Ola de calor con incendios y muertes evitables

Los gobiernos, los partidos burgueses y los empresarios priorizan las ganancias sobre la vida. Ellos sostienen y reproducen al sistema capitalista que destruye el planeta. Hay que “dar vuelta la tortilla”.

Escribe Santiago Quintela

Los mayores incendios en años

El año 2012 había sido el peor en cuanto a cantidad de superficie devastadas por el fuego en España. Ese año se quemaron más de 200.000 hectáreas. En lo que va del 2022, ya se quemaron alrededor de 140.000, y todavía no terminó agosto, el mes más caluroso. Según los expertos, este escenario se irá convirtiendo en algo habitual. Con el calentamiento global se repiten las olas de calor y con ellas, la primavera se hace más corta y el verano más largo, lo cual extiende la temporada de incendios. A esta situación se suma la precarización en la que trabajan los responsables de sofocar los incendios, con carencia de equipamientos, salarios bajos y malas condiciones laborales.

Bomberos forestales con poco equipo y malas condiciones laborales.

El cambio climático en acción

Los incendios no han sido provocados únicamente por la mano del ser humano, sino que la gran mayoría de ellos son atribuidos a los bruscos fenómenos meteorológicos; desde la escasez de lluvia, hasta las fuertes olas de calor. Fenómenos que se hacen cada vez más frecuentes,  con permanencia en el tiempo y en los territorios. El cambio climático es una realidad y genera condiciones perfectas para que con un rayo, o un chispazo, se quemen miles de hectáreas en pocos días. En el Estado español hay una emergencia ambiental extendida que las autoridades se niegan a reconocer y que, entre otros hechos graves, también tuvo una manifestación en el ecocidio del Mar Menor. Esto a pesar de ser una verdad reconocida por la comunidad científica y los líderes a nivel mundial no deviene en un impacto en la reducción de emisiones de CO2. La producción para obtener ganancias capitalistas continúa sin cambios cualitativos que impliquen una reconversión energética para dejar de depender de las energías fósiles. Los discursos de la Unión Europea no pasan de eso, palabras, con poco impacto real.

Problemas estructurales y responsables políticos

En el Estado español, otro factor importante es la despoblación del campo y el abandono del medio rural, que tiene mucho que ver con el modelo productivo capitalista agroganadero. Como ya hemos desarrollado en otras ocasiones, el capitalismo ha destruido a los pequeños productores y trabajadores rurales. Hicieron de la actividad ganadera una actividad industrial, sacando el ganado de los montes y concentrándolos en naves industriales. Sin embargo para el consejero de medio ambiente de la junta de Castilla y León, Juan Carlos Suárez Quiñones (Partido Popular), la culpa del abandono del medio rural y el mantenimiento de los bosques es de las “nuevas modas del ecologismo” y no del modelo productivo capitalista que su partido defiende. El gobierno de “coalición progresista” PSOE-Unidas Podemos no tiene una salida de fondo para este problema. Tampoco la tienen el PP y Vox que se postulan como reemplazantes y sostienen una ofensiva sistemática contra los trabajadores, los inmigrantes, los movimientos feministas y ecologistas.

No reconocen a los bomberos forestales

A pesar de este grave panorama, los gobiernos escatiman recursos para combatir las catástrofes naturales: los recursos son escasos y la precarización azota a los trabajadores que dan hasta su vida por salvar los bosques y los pueblos asediados por las llamas; por ejemplo, los bomberos de Castilla y León. Del total de la plantilla, sólo un tercio trabaja todo el año, el resto trabaja tres meses en la temporada de verano y cobra 1.000 euros. Cuando comenzó el primer gran incendio del verano, que arrasó con 30.000 hectáreas en la sierra de la culebra, solo estaba desplegado el 30% del dispositivo antiincendios. Además, el 90% de la plantilla trabaja para subcontratas del Estado, esto hace que exista diferencia de materiales e insumos dependiendo del empleador. No hay capacitación seria, ni condiciones dignas de trabajo, falta personal y el que se alista, dura poco en el empleo.

Olas de calor que matan

La destrucción no es sólo económica y ambiental, entre el 1 y el 29 de julio las temperaturas sostenidas por encima de los 40 grados centígrados han matado a 2.124 personas, esto implica el fallecimiento de 72 personas por día, entre las cuales las más afectadas son las de mayor edad. Si no se toman las medidas adecuadas, el mes de agosto también será mortífero. Los datos más altos registrados eran del año 2015, cuando murieron 1.726 personas. También hubo un récord de extensión territorial, ya que las temperaturas extremas alcanzaron a 36 provincias.

No les importan los trabajadores

Con la mezcla de calor y condiciones precarias, han muerto dos trabajadores, como causa de su trabajo. El primero fue José Antonio González, de 60 años, empleado bajo responsabilidad del Ayuntamiento de Madrid, en el distrito de Puente de Vallecas, que falleció como consecuencia de un golpe de calor, al cumplir un horario inflexible como barrendero. Luego falleció un trabajador de una nave de la localidad de Móstoles, también en Madrid.

Medidas adecuadas para el planeta y las personas

El operativo de incendios debe estar todo el año, no solo escasos tres meses, cuando ya sabemos que los veranos son cada vez más largos. No se trata de un “absurdo y un despilfarro”, como dijo el mismo consejero de ambiente del PP en 2018. Además, los trabajadores del fuego deben ser trabajadores estatales, todos con las mismas condiciones laborales y de estabilidad. Es necesario apoyar sus reclamos: la categoría profesional de bombero forestal y la creación un nuevo convenio colectivo que se adecue a las necesidades de los trabajadores. En vez de regalarle el dinero a los banqueros y las grandes empresas, deben volcar recursos sociales para evitar las muertes por el calor. Los trabajadores de todos los sectores deben tener salarios suficientes que se adecuen automáticamente con la inflación, horarios de trabajo en que no los afecte el calor extremo, equipamientos adecuados y condiciones laborales dignas.

No es el clima, es el capitalismo

Los partidos burgueses son los encargados de sostener y reproducir el sistema capitalista. Hacen todo lo posible para que sean los trabajadores los que paguen las consecuencias de la crisis capitalista y de que las ganancias se las lleven las grandes empresas. Son los que legalizan la explotación del hombre por el hombre y la destrucción del medio ambiente. Es necesario construir un frente de extrema izquierda, una nueva herramienta política contra el sistema capitalista, que destruye el planeta a costa de enriquecer a unos pocos. Luchamos por la estrategia del socialismo para “dar vuelta la tortilla”, porque nuestra vida y nuestro planeta valen más que sus ganancias.