Estado español: 28M, adelanto electoral, desafíos y oportunidades de la izquierda
En las elecciones municipales del 28 de mayo, los integrantes de la “coalición progresista” de gobierno han recibido un duro golpe. El PSOE perdió votos y poder en sus “feudos”. Podemos ha profundizado su languidecer. El PP le ha dado el triunfo a la derecha y Vox el mayor crecimiento a la ultraderecha. Ambas formaciones se fagocitaron los votos de Ciudadanos, que ha quedado al borde de la extinción. Hay una relación directa entre la debacle de los reformistas y el auge de los sectores políticos más retrógrados. Sánchez respondió a la derrota adelantando las elecciones generales para el 23 de julio. En una situación de crisis que navega en un mar de polarización, el movimiento hacia la derecha expresado en las municipales no garantiza de antemano un triunfo en las presidenciales, aunque la tendencia existe. Hace falta un frente de la extrema izquierda, que avance en reagrupar a las fuerzas anticapitalistas y se transforme en una alternativa a los partidos del régimen y el sistema. En esta nota expresamos un primer balance que se completará con los acuerdos que conformen gobiernos.
Una clara derrota del PSOE
Los resultados de la elección municipal indican que el PSOE perdió en capitales de provincia en las que gobierna y en casi todas las Comunidades Autónomas. Se trata de una derrota contundente que activó todas las alarmas de peligro en el principal partido de gobierno, ante la evidencia de que el PP está en plena disputa por la presidencia con posibilidades de reconquistarla.
Podemos, un retroceso más que coyuntural
Podemos sigue cayendo. Perdió diputados en Madrid, Valencia, Asturias, Aragón, Islas Baleares y Canarias. Como sus propios dirigentes reconocieron, fueron malos resultados “para todo el bloque progresista”. En el marco del retroceso del espacio reformista, IU salió mejor parada que Podemos en las comunidades en donde se presentó por separado. No se trata sólo de un retroceso coyuntural. Asistimos al languidecer de una formación que tuvo la oportunidad histórica de abrir una brecha de cambios profundos en el bipartidismo español. Sin embargo, su incorporación al gobierno burgués y su adaptación político-programática a “la casta” han colaborado en la colocación de una lápida sobre el 15M, con un epitafio escrito con la tinta del régimen del ’78.
Ciudadanos perdió por nocaut y abandonó
Ciudadanos confirmó su camino hacia la extinción. Desapareció de todos los parlamentos autonómicos y de las grandes ciudades. El derrotero de ascenso y caída de los naranjas fue vertiginoso: en el 2019 obtuvieron el 8,73% de los votos y fueron decisivos, en el 2023 sacaron el 1,3% de los sufragios y son irrelevantes. Ciudadanos quedó tan mal parado que renunció a presentarse en las elecciones adelantadas.
El Partido Popular fue el gran ganador
El PP fue uno de los grandes ganadores de la jornada. Reforzó su poder en la Región de Murcia y en la Comunidad de Madrid, donde la reaccionaria Isabel Díaz Ayuso logró una amplia mayoría absoluta, algo similar sucedió en La Rioja. Le arrebató el poder al PSOE en los comicios autonómico de seis territorios, ganó en Cantabria, Aragón, Baleares y en la Comunidad Valenciana. Perdió en Extremadura, pero, aun así, podría conformar mayoría absoluta con Vox. A esto se suma el vuelco electoral ya concretado en Andalucía en 2022, con mayoría absoluta en la Junta. Tras la asunción de Alberto Núñez Feijoó en la conducción partidaria, en reemplazo de Pablo Casado, el corrupto PP muestra una recuperación electoral que acrecentó sus expectativas de arrebatarle el poder a Sánchez.
Vox fue el de mayor crecimiento
Vox casi duplicó su apoyo en votos y fue el partido que más creció también en cargos obtenidos. Desde esta ubicación, la ultraderecha ha mejorado sus posibilidades de pactar con el PP para formar gobiernos autonómicos y locales en común en: la Comunidad Valenciana, Aragón, Islas Baleares, Cantabria y Extremadura; como ya lo había hecho en Castilla y León.
Los reformistas, el crecimiento de la derecha y el bipartidismo
Los reformistas de la “coalición progresista” PSOE-Podemos tienen responsabilidad en el auge de la derecha y la ultraderecha, principalmente porque han causado una profunda decepción en la vanguardia y en amplios sectores sociales. Sus promesas de cambios profundos se diluyeron en maquillajes para sostener al capitalismo y al régimen del ‘78. Sus compromisos de anular las leyes Mordaza y de Reforma Laboral, entre otras, quedaron en la nada o en modificaciones parciales. Los planteos de “izquierda” en las palabras se expresaron como medidas coincidentes con la derecha en los hechos. Ante la pandemia siguieron con los recortes que destruyeron la sanidad. Con la crisis de la economía capitalista, los más favorecidos fueron los ricos, los empresarios y los banqueros. El pueblo trabajador sigue viendo como empeora el nivel de vida con una inflación que achica los salarios. Ante esta realidad, y la ausencia de una dirección revolucionaria ampliamente reconocida, la derecha y la ultraderecha han capitalizado electoralmente el descontento social. En España y en todo el mundo, el bipartidismo se alimenta de un movimiento pendular oscilante entre el reformismo y la derecha, al que es necesario quebrar con la formación de alternativas de izquierda consecuente.
