JJOO Tokio 2020: Con reclamos contra el machismo y la discriminación
Los atletas reflejaron algunos reclamos cotidianos de la sociedad.
Finalizaron los Juegos Olímpicos Tokio 2020, en un contexto de pandemia mundial y bajo el lema “Unidos por la Emoción”, fue la competición mundial más esperada y no por eso la que ha generado menos controversias. Según la Carta Olímpica son valores del olimpismo el respeto -por uno mismo, por el cuerpo propio, por los otros (…) – y la no discriminación, así como el humanismo, la solidaridad… Al igual que la sociedad, los Juegos Olímpicos han evolucionado desde su nacimiento en 1896, pero en pleno Siglo XXI aún hay algunas leyes del deporte, que parecen ir de lleno contra algunos de esos principios que enarbola el movimiento olímpico.
Y si bien en los primeros juegos, celebrados en Atenas en 1896, las mujeres estaban totalmente ausentes y, en los siguientes, en 1900, su representación sería tanto solo del 2%, hubo que esperar 114 años para que la participación fuera «casi» igualitaria. Otro dato, los Juegos de Londres de 2012 se llamarían los “Juegos de la Mujeres” por el récord de participación femenina y por haber sido la primera vez que las mujeres compitieron en todas las categorías. Con estos antecedentes y atravesando una cuarta ola feminista a nivel mundial, era de esperar que la participación de las mujeres y las disidencias sexuales fuera a primar en Tokio. Sin embargo, se destacaron las actitudes discriminatorias y machistas.
A pocos días de la ceremonia de apertura, llegó la primera noticia cuando la Federación Europea de Balonmano (EHF) impuso una multa por el uso de «ropa inadecuada” al equipo noruego de balonmano de playa. Según las propias jugadoras “los calzones (bragas, pantaletas, bombachas, en distintos países de América Latina) que les dijeron que usaran en su última competencia era demasiado restrictivos, sexualizados e incómodos”. Por eso, decidieron jugar, al igual que los hombres, con pantalones cortos. Algo que según la Federación “no concordaba con las regulaciones sobre el uniforme de atleta que figura en el reglamento de juego de balonmano de playa de la Federación Internacional de Balonmano». El resultado fue una multa económica para la selección que Pink, cantante y activista feminista LGBTI+, se ofreció a pagar.
Es inaudito que en pleno Siglo XXI las mujeres no puedan elegir como vestirse, ni siquiera para hacer deportes. Y aunque desafortunadamente el debate en torno a lo que visten las mujeres atletas (y las mujeres en general) no es nada nuevo, son las propias jugadoras quienes hace años vienen quejándose sobre esta diferencia en los deportes de playa y han dicho que encuentran que el bikini es degradante y poco práctico. Pero ese no fue el único debate durante la competición. La capitana española de nado sincronizado, Ona Carbonell debió ir sin su hijo a Tokio e interrumpir la lactancia del niño. Las medidas que adoptó el Comité Olímpico hacían imposible que una madre lactante pueda viajar con su hijo, obligándolos a que elegir entre: ir a los Juegos Olímpicos e interrumpir la lactancia de sus hijos o quedarse en casa y tirar a la basura el duro trabajo de cuatro años.
Por su parte, las integrantes del equipo alemán de gimnasia artística decidieron utilizar un uniforme completo durante la competición para ponerle fin a la «sexualización» de la disciplina. La decisión de las atletas fue advertida en las eliminatorias de gimnasia, cuando se las vio con un uniforme que les cubría todo su cuerpo. En palabras de Elizabeth Seitz «queríamos mostrar que todas las mujeres, todo el mundo, debería decidir qué ponerse».
Decidir cuándo ser madre, decidir si un hijo toma o no la teta, decidir si la ropa que se usa es la más cómoda para la disciplina, decidir que el cuerpo no es un objeto de deseo, en fin…poder ser libres es el constante debate al que las mujeres de todo el mundo estamos expuestas de forma constante. Los JJOO pusieron de manifiesto algunas de las peleas anti discriminatorias y anti machistas que se dan en todo el mundo. Bienvenido sea. Como declaró la creadora de contenido digital y exabogada, Tova Leigh, «hay que llamar la atención cada vez que ocurre (…) porque tenemos que mostrar a las niñas, desde pequeñas, que el deporte es un lugar de mujeres».
Sin duda alguna, la mujer y la lucha por la igualdad en el deporte representa uno de los valores más destacados que sentaron las bases en Olimpia: la triunfante perseverancia. Frente al machismo y la discriminación de las autoridades, en los JJOO se expresó la solidaridad olímpica. Como con total acierto se describió en la nota “Olimpíadas. Géneros sin Fronteras”: El cambio viene latiendo desde hace rato. Es la ola feminista y disidente, las rebeliones populares con la juventud al frente, el movimiento negro y otra larga lista de luchas. Como reflejo de las luchas que hoy se alzan en todo el planeta, en Japón los gestos y acciones de atletas con compromiso visibilizaron banderas justas. En un mundo sin explotación ni fronteras, todo el deporte olímpico mostrará nuevos y más altos valores de solidaridad, hermandad y compañerismo. Los atletas de salto en alto Gianmarco Tamberi y Mutaz Essa Barshim, italiano uno y qatarí otro, que acordaron no desempatar y compartir el oro, son apenas un anticipo.”