Se eligieron los diputados del bloque imperialista

El 26M se realizó la mascarada electoral mediante la cual se han elegido los eurodiputados.  Viendo los resultados país por país, hubo varias novedades. Con un 51% de participación entre los 27 países que componen la UE, esta fue la primera ocasión en que no se mantuvo la tendencia a la baja. Esto no quita que el abstencionismo sigue siendo el aspecto relevante y sostenido en el tiempo, ante unas votaciones que constituyen una mascarada electoral.

Y hubo un duro golpe al bipartidismo encarnado en los dos grandes grupos: Partido Popular Europeo y Partido Socialista, perdieron alrededor de 40 escaños cada uno, lo que los alejó de lograr la mayoría absoluta necesaria para dirigir el Parlamento. Esta vez, ser verán obligados a buscar socios para obtenerla.

Como contrapartida, crecieron los liberales y los verdes, a partir del impulso que les llega de Alemania. Ambos pueden ser indispensables para obtener la mayoría. Fueron electos como diputados los exiliados catalanes: ex president Carles Puigdemont y el exconseller Antoni Comín (JxCat), a quienes la Eurocámara les impidió ingresar a su sede en una clara actitud discriminatoria. Además, fue electo Oriol Junqueras (ERC), ex vicepresident, y preso político en España.

Los “euroescépticos”, entre ellos la ultraderecha, con 171 escaños han registrado un crecimiento del 23%, pero han quedado lejos de haber protagonizado la oleada que algunos pronosticaban. Ganaron en Francia, Italia, Reino Unido, Hungría y Polonia. Los socialistas registraron resultados diversos: se hundieron en Alemania, Francia y el norte de Europa y subieron en Holanda, Portugal y España, con lo cual Pedro Sánchez, PSOE, se reubica en su intención de escalar posiciones en la UE.

El presidente Emmanuel Macron, En Marcha, fue derrotado por la ultraderechista Marine Le Pen, quedando en una situación sumamente complicada al interior de Francia y en la UE, en su carácter de ferviente “europeísta” . Otro que perdió fue Alexis Tsipras, SYRIZA, en lo que se constituyó su primera derrota desde 2015.

La disputa fundamental entre “euroescépticos” y “europeístas” es quién de los dos defiende mejor las ganancias empresariales y al capitalismo, desde los gobiernos, los regímenes o sus partidos. No tenemos nada que ver con ninguno de los dos. Ya  ha comenzado el fuego cruzado por la presidencia de la Comisión Europea.

La disputa fundamental entre “euroescépticos” y “europeístas” es quién de los dos defiende mejor las ganancias empresariales y al capitalismo…

Como venimos señalando, estas elecciones son una mascarada electoral, de la cual tomamos distancia. Aunque sus autoridades se consagran votando, es una instancia institucional más del bloque imperialista europeo, entre las que hay que contar a la Comisión Europea, el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional, y las que hacen al negocio de la expansión y la agresión militar. Configuran la superestructura que otorga la cobertura “legal” a las ganancias capitalistas, a los ajustes y a las medidas antisociales, antiinmigrantes y de recorte a las libertades democráticas.

No es casualidad que la UE sea cada vez más cuestionada y se hayan abierto fuertes interrogantes sobre su futuro. La crisis abierta en el 2008 puede tener nuevas expresiones. Desde el punto de vista social, ha provocado una década pérdida, en la que se impusieron: reformas laborales reaccionarias, trabajo precario, contratos basura y salarios insuficientes. En el continente más rico de la tierra, el paro sigue siendo un drama social que llega al 14,6% entre los menores de 25 años.

Hay un retroceso del estado de bienestar, graves problemas con el acceso a la vivienda social, recortes en salud y educación, crisis previsional y ajuste monitoreado desde Bruselas. Uno de cada cuatro niños europeos es pobre (24,4% de los menores de 16 años). La diferencia entre ricos y pobres ha aumentado: el 20% de la población con el mayor porcentaje de ingresos recibió cinco veces más que el 20% más pobre. Al igual que en los países más pobres, las deudas, tanto públicas como privadas, están al límite de causar que el pago de intereses reste grandes sumas de dinero a la inversión en infraestructuras, educación, sanidad, otros destinos sociales y de crecimiento.

…tenemos que construir nuevas direcciones sindicales y políticas…

La bancarrota de las supuestas “democracias avanzadas” tiene su cara más inhumana en la respuesta que le dan a los miles de personas que huyen del hambre, la guerra o la represión en países de África: los dejan que se ahoguen, los devuelven a sus países de origen o a terceros países en condiciones indignas. Los gobiernos más xenófobos construyen muros y toman medidas represivas para frenar la inmigración, responsabilizándolos ante la población local por los padecimientos que en realidad genera el capitalismo.

No es el Parlamento Europea ni otra institución del bloque la que provocará cambios positivos para las grandes mayorías. El camino lo marcan los “chalecos amarillos”, las luchas sociales, democráticas y antifascistas de los trabajadores y los pueblos, las movilizaciones feministas y pensionistas. Hay que romper con la UE y el Brexit reafirma una conclusión: para que la salida llegue a buen puerto, no debe ser encabezada por partidos burgueses, ajenos a las necesidades de los trabajadores y el pueblo. Debe ser conducida por una dirección alternativa y consecuente, que responda a los intereses de las grandes mayorías.

En el camino de la movilización, el enfrentamiento a los viejos partidos, a las nuevas falsas opciones reformistas y centristas, a las expresiones de derecha y ultraderecha; tenemos que construir nuevas direcciones sindicales y políticas. Nuestra estrategia es luchar para que gobiernen los trabajadores y el pueblo con un régimen de democracia obrera, la derrota del bloque imperialista de la UE y la instauración de una libre Federación de Repúblicas Socialistas Europeas. Convencidos que hay que dar vuelta todo, construimos partidos locales y la Liga Internacional Socialista para dar estas peleas.