Guerra Rusia-Ucrania. Otra polémica con el PTS y su corriente internacional

A continuación volvemos a debatir con el análisis, la caracterización y la política del PTS y su Fracción Trotskista por la Cuarta Internacional frente a dicha guerra, postura que consideramos de conjunto equivocada, expresada nuevamente en una reciente nota de la compañera Claudia Cinatti publicada en La Izquierda Diario[1].

Pablo Vasco

Comencemos por una cuestión metodológica elemental: para todo militante trotskista o tan siquiera marxista, siempre el análisis de cualquier situación política determinada tiene como eje ordenador la lucha de clases. Es decir, desmenuzar lo mejor posible cómo se encuentra la relación de fuerzas entre las clases sociales en pugna y cuál es su dinámica más probable. Dejar este elemento de lado o minimizarlo lleva a hacer análisis y caracterizaciones de tipo economicista o de geopolítica superestructural, pero en mayor o menor medida alienados de la estructura social real y por ende erróneos.

Nos parece que esa falla metodológica sustantiva comete la nota en debate, lo que invalida fuertemente sus conclusiones. Dice, por ejemplo: “Si toda guerra se libra más allá del terreno estrictamente militar, en el caso de la guerra de Ucrania la extensión del campo de batalla es mundial y abarca la economía, la política, la geopolítica e incluso la lucha de clases”. ¿Cómo que “incluso”, como si la lucha de clases fuera el componente de menor importancia en esta y toda otra situación, aunque se trate de una guerra? La lucha de clases está bien presente allí y de múltiples formas: dentro de Rusia y de Ucrania, imperialista invasora la primera y semicolonia invadida la segunda, y también dentro de los países de la OTAN.

Pero no estamos sólo ante una desjerarquización de redacción. La nota de Cinatti se titula “La lógica de la escalada y los múltiples frentes de la guerra en Ucrania”. Y en efecto allí se analiza la guerra desde múltiples frentes: económico, energético, militar, geopolítico… pero no desde el frente decisivo: el de la lucha de clases. En definitiva, la autora atribuye los “reveses tácticos” militares rusos a que “el ejército ucraniano pertrechado por Estados Unidos y la OTAN decidió iniciar una contraofensiva” y al “armamento que generosamente le provee el Pentágono”. Es decir, unilateralidad acotada al aspecto militar.

Aun en una guerra, el factor militar no es la clave

Si el poderío militar fuera el factor determinante para el triunfo de tal o cual bando, todos los resultados de los conflictos armados estarían cantados de antemano. Con ese criterio, dada su evidente superioridad en el plano del armamento más moderno y sofisticado, los Estados Unidos imperialistas serían invencibles para toda la eternidad. Por fortuna para la humanidad y para la revolución socialista, esto no ha sido, no es ni será así.

Por citar un caso categórico de desigualdad de fuerza bélica, el triunfo de Vietnam sobre la ocupación del imperialismo yanqui en 1975 no tiene ninguna explicación centralmente militar, sino política, de la lucha de clases: el heroísmo, alta moral y apoyo popular de la guerrilla comunista del Vietcong versus la baja moral de las tropas yanquis y las masivas movilizaciones anti-guerra dentro de la propia Norteamérica invasora. Más cerca en el tiempo, con sus particularidades, esto también se expresó en las duras derrotas militares norteamericanas en Irak y Afganistán.

La provisión de armas de la OTAN a las fuerzas armadas de Ucrania es un hecho innegable, dado el interés imperialista en fortalecer su injerencia en toda la región. No obstante, esa provisión es limitada. Inclusive Cinatti reconoce que Biden no ha cruzado la ‘línea roja’ de pertrechar a Ucrania con armamento de precisión que pueda alcanzar territorio ruso”. Entonces, ¿a qué se debe el avance de las tropas ucranianas y el paralelo retroceso de la ofensiva rusa? Entre las más de 2.500 palabras de su larga nota, la autora no hace ni la más mínima referencia a la tenaz resistencia de la población ucraniana frente a la invasión a su país. Al inicio, Putin preveía una rendición ucraniana relámpago, tomar la capital Kiev e instalar allí un gobierno títere. No pudo. Luego ocupó las zonas rusófonas del sudeste ucraniano -Donetsk, Lugansk, Jerson y Zaporiyia- y montó el tramposo plebiscito de resultado cantado. Tampoco le resultó, porque no cuenta con tropas eficaces para consolidar el control. Y después se estancó y ahora está retrocediendo, por lo que tuvo que apelar a 300.000 reservistas, con el consiguiente aumento de las protestas en Rusia pese a la durísima represión. En estos últimos días, sus bombardeos con misiles a instalaciones civiles en Ucrania expresan más desesperación que solidez ofensiva y nadie puede descartar que Putin apele a utilizar su arsenal nuclear, lo que obviamente desataría gravísimas consecuencias.

Además de la cuestión de las armas, hay otra explicación de fondo para el avance ucraniano: la alta moral de sus tropas y su población, que con todo derecho defienden su territorio, en abierto contraste con la baja moral de las tropas y la población rusas, que cada vez más sienten dicha guerra tal como lo que en verdad es: ajena por completo a sus intereses. El general y teórico militar alemán Karl von Clausewitz, a quien el PTS gusta citar, resaltaba la importancia cualitativa de los componentes morales en una guerra al considerar que “constituyen el espíritu que permea la guerra como un todo y en su primera etapa establecen una estrecha afinidad con la voluntad que mueve y lidera a la masa, prácticamente emergiendo con ella, debido a que la voluntad es en sí misma una cantidad moral”[2].

  • Una prueba de la baja moral militar rusa es el abandono de pertrechos, incluidos tanques de última generación T-90, alguno hasta con su manual de instrucciones sin abrir. Según informes de inicios de octubre, “Ucrania habría capturado 460 carros de combate rusos, 92 obuses autopropulsados, 448 vehículos de combate de infantería, 195 vehículos blindados y 44 sistemas de cohetes de lanzamiento múltiple, aunque el número real es probablemente más alto”[3]. Y es una retirada a la desbandada, sin antes destruir o inutilizar ese armamento aun a sabiendas de que quedará en manos del enemigo.
  • “Me niego a continuar mi servicio en la operación especial en el territorio de Ucrania, por falta de permiso y agotamiento moral”, dice la carta de un jefe de sección militar a sus superiores, hallada en la ciudad de Izyum tras la huida de tropas rusas[4].
  • “Videos recientes en las redes sociales… muestran a reclutas rusos tiritando, encendiendo fuegos en los campos por la noche con temperaturas bajo cero: ‘Esa no será una situación en la que tengas la moral alta durante el invierno’. Otro video muestra a reservistas de la región de Omsk preguntando cuándo se les pagará; los funcionarios locales responden que no tienen los fondos…”[5]
  • “‘Me critican por llevar a la gente a la depresión con mis noticias… bueno, el momento es tal que no habrá buenas noticias en el futuro cercano’, escribió Aleksandr Kots, un periodista pro-Kremlin que viaja con el ejército ruso… ‘No tenemos suficiente gente… se ha instalado el cansancio… ya no quedan fuerzas para aferrarse a los territorios ganados’.”[6]
  • Hay síntomas similares provenientes hasta del Grupo Wagner, el batallón mercenario ruso creado por el millonario Prigozhin cuyos miembros cobran entre 4.000 y 5.000 dólares por mes[7]. En la propia Rusia, la salida de cientos de miles de ciudadanos hacia otros países para no ser convocados, y el hecho de que el Kremlin recluta entre delincuentes presos a cambio de rebajar o anular sus penas, confirman el creciente descontento social hacia la guerra.

Lógicamente, crece la moral de las tropas ucranianas que defienden su país para liberarlo de la invasión de una potencia imperialista extranjera y, en cambio, va en baja la convicción de las fuerzas rusas, enviadas por Putin a morir en una guerra que no les es propia. A este factor básico que es el nivel de moral y convicción política en los bandos en pugna, la nota del PTS no hace la menor referencia. Es la consecuencia de minimizar la lucha de clases, a lo que se suma su errada caracterización en cuanto al carácter mismo de la guerra.

Tanque ruso incautado por las tropas ucranianas en Lyman.

Qué tipo de guerra, qué tareas para los revolucionarios

“¿Cuál es la situación real?”, se pregunta el PTS en su nota. Y se responde: “Imposible de saberlo con certeza”. Luego se limita a reconocer lo obvio, “la ofensiva ucraniana ha cambiado la dinámica y ha acelerado los ritmos de la guerra”, y sólo anticipa ambigüedades: “se ha abierto una nueva coyuntura político-militar muy fluida, una fase transitoria tensionada…”

En realidad, lo nuevo de la guerra es que se fortalece una de las hipótesis abiertas: la posibilidad de que Ucrania pueda ganar y Rusia perder. Por lo pronto, aparte de las reticencias hacia la estrategia de Rusia por parte de sus socios China e India, sólo el dictador checheno Kadyrov y ahora su par bielorruso Lukashenko le prometen algún apoyo militar, mientras en cambio se distancian muchos de los gobiernos de los países de la región de influencia rusa: Armenia, Tayikistán, Kazajistán, Uzbekistán y Kirguistán.

Desde ya, nadie tiene la bola de cristal. Pero se podría tener mucha mayor “certeza” si al menos se tomaran en cuenta las opiniones de las organizaciones sindicales y políticas de Ucrania, Rusia y el resto del Este europeo que son independientes de sus gobiernos y opositoras, empezando por las organizaciones del trotskismo. Pero el PTS y su Fracción Trotskista internacional, y máxime careciendo de toda implantación en la región, ni se molestan siquiera en consultar.

Detrás de esa suficiencia ajena a un método revolucionario está su errónea caracterización de la guerra, que según la nota “cada vez más ha adoptado un carácter de ‘guerra proxy’ de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia a través del bando ucraniano” Guerra proxy significa una guerra subsidiaria, por cuenta o en tierra de otros. Es decir, el PTS está casi a punto de definirla como una guerra entre imperialismos, lo cual es un error garrafal, de hecho funcional a Putin.

Nada que ver. Como lo venimos sosteniendo desde la LIS, esta guerra combina dos conflictos: el enfrentamiento interimperialista entre Rusia y la OTAN-Estados Unidos por ganar influencia y la guerra justa de liberación nacional o de autodefensa de la Ucrania invadida contra la Rusia invasora. Por supuesto, la necesaria solidaridad internacionalista con la resistencia ucraniana de ninguna manera implica apoyo político al gobierno capitalista de Zelensky. Al revés: es preciso denunciar que aprovecha la situación de guerra para atacar los derechos de la clase trabajadora y favorecer a los capitalistas.

Como bien lo señala en otra nota de polémica con el PTS nuestro compañero Sergio García: “En las guerras no hay espacio para hacer propaganda fuera de la lucha militar real, ni para supuestas neutralidades o derrotismos dentro del país invadido, que sólo conducen a favorecer a la potencia invasora. Como tampoco puede construirse un partido revolucionario dentro de Ucrania sin ser parte activa de la resistencia obrera y popular para que triunfe frente a sus opresores de la Rusia de Putin. Sólo una mirada lejana, de izquierda occidental, puede no ver que esta ubicación es esencial para una política revolucionaria en todo el Este europeo. Y quien no se ubica así no puede avanzar en tener organizaciones revolucionarias en toda esta inmensa región. Felizmente la LIS con esta política, en una situación difícil, sigue organizando trabajadores y jóvenes, avanzando con nuestra sección ucraniana, bielorrusa y con compañeros en Rusia hoy perseguidos por el régimen.”[8]


[1] https://www.laizquierdadiario.com/La-logica-de-la-escalada-y-los-multiples-frentes-de-la-guerra-en-Ucrania

[2] Clausewitz, Carl Von; On War (Sobre la guerra); Princeton University Press. Princeton, New Jersey. 1984. Book three On Strategy in General (Sobre la estrategia en general), Chapter one.

[3] https://www.larazon.es/internacional/20221006/qw7yksfsrfgr3oq3poppkjby4a.html

[4] https://www.tf1info.fr/international/guerre-ukraine-russie-contre-offensive-ukrainienne-des-lettres-de-soldats-russes-confirment-l-epuisement-moral-des-troupes-2232514.html

[5] https://www.economist.com/briefing/2022/10/06/ukraines-military-success-is-reshaping-russia-as-well-as-the-war

[6] https://www.theguardian.com/world/2022/oct/05/attempts-to-play-down-retreats-ukraine-russia-war-kremlin-military-failure

[7] https://cnnespanol.cnn.com/2022/10/07/moral-desploma-wagner-ejercito-privado-putin-guerra-rusia-ucrania-trax/ 

8 https://lis-isl.org/2022/09/30/cambios-en-la-guerra-de-ucrania-motivos-consecuencias-y-debates/