Adelanto electoral, mezcla de miedo y maniobra
El PSOE respondió al golpe sufrido con una inmediata convocatoria a elecciones anticipadas para el 23 de julio. Por un lado, lo hizo con miedo a que su desprestigio siguiera avanzando hasta la cita original de diciembre y se transformara en irreversible. Por otro lado, Pedro Sánchez intenta recrear una maniobra que ya hizo luego de la foto de Colón que retrató juntos al PP, Vox y Ciudadanos. En ambos casos aparece una justificación similar: “combatir la ola reaccionaria” concentrando el voto progresista tras de sí. Tanto los reformistas como la derecha apelarán más que nunca a las consignas de “democracia o fascismo” y “Sánchez o España”, como falsas opciones de quienes se enfrentan electoralmente, pero comparten la defensa del sistema capitalista y del régimen monárquico-parlamentario moldeado por el franquismo. Todo abona a la crisis económica y política que cruza al Estado español.
Un indicativo que no es resultado cantado para el 23J
Ni el nombre de Pedro Sánchez, ni el del Núñez Feijóo, figuraban en las boletas, pero ambos se implicaron en las campañas municipales dándole el carácter de un plebiscito sobre la gestión presidencial y la voluntad de cambiar. Como resultado, el PP obtuvo una distancia porcentual de tres puntos sobre el PSOE, en una tendencia homogénea en todo el país. Aunque es un hecho que las municipales, casi siempre, fueron el preludio de la consolidación de una tendencia en las generales, esto no garantiza un resultado cerrado de antemano el 23J. Hay muchos factores dinámicos en juego, en un país en crisis en el cual los cambios bruscos son habituales. La polarización es un fenómeno que no expresa solamente el crecimiento electoral de la derecha sino también a los sectores que resisten este curso, a los trabajadores y los pueblos que luchan, a las personas que le plantan cara a lo más retrógrado y anacrónico del capitalismo y su régimen de opresión.
Los replanteos, una necesidad en la izquierda anticapitalista
En Cádiz, el PP regresará al gobierno de la ciudad con mayoría absoluta. Adelante Izquierda Gaditana sacó siete concejales menos que en la anterior legislatura, sellando el final de la gestión de José María González «Kichi». En ocho años, el “Ayuntamiento del Cambio” viró hacia el “Ayuntamiento Responsable” con los poderes y esto ha tenido consecuencias. Tampoco le fue bien a Adelante Andalucía, el proyecto encabezado por Teresa Rodríguez que no obtuvo ninguna representación de importancia.
El proyecto de Anticapitalistas, cada vez más adaptado al régimen institucional, alejado de la movilización y la autoorganización debería ser motivo de una profunda reflexión y de un cambio del rumbo, más aún luego del fracaso final del NPA en Francia.
En Catalunya, los resultados de la CUP fueron desiguales, por ejemplo, con buenas votaciones en Girona y más flojas en Barcelona. Las elecciones catalanas y la intervención de la CUP, en algunas de cuyas listas participó SOL, serán motivo de una nota aparte.
Por un frente de la extrema izquierda
El PSOE y Podemos no son ni de izquierda ni socialistas, es un hecho evidente. SUMAR es el reciclado, una fotocopia borrosa de la «gestión progre» proyectada a futuro que traerá nuevas frustraciones porque no plantea cambios de fondo. Por lo pronto, también está claro que los desastres de los reformistas colocan en la realidad la oportunidad y la necesidad imperiosa de un reagrupamiento de la izquierda. Que apoye consecuentemente las luchas obreras, feministas, de los inmigrantes, los ecosocialistas y por la autodeterminación de Catalunya. Que se postule como alternativa al bipartidismo y al chantaje del “mal menor” que enarbolan los reformistas y también a los reaccionarios postulados de la ultraderecha, para enfrentarla no sólo en las instituciones, como pretenden el PSOE y Podemos, sino también en las calles y en cualquier lugar en el que asomen la cabeza. Con un programa de independencia de clase que brinde respuestas a las necesidades inmediatas de las grandes mayorías, impulsando la movilización y exigiendo la huelga general. Con la estrategia de un gobierno de los trabajadores y el pueblo y un sistema socialista. Un llamado de Anticapitalistas y la CUP en esta dirección sería un gran paso adelante que las corrientes que nos reivindicamos socialistas revolucionarias, como SOL, LI, CRT, CR e IR, deberíamos impulsar con todas nuestras fuerzas. Alejados tanto del oportunismo como del sectarismo autoproclamatorio que fragmenta a la izquierda.