Día la Constitución: ¿Festejar o reflexionar para dar vuelta todo?

El PSOE y el PP se encuentran en una dura disputa política por la amnistía. Al mismo tiempo, este 6 de diciembre ambos festejan el 45 aniversario de la Ley Fundamental y se pelean por demostrar quién la defiende mejor. El régimen del ’78 nació moldeado por el franquismo y mantuvo algunos de sus peores rasgos, cuestión que no se resolverá con reformas parciales. Hay que dar vuelta todo por un gobierno, un régimen y un sistema completamente distintos.

El PP, Vox, sectores judiciales y sociales le han declarado la guerra a la amnistía. El PP realiza una campaña de acciones que la ultraderecha acompaña posando de “rebelde”. Alberto Núñez Feijóo, ha acusado a Pedro Sánchez de “abandonar la Constitución” y Vox de dar un “Golpe de Estado”. El PP exige el “garrote” del 155 y la represión. El bloque de PSOE, SUMAR, Podemos, IU, EH Bildu, PNV, ERC y Junts le ha entregado la calle al españolismo más retrógrado y plantea que la amnistía es “perfectamente legal y constitucional”. El PSOE ofrece la “zanahoria “ de la Mesa de Diálogo y los acuerdos. Son distintas tácticas para una estrategia compartida: liquidar la autodeterminación catalana y sostener al capitalismo.

Un régimen decadente, pero asistido

La disputa, que también ha polarizado a la sociedad, se da con PSOE y PP intentando demostrar cuál de los dos partidos es más defensor del régimen monárquico-parlamentario y de la Constitución. Y más eficiente para aparcar los reclamos expresados en el Referéndum del 1-O en el callejón sin salida del autonomismo en detrimento de la autodeterminación. El régimen ha logrado zafar de los momentos más comprometidos de la movilización en su contra, no por su fortaleza, ya que está en crisis permanente, no puede ofrecer respuestas progresivas al pueblo trabajador y su imagen proyecta incertidumbre. Sobrevive con el oxígeno que le brindan las direcciones políticas nacionalistas y reformistas que invisten presidentes burgueses, votan presupuestos que favorecen las ganancias capitalistas, firman pactos tramposos y se adaptan a la institucionalidad dejando la movilización en segundo plano.

Moldeado por la dictadura

La muerte de Francisco Franco, el 20 de noviembre de 1975, marcó el inicio del proceso de la Transición Española. Luego se proclamaría rey a Juan Carlos I, designado por el dictador antes de morir,  y la proclamación de la Constitución del 1978 puso fin a la Transición. Millones de españoles reivindican el proceso sólo desde el ángulo positivo de la construcción de una legalidad distinta a la dominante durante décadas de dictadura franquista. Sin embargo, hay contradicciones cualitativas que hacen necesario reflexionar para dejar de lado las visiones unilaterales. Con la Constitución también se consumó la restauración de una monarquía parasitaria y reaccionaria y el salvamento del capitalismo. Se alumbró una institucionalidad que no ha resuelto ninguno de los problemas sociales y democráticos de fondo pendientes, como la explotación, los derechos sociales y menos aún los derechos de las nacionalidades. La justicia viciada garantizó la impunidad de los crímenes de lesa humanidad e impidió el castigo a los culpables.  

Sólo dos reformas parciales

En más de cuatro décadas la Constitución sólo tuvo dos reformas, ambas por exigencia del bloque imperialista de la Unión Europea: una en 1992, para permitir que los ciudadanos comunitarios se presenten a elecciones municipales donde residan, y la otra en 2011, para fijar el principio de estabilidad presupuestaria. En la actualidad hay sectores que verían con agrado hacer alguna modificación puntual, pero las reformas parciales, sí es que un día las hay nuevamente, cambiarán algo para que no cambien nada. Hace falta un debate profundo y que el pueblo decida activamente sobre la impunidad sobre los crímenes de la dictadura, la pertenencia a la UE, los problemas sociales y la desigualdad motivadas por el capitalismo, los desastres de la opresión a las nacionalidades y la existencia de una monarquía anacrónica y parasitaria en pleno siglo XXI.

Hay que dar vuelta todo

La Constitución y el régimen del ’78 arrastran las contradicciones insalvables de haber surgido de una dictadura que moldeó sus rasgos principales. El gobierno, el régimen y el sistema capitalista del Estado español no tienen arreglo. Hay que dar vuelta todo y para hacerlo se necesitan nuevas organizaciones políticas de izquierda anticapitalista, consecuentes, que apoyen las luchas obreras y populares, la autodeterminación de los pueblos y el quiebre de la impunidad para los asesinatos de la dictadura y la Transición. Todo desde la independencia de clase y con una estrategia: derrotar al capitalismo y aplicar un sistema distinto, justo, sin explotadores, opresores ni burócratas. A 45 años de la proclamación de la Constitución, sigue siendo un instrumento para la explotación de los trabajadores y la opresión de los pueblos. El mejor festejo es seguir levantando las banderas que reclaman ¡Abajo el régimen del ’78 y la monarquía! ¡Que gobiernen los trabajadores y el pueblo con un sistema socialista!