Puigdemont libre. Más los lazos que las togas

La Audiencia Territorial de Schleswig-Holstein dejó en libertad bajo fianza a Carles Puigdemont. Consideró que el delito de alta traición del código penal alemán no es comparable al de rebelión que imputa el juez español Pablo Llarena, “porque no se aprecia la característica de la violencia.” Es un envión para la causa por la libertad de los presos políticos catalanes.
El proceso para decidir si se produce o no la extradición de Puigdemont sigue su camino sobre el otro delito marcado en la euroorden, la malversación de caudales públicos. El plazo máximo para la definición llega a los 60 días.
Sí Puigdemont fuera extraditado por malversación, el Tribunal Supremo de Madrid sólo podría juzgarlo por ese mismo delito, sin poder imputar la rebelión. Así las eventuales penas pasarían de hasta 30 años de cárcel hasta entre 5 y 8 años.
Por supuesto, llegarán las respuestas del poder central. Cabe recordar que, en el mes de diciembre, Llarena retiró la primera euroorden sobre Puigdemont, Comín, Ponsati, Serret y Puig que estaban en Bruselas, para evitar que las autoridades judiciales belgas redujeran la posibilidad de juzgarlos en forma “homogénea” por rebelión, sí fueran extraditados a España por prevaricación.
Hay trascendidos que indican la posibilidad que Llarena acuda al Tribunal de Justicia de la Unión Europea. La presentación de la cuestión prejudicial ante el tribunal supone la paralización del procedimiento hasta que haya una respuesta desde Luxemburgo. Esto se plantea cuando un juez o tribunal estima que para continuar con un asunto necesita que el TJUE le aclare el alcance de una norma comunitaria, en este caso la que en 2002 puso en marcha las euroórdenes. De brazos cruzados no se van a quedar porque están dispuestos a ir hasta el final, en lo político, en lo judicial y en la represión.
Un tiro por la culata
Más allá de cómo respondan desde España, la decisión que tomaron en Alemania tiene una gran importancia porque le dio la espalda a la principal argumentación de Llarena en las causas contra los independentistas catalanes: “rebelión y violencia”. Es la figura fundamental que les aplican a: Oriol Junqueras (vicepresidente), Carme Forcadell (presidenta del Parlamento), Jordi Turull, Joaquim Forn, Josep Rull, Raúl Romeva y Dolors Bassa (ex consellers), Jordi Sánchez (ex presidente de la ANC y diputado de JxCat) y a Jordi Cuixart (presidente de Òmnium Cultural). También se les imputa a Toni Comín, Clara Ponsati y Marta Rovira, que actualmente están exiliados en Bélgica, Gran Bretaña y Suiza respectivamente.
Por otro lado, la justicia belga dejó en libertad sin fianza a Toni Comín, Meritxell Serret y Lluís Puig (consellers), aunque no pueden salir del país. Y en Escocia, Clara Ponsati (conseller) también se encuentra en libertad.
Los procesos son largos y complicados, los márgenes de maniobra de los regímenes democráticos burgueses son amplios y los gobiernos de la Unión Europea nefastos. Igualmente, los dictámenes recientes son positivos, implican un mandoble político a la mandíbula del presidente Rajoy y los suyos que ya habían anunciado una vinculación estrecha con Europa, sin inconvenientes para castigar a los “fugados”. También es un golpe para PP, PSOE y Ciudadanos cuyas figuras hacen campaña por el castigo a los independentistas.
Las causas a los independentistas son totalmente inventadas, a partir de un funcionamiento en tándem apenas disimulado entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial. El argumento de la violencia es falso y el de malversación también lo es. Los verdaderos violentos, golpistas y antidemocráticos no son ni el pueblo catalán, ni los CDR, ni los independentistas; son el gobierno del PP y sus socios Cs y PSOE, con las porras de la Guardia Civil, las arbitrariedades del Juez Llarena y el aval del Rey.

Más los lazos que las togas

A partir de estas buenas noticias, hay quienes emiten loas a las “justicias avanzadas” europeas. No es nuestro caso. Lo sucedido sí demuestra que la justicia española es arbitraria, vengativa y no tiene independencia. También que el régimen nacido de la Constitución del ¨78 está agotado. Sin embargo, no implica depositar confianza en las leyes, ni en los gobiernos de otros países europeos que le dan la espalda a la autodeterminación catalana y castigan a los pueblos que se rebelan.
Sí hay pasos adelante se deben fundamentalmente a que el pueblo catalán sigue de pie, movilizado y peleando. A que se extiende el reclamo por la libertad de los presos políticos y achica los márgenes para ignorar que el Estado español recorta libertades y pretende avasallar al que opina distinto. El mérito más grande por lo sucedido no está simbolizado en las togas de los jueces sino en los lazos de los miles y miles de catalanes movilizados y en aquellos que aún sin ser independentistas rechazan el 155 y sus consecuencias. Es necesaria la unidad de acción de todos los trabajadores y los pueblos oprimidos, sean de donde sean.
El 1-O está vivo en la voluntad por la autodeterminación catalana. Para que la libertad de todos los presos políticos y la anulación de las causas se haga realidad, para que los exiliados puedan regresar sin ser perseguidos, es necesario continuar y profundizar la movilización. Es necesario hacer del 15 de abril un nuevo hito de movilización masiva, en Catalunya e internacional, en el camino de la huelga general y el plan de lucha que hace falta.