¿Pactos de la Moncloa II?
“La historia se repite primero como tragedia y después como comedia…”
Desde que la pandemia se instaló en el Estado español, la conciencia social, el empeño solidario de la población y el colosal esfuerzo de lxs trabajadors de la sanidad pública, han sido el principal dique de contención al virus y el combustible que alimenta la esperanza de frenarlo lo antes posible. Aun así, el Covid-19 se ha cobrado un alto costo en pérdida de vidas humanas y derechos sociales, ante la adopción de medidas gubernamentales a todas luces insuficientes, injustas y autoritarias. Pedro Sánchez matizó el Estado de alarma con un discurso político por la “Unidad de España” y la “unidad de empresarios y sindicatos”, que finalmente ha adoptado la forma de una estrategia oficial para reeditar los pactos de la Moncloa. El objetivo anunciado es concretar la “concertación sobre la reconstrucción del país” tras la crisis sanitaria, “sin líneas rojas” ni “condiciones previas”.
Desde el regreso del PSOE al gobierno su proyecto es tan errático y endeble que en un corto lapso pasó de postularse a gobernar en soledad, a una coalición con Unidas Podemos y ahora busca un mayor sostén para conservar el poder. ¿Conseguirá la socialdemocracia los socios que busca? Ya se verá, porque «queda agua por correr bajo el puente», pero parece difícil debido al amplio espectro de posiciones entrecruzadas. Con matices, Pablo Iglesias (UP) e Inés Arrimadas (Ciudadanos) se han manifestado a favor. La derecha y la ultraderecha del PP y Vox, han rechazado el llamado de plano. El PNV ha expresado los pro y los contra de la propuesta. Hay presidentes autonómicos que han manifestado su beneplácito y otros que “ van a estudiar” la propuesta, como Quim Torra (JxCat). Por su parte ERC, la CUP y EH Bildu han hecho declaraciones críticas, rechazando anteponer las finanzas a los derechos sociales. El debate está instalado, en los próximos días habrá otros pronunciamientos y posiciones más definidas al respecto. Más allá de esto, no hay que aceptar que utilicen el miedo al Covid-19 y la incertidumbre para normalizar acciones regresivas como si fueran de “sentido común”.
Los pactos de conciliación de clases ¿son la solución? Reflexionemos críticamente. Cada vez que los poderosos los usan, buscan que los de abajo trabajen más, ganen menos y se esfuercen por generar ganancias capitalistas sin protestar. Como tener memoria también es una herramienta de lucha, hay que recapitular sobre lo sucedido en el Estado español. Las falencias en la salud pública se deben a los recortes presupuestarios de los últimos años y a la transformación de la salud en un negocio privado. Los padecimientos sociales fueron causados por la liquidación del Estado de bienestar. La incerteza sobre sobre el empleo y los salarios se basa en las reformas laborales que entregaron conquistas obreras, a la par del escandaloso rescate a los bancos y las empresas. Lamentablemente, más allá de los discursos, UGT y CC.OO. han actuado como correa de transmisión de los gobiernos de turno. Los doce años que pasaron desde el inicio de la anterior crisis capitalista hasta la eclosión de la actual demuestran quiénes están de un lado y quiénes están del otro lado. Entonces ¿es posible que las grandes mayorías se beneficien conciliando con sus explotadores y opresores? ¿Es posible que así cambien para mejor las condiciones de vida de trabajadorxs, jornalerxs del campo, mujeres, pensionistas e inmigrantes? Pues no, porque los patrones, los ricos y los usureros, amparados en el gobierno, insistirán en que la crisis la pague el pueblo trabajador.
Por otro lado, los principales voceros del poder apelan a argumentos del pasado para justificar el rumbo que pretenden adoptar en el presente. Lo hacen desempolvando un balance histórico acrítico de los pactos de la Moncloa firmados en 1977 y de la transición, presentada como “modélica”. Hay muchas personas que no tuvieron la misma valoración, pero aceptaron lo actuado como “el único camino posible” para cerrar definitivamente el terrible período histórico del franquismo. Desde ya, es un tema sensible sobre el cual existen distintas opiniones. ¿Es cierto que fue tan positivo y no se podía hacer otra cosa? No lo creímos así antes, ni lo creemos ahora. Desde la muerte de Franco las luchas obreras se incrementaron, se fortalecieron y obtuvieron importantes logros, con asambleas y movilizaciones en el camino de la huelga general. Era posible enterrar al fascismo para siempre y continuar por un camino de ruptura sin concesiones. Sin embargo, el torrente de cambio fue desarticulado por las direcciones políticas y sindicales, que lo reemplazaron por la negociación de cúpulas y la subordinación a las élites, en la dirección opuesta de una perspectiva socialista e incluso republicana. Así se entronizaron los pactos de la Moncloa impulsados por Adolfo Suárez y firmados por CC.OO, UGT, el Partido Comunista Español, el Partido Socialista Obrero Español, Esquerra Republicana de Catalunya, Convergencia i Unió, el Partido Nacionalista Vasco y otros.
¿Cuáles fueron los resultados? Los denominados “Acuerdo sobre el programa de saneamiento y reforma de la economía y Acuerdo sobre el programa de actuación jurídica y política” impusieron la pérdida de derechos y de poder adquisitivo, la inflación subió al 24,6%, el desempleo pasó del 5% al 15-20% en los´80, se impuso un tope a la subida salarial, se promovió la subcontratación, la precariedad y la temporalidad laboral. Sellaron la supervivencia de las peores características del franquismo, con sus políticos, jueces, aliados económicos y garantizaron la impunidad de los crímenes fascistas. La “democracia plena, moderna y europea” prometida nunca llegó: la Constitución del ´78 consagró el sistema de gobierno bipartidista PP-PSOE, una justicia dependiente del poder político y el régimen monárquico parlamentario, con un reino tan anacrónico como corrupto, todo al servicio del sistema capitalista. Los pactos de 1977 se acercaron más a una tragedia que echó tierra sobre las mejores tradiciones de lucha obrera española, los ideales republicanos y socialistas. En 2020, sí llegaran a repetirse, estarían más cerca de una comedia con malos actores y un libreto improvisado para salvar al régimen de su agotamiento.
Recrear los pactos de la Moncloa profundizará los desaciertos y los padecimientos populares, provocará más autoritarismo, más negación a la autodeterminación de Catalunya y recorte a las libertades democráticas. La salida pasa por la unidad entre la clase trabajadora, los sectores populares, los colectivos feministas, pensionistas, lxs jóvenes progresistas y democráticxs. Con la adopción de una agenda propia de movilización por la recuperación de los derechos arrebatados y que la crisis la paguen los capitalistas. La conformación de una nueva alternativa política anticapitalista y de izquierda es más necesaria que nunca. La construcción de un partido socialista revolucionario fuerte, también lo es. Atravesamos tiempos de profunda conmoción, luego de los cuales habrá que replantear todo para no ir camino a la barbarie. En tal sentido, el capitalismo jamás podrá ser “humanizado” ni reformado con criterio igualitario. Para lograr una sociedad más justa y solidaria, hace falta luchar por un modelo de socialismo con democracia. Es el fin estratégico por el cual nos organizamos quiénes integramos la Liga Internacional Socialista.