El 14F, voto crítico a la CUP

En las elecciones autonómicas catalanas llamamos a votar a la  Candidatura de Unidad Popular frente a los partidos constitucionalistas y las defecciones de los partidos independentistas mayoritarios. Las propuestas de la CUP contra el avasallamiento a los derechos democráticos y sociales constituyen la única opción electoral anticapitalista contra el régimen del ´78. Lo haremos críticamente, debido a las ambigüedades que persisten en algunos de sus postulados. Explicamos las causas de nuestro voto.

Grave crisis sanitaria, económica y social

La realidad cotidiana se despliega en medio de una grave situación sanitaria que aún no ha sido revertida por la lenta y desigual aplicación de las vacunas. Los recortes presupuestarios a la salud pública ejecutados durante años y las ineficaces respuestas del tándem Unión Europea-Estado español, provocan un alto costo en vidas humanas. A nivel económico-social, la crisis de la economía capitalista provoca el cierre de fuentes de trabajo, despidos, el aumento del paro y la precarización, el deterioro de los salarios y las pensiones. Y profundiza las desigualdades: mientras el pueblo trabajador sufre; los bancos, la gran patronal y los privilegiados siguen acumulando ganancias millonarias.

El gobierno, el régimen y el sistema

La coalición PSOE-Unidas Podemos se autodefine como“progresista y de izquierda”, pero encabeza un gobierno burgués que dice una cosa y hace otra: promete transformaciones positivas para el pueblo trabajador, pero luego mutan a medidas favorables a los banqueros y empresarios. Cuando hay algunos cambios, son tan parciales que configuran simples paliativos momentáneos. El régimen del ´78 está caducado, con la realeza desprestigiada por la corrupción y la justicia cuestionada. Sus magistrados son los que dictaminan que haya dirigentes, activistas y artistas perseguidos, presos políticos y exiliados por defender el derecho a la autodeterminación de Catalunya. Los jueces no cesan en la injerencia sobre la política catalana. El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) impuso la realización de las elecciones el 14 de febrero, cuando previamente habían sido postergadas para el 30 de mayo por la incidencia de los contagios de Covid-19 en plena tercera ola. Este es el marco en que se llega a las elecciones autonómicas.

El “efecto Illa” y los constitucionalistas

El Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC), filial del PSOE, ha presentado la candidatura de Salvador Illa, hasta hace pocos días ministro de Sanidad y como tal, uno de los principales responsables por las desastrosas medidas adoptadas. Las encuestas lo señalan como posible triunfador, con el independentismo por debajo del 50%. Ya se verá, porque las encuestas no siempre aciertan en los pronósticos o están manipuladas. Y sí así fuera, una cosa es obtener más votos que el resto y otra muy distinta llegar a conseguir los apoyos suficientes para ser presidente. Hay motivos que alimentan el alcance del “efecto Illia”: las inconsecuencias y confusiones introducidas por las direcciones independentistas, la debacle anunciada de Ciudadanos, que puede provocar un drenaje de votos hacia el PSC y el eventual crecimiento del abstencionismo por el miedo al contagio de Covid-19. Los fanáticos de la “unidad de España” y la defensa del régimen monárquico-parlamentario están tan lanzados que Pedro Sánchez se zambulló de cabeza en la campaña y Ciudadanos le exige al PSC que forme gobierno con ellos y no con los “separatistas”. Otro que se juega a crecer es Vox, a costa de votos perdidos por el PP. La ultraderecha despliega su política electoral anti-derechos de los trabajadores, las mujeres y los inmigrantes recibiendo un repudio activo en casi todos los lugares en donde asoma la cabeza.

El independentismo dividido

Por su lado, ERC, PDeCat y JxCat se presentan por separado. Ellos fueron inconsecuentes con las aspiraciones populares de independencia y con el mandato expresado en el Referéndum del 1-O. Divididos por sus peleas de aparato, causaron desconcierto en muchos luchadores por la libertad y pusieron un rumbo que los acerca más a la recuperación de una autonomía retaceada que a la concreción de la República Catalana. Unos y otros apoyaron la investidura de Pedro Sánchez, los PGE y sembraron expectativas en los opresores. En sociedad, encabezaron una gestión de Govern que sostuvo las ganancias capitalistas, se lavó las manos ante los cierres de fuentes de trabajos y no privilegió la inversión en sanidad pública. Incluso usaron a los Mossos d´Esquadra para realizar desalojos y reprimir luchas callejeras. No se puede depositar confianza en las variantes que representan los intereses de la burguesía catalana, por eso no hay que votarlos.

La CUP y el Nou Cicle

Durante el Govern de Quim Torra (JxCat) que fue destituido por el régimen y la posterior gestión de Pere Aragonés (ERC); en el Parlament y en el Congreso Nacional, la CUP se ha ubicado como oposición, siendo crítica del gobierno español y el catalán, exigiendo medidas para que la crisis la paguen los ricos y las empresas del IBEX35. Al mismo tiempo, se desarrollaron postulados ante las cuales hemos expresado fraternalmente nuestra opinión discrepante. Lo hicimos porque se abrían a la posibilidad de integrar un eventual futuro Govern y le tendían la mano a sectores que actúan como correa de transmisión de la burguesía catalana con el planteo de “Unidad estratégica”. Además, firmaron un acuerdo con Guanyem, que ubicó a Dolors Sabaters como cabeza de lista, que tiñó la precampaña de un perfil reformista y personalista.

Ante este curso, Endavant, componente de la CUP, publicó un comunicado crítico. También expresaron su incomodidad otros grupos y, fundamentalmente, las asambleas territoriales. La conducción corrigió algunos aspectos de la campaña, primero con la firma del “Acuerdo Político por la Confluencia” y luego con el “Document del Consell Politic Extraordinari + GAP”. Los documentos tomados en su conjunto y el programa “Un Nou Cicle per Guanyar” no han superado totalmente las ambigüedades, pero hay postulados positivos en la dirección de sostener la ruptura con el régimen y con el sistema capitalistas.

Voto crítico

Por todo lo expuesto, desde SOL llamamos a votar a la CUP, frente a los partidos constitucionalistas, las inconsecuencias y defecciones de las formaciones independentistas mayoritarias. Sus propuestas contra el avasallamiento a los derechos democráticos y sociales constituyen la única opción electoral anticapitalista contra el régimen del ´78.  Lo haremos críticamente, debido a las ambigüedades que persisten en algunos de sus postulados. Y nos ubicamos junto a lxs compañerxs que dan pelea para que el proyecto anticapitalista no decante en el posibilismo reformista en el que cayeron SYRIZA, Podemos, los Comuns o Bildu. Hay una disyuntiva de hierro: tomar el camino de la independencia de clase, la República Catalana, socialista, gobernada por los trabajadores y el pueblo o ser furgón de cola de los intereses burgueses que llevan a la autodeterminación por una vía muerta.

Nos dirigimos a las organizaciones que se reivindican socialistas, revolucionarias e internacionalistas. Es un hecho que no hemos coincidido en conformar un Frente de Izquierda Radical como hemos propuesto, ni tampoco en cuanto al voto para el 14F.  Anticapitalistas aún no se ha pronunciado públicamente. La CRT lo ha hecho por el voto nulo o abstención y la Corriente Roja por el voto a la Candidatura de las Represaliadas. Por su parte, Lluita Internacionalista (LI), que integra el GAP (Grupo de Acción Política) votará a la CUP y desde SOL también lo haremos, aunque en nuestro caso, críticamente. Más allá de las distintas tácticas electorales, queda por delante dar pasos para conformar un polo que exprese posiciones alternativas en forma unitaria, teniendo como horizonte conformar un Frente de Izquierda.

Hay que dar vuelta todo

El gobierno, el régimen 78 y el sistema capitalista no pueden resolver en forma progresiva los grandes problemas de salud, vivienda, educación, destrucción del medio ambiente, machismo patriarcal, xenofobia y discriminación que afectan a la mayoría de la sociedad. Sí se mantienen en pie no se debe a que sean todopoderosos, sino al sostén que les brindan las direcciones políticas y sindicales.  

La lucha contra la pandemia requiere un sistema único de salud, público, gratuito y universal. A la par, no hay que permitir que con la excusa del Covid se recorten libertades y derechos sociales elementales. Para enfrentar los ajustes actuales y los que vendrán, hay que rebelarse y exigir a UGT y CC.OO. un plan de lucha que desemboque en huelga general. Es fundamental retomar el embate por la autodeterminación y la amnistía. No hay que permitir que los poderosos siembren el miedo, la pasividad y la resignación.

Son cada vez más los pueblos del mundo que dicen basta en Latinoamérica, el Líbano, Estados Unidos, Túnez, Bielorrusia y más cerca en Francia e Italia. Ellos señalan el camino a seguir para que la crisis no la paguen los trabajadores y los pueblos. A la par, construir alternativas socialistas revolucionarias con apoyo de masas se torna una tarea cada vez más urgente y es la estrategia por la cual militamos quienes integramos SOL y la Liga Internacional Socialista.