militares, que demuestra nuevamente las verdaderas intenciones de Sánchez, un continuador de la represión de Rajoy, con otro discurso. La anulación de la reforma laboral se transformó sólo en algunos retoques que mantienen el trabajo precario. La Ley Mordaza sigue vigente. Los ataques a los derechos de los inmigrantes son cada vez más fuertes. Le ha dado una nueva puñalada histórica al pueblo saharaui, al apoyar el plan de autonomía del régimen invasor de Mohamed VI dejando de lado la autodeterminación del Sáhara Occidental. La inflación se está comiendo a los salarios y la situación de las grandes mayorías empeora cada día.
Frente a los partidos patronales, hay que construir una nueva alternativa política
El PP, VOX, Ciudadanos y los partidos patronales son más de lo mismo. El PP ya hundió a España con Rajoy. Intentó recuperarse con Pablo Casado y no lo logró. Durante su gestión al frente de los populares continuó la corrupción. Las expresiones de brutal corrupción en las gestiones de Díaz Ayuso y Martínez Almeida, con familiares y amigos, en plena pandemia, no hacen más que confirmar que el PP no tiene arreglo, la asunción de Núñez Feijóo es sólo un cambio de nombre. Encima están cada vez más pegados a la ultraderecha de VOX, en un negocio político mutuo que, a unos les permite llegar a gobernar y a otros lograr su normalización institucional, escalando puestos. VOX es una expresión retrógrada, anti obrera, antifeminista y antiinmigrante, a la que hay que derrotar en las calles y en las movilizaciones. Los otros partidos patronales como Ciudadanos, PNV, ERC y otros, son la comparsa “crítica” del gobierno que sostienen. Podemos abandonó cualquier llamado a la movilización para adaptarse a “la casta” que decía combatir. Su integración al gobierno burgués del PSOE implica la sepultura de cualquier intención verdaderamente “progresista”. En todo el Estado español es necesario poner de pie una nueva alternativa política, de izquierda, anticapitalista, que apoye las luchas obreras, consecuente con el enfrentamiento a los gobiernos de turno y al régimen, que pelee por el socialismo. Es una tarea inmediata, para que no sean la derecha y la ultraderecha las corrientes que capitalicen el descontento con los falsos progresistas del PSOE y Unidas Podemos.
Por una nueva dirección sindical, combativa y democrática
La situación económica y social empeora para la clase trabajadora frente a la pasividad de las conducciones mayoritarias de UGT y CC. OO. Sus dirigentes hacen un culto de la negociación con las patronales y los gobiernos, dejando de lado la lucha consecuente por los intereses de la clase obrera. No llaman a asambleas, aíslan los conflictos y huyen como de la peste de llamar a medidas firmes. Lejos de declarar una guerra sin cuartel al trabajo precario, los salarios bajos, los contratos basura y el desempleo, pactan medidas que centralmente favorecen a los grandes empresarios y poderosos. En este 1º de Mayo, es necesario reafirmar la necesidad de barrer a los burócratas de los sindicatos e impulsar el surgimiento de nuevos dirigentes democráticos y combativos. Hacen falta la movilización nacional y una huelga general activa que ponga en el primer plano del escenario político y social las reivindicaciones y reclamos más sentidos por la clase trabajadora. Hay que dar vuelta todo para que, de una vez por todas, la crisis no recaiga en las espaldas del pueblo trabajador, que la paguen los que la generaron, los capitalistas.
El régimen del ‘ 78, anacrónico y descompuesto
Los gobiernos y los partidos siguen defendiendo y reivindicando la Constitución y la transición como modélicas. En realidad, se trata de una institucionalidad creada para liquidar a las expresiones realmente de izquierda y reinstaurar el poder monárquico. Sus efectos se sufren aún hoy: Juan Carlos I pasea su corrupción por el mundo sin ninguna consecuencia en España, la realeza continúa ejerciendo su poder como si estuviéramos en el feudalismo. La justicia persigue y castiga a los activistas obreros y sindicales y persigue a los que luchan por la autodeterminación en Catalunya. Sus fallos permiten la continuidad de los abusos del patriarcado, de los ataques a los inmigrantes y de todas las formas de injusticia social. El poder judicial, como la monarquía, son resultados directos de un modelo moldeado por el franquismo, que mantienen su continuidad hasta nuestros días. En definitiva, el gobierno, el régimen y el sistema capitalista español demuestran su descomposición y marcan un rumbo de empobrecimiento creciente y de recorte a las libertades democráticas. La salida de fondo pasa por un gobierno de los trabajadores y el pueblo, con un régimen sin monarquía, con presidentes y jueces electos con mandatos revocables y con la vigencia de plenas libertades democráticas. La situación española no escapa a la realidad de una guerra en plena Europa.
Ante el horror de la guerra
Las consecuencias de la guerra se hacen sentir en España y en todo el mundo: carestía del gas y el petróleo, escasez de alimentos y la posibilidad de reclamos masivos ante el deterioro social. La invasión rusa de Ucrania demuestra la verdadera barbarie del orden mundial vigente. Desde la Liga Internacional Socialista y Socialismo y Libertad, defendemos los derechos nacionales y democráticos del pueblo ucraniano, nos oponemos al aumento de las tensiones imperialistas y la amenaza de una guerra más amplia. Por estos motivos desplegamos una política principista expresada en distintas declaraciones y una campaña solidaria con los sindicatos independientes ucranianos. Nos oponemos a la invasión imperialista rusa y exigimos la retirada de sus tropas. Nos oponemos al avance de la alianza militar de la OTAN en el este europeo y a la acumulación masiva de armas en curso en todas las potencias capitalistas. Apoyamos a la resistencia popular ucraniana y su derecho a defenderse de la brutal agresión rusa con todos los medios a su alcance. Nos solidarizamos con las fuerzas anticapitalistas que en Ucrania enfrentan la invasión desde una posición independiente del gobierno proimperialista, liberal y anti obrero de Zelensky, como lo hacen nuestros camaradas de la Liga Socialista Ucraniana (LSU). Impulsamos la movilización contra la guerra a nivel mundial y la solidaridad entre la clase obrera rusa y ucraniana y a nivel internacional. Lo hacemos rechazando las campañas mentirosas que presentan el conflicto como la disputa entre la “democracia y el autoritarismo” o entre “el progresismo y el nazismo”. Y los llamados a la “unidad nacional” bajo el liderazgo de cualquiera de los imperialismos que compiten en Ucrania.
Vamos de crisis en crisis, sin socialismo no hay solución
En tres años hubo: pandemia, hundimiento de la economía y guerra. Los desastres económicos y sociales se repiten cada vez con más profundidad. No se trata de hechos aislados. Se trata de las consecuencias provocadas por un sistema de explotación y opresión, cuyos gobiernos y regímenes institucionales ejercen el poder burgués priorizando las ganancias de un puñado de privilegiados por encima de las necesidades de las grandes mayorías de los trabajadores y el pueblo. El sistema capitalista ataca a la clase trabajadora, a los más pobres, a las mujeres, a los inmigrantes y destruye el planeta. Las crisis cíclicas conducen por un camino que lleva a la barbarie. Por eso, hay que derrotar al capitalismo y construir un sistema socialista, sin patrones, sin explotados, ni oprimidos, con plenos derechos sociales y democráticos, totalmente opuesto al estalinismo de los Partidos Comunistas que manchó las banderas del socialismo internacionalista. Construir organizaciones socialistas y revolucionarias fuertes es una tarea indispensable. Te invitamos a encararla juntos desde SOL y la organización mundial que integramos, la Liga Internacional Socialista